El 28 del pasado mes de octubre fue lanzado el partido político Dignidad, que solicitó el respectivo reconocimiento por parte del Consejo Nacional Electoral y está realizando sus asambleas territoriales para designar a sus propias directivas, como sucedió en Antioquia y Santander, que reunieron cada una cerca de doscientos dirigentes. El nacimiento de Dignidad como partido político va a marcar un hito en la historia nacional, puesto que le ha propuesto al pueblo un contenido como Programa para unir a Colombia, que tiene como objetivo básico cuatro aspectos fundamentales, que abarcan transversalmente todos los graves problemas que aquejan a los colombianos, y parte del reconocimiento de que este país, desde antes de la pandemia, arrastra una enorme crisis económica y social y graves problemas de corrupción, violencia e inseguridad. Son apenas cuatro páginas que recogen en esos cuatro temas los aspectos centrales que permitirán unir a los colombianos en torno a la defensa del país, la democracia, la vida, la producción y un trabajo digno.
El primer eje que plantea Dignidad es el rescate de la soberanía y unas relaciones internacionales de respeto y beneficio mutuo, en donde la dirigencia colombiana deje de ser la alfombra para las imposiciones de los organismos internacionales, producto de lo cual firmaron Tratados Comerciales asimétricos con Estados Unidos y Europa y se sometieron a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), convertidos en herramientas de aplicación del modelo neoliberal. Un segundo eje tiene que ver con “democracia y Paz”, que pasa por “la garantía y el respeto de los derechos de las personas a ejercer y promover sus ideas políticas en el marco de un Estado democrático y pluralista... Rechazando el uso de la violencia y el terrorismo para resolver los conflictos políticos, económicos o sociales... Luchando contra cualquier forma de corrupción, clientelismo y saqueo de los recursos públicos”.
En el tercer eje propone la “democracia económica” como una forma de “promover la producción industrial, manufacturera, artesanal, agropecuaria, forestal y acuícola y la prestación de servicios por parte de los colombianos a partir de políticas de compras públicas, la sustitución de importaciones, la renegociación de los TLC cuya ejecución ha dejado un balance negativo, la promoción de exportaciones con valor agregado, un sistema tributario progresivo y facilitar créditos blandos y subsidiados. También promover la mejora de las condiciones en las que se prestan los servicios públicos empresariales. El Estado jugará un papel regulador y no renunciará a la propiedad y gestión directa de los servicios públicos básicos y de sectores estratégicos. Serán suspendidas las privatizaciones. Promoverá que el sector financiero se ponga al servicio del país”. Y el cuarto eje cobija los “derechos universales”, que busca “la universalización de los derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales en pro del bienestar para la población, dedicando los mayores esfuerzos a sentar las bases para construir una Colombia social e integralmente justa; entre muchos aspectos plantea una reforma laboral democrática que restituya los derechos conculcados a los trabajadores y aumente los sueldos y los salarios según las ganancias reales de las empresas estatales y privadas". Es una gran propuesta para unir la producción con los trabajadores por: ¡soberanía, democracia, paz, lucha contra la corrupción, fomento a la producción y trabajo estable y digno!