Hacía tiempo que no se escuchaba en la nación un discurso de corte tan liberal como el que pronunció el procurador Fernando Carrillo Flórez ante el Congreso, al ser elegido recibiendo un mandato tan claro, muy consistente con su trayectoria pública, desde que lideró el proceso de la séptima papeleta que condujo a la Constituyente del 91.
Tal como es de su su talante, se comprometió a ser garante de “todas, absolutamente todas, las tendencias de pensamiento, especialmente si estas son contrarias a las de la mayoría”, para que todos los ciudadanos puedan ejercer sus derechos; verdadera esencia de la democracia que convenció a la nación, de que va a ser el procurador que se necesita para afrontar los difíciles retos del posconflicto.
El doctor Carrillo comprende como el que más, la importancia de una procuraduría inclusiva para el posconflicto, y no tengo duda de que la encarnará, pero me quiero referir al resto de su discurso.
Cuando el procurador dice que dará garantías para que se aplique la Justicia, y que esta ha sido el “motivo principal de (su) vida en lo público”, es demasiado importante porque la crisis que atraviesa nuestro sistema de justicia, impacta a diario a muchos ciudadanos que acuden ante jueces y tribunales que no expiden decisiones ajustadas a derecho, o las dilatan, vulnerando de igual forma ese derecho fundamental; lo que ha llevado al peligroso descrédito del Poder Judicial en muchas de sus instancia
Carrillo enunció que la Procuraduría nunca será
un instrumento de persecución política,
vital en un país polarizado y dividido como es hoy Colombia
Además enunció que bajo su mandato, la Procuraduría nunca será un instrumento de persecución política, vital en un país polarizado y dividido como es hoy Colombia, aunque más significativo que haya dicho que, hoy más que nunca es necesario un ministerio público que entienda que no somos un país dividido por la política sino unido por el anhelo de la PAZ, y de veras, como el mismo lo reconoce, que es un honor llegar a la Procuraduría en este momento de transición hacia la PAZ.
“Es inconcebible que no hayamos sido capaces de llevar servicios básicos a todo el territorio nacional”. Es cierto que todo lo anterior es fundamental, pero quiero destacar que tenemos un procurador sensible en lo social, que considera los derechos sociales y económicos como “una premisa mayor”, para quien es sustancial que los servicios públicos lleguen a todos los ciudadanos, así como que se brinde una atención en salud de calidad, y otros servicios básicos; pero más valioso aún, que reconozca que estos derechos sociales y económicos están siendo vulnerados por la corrupción, a la que se compromete atacar radicalmente.
Es inaudito que, en el actual grado de desarrollo de Colombia, todos nuestros conciudadanos no disfruten de todos los servicios públicos, y servicios básicos como la salud, debido a la corrupción que se traga buena parte de los recursos, lo que genera desigualdad y falta de oportunidades para los más débiles.
Por último quiero destacar el acompañamiento que ofreció a mujeres, víctimas, adultos mayores, personas con discapacidad, indígenas, afrocolombianos, y a todas las minorías excluidas, para que su voz llegue a las diferentes instancias del Estado, integrando un Consejo Asesor de la Sociedad Civil, novedoso como una política interna impulsada por el propio procurador.
Así como destacable también ofrecerse como aliado para que los débiles puedan obtener la igualdad.
Deseo el mayor éxito al doctor Carrillo, pues tiene todas las credenciales para hacer una excelente gestión al frente de la Procuraduría.
Comentario al margen: La reciente nota de Juan Gosaín muestra la dolorosa decadencia de Bogotá y sus varias malas administraciones, pues para solo referirme a la movilidad, cabe anotar que el primer estudio para contratar el metro, data de 1981.