Lo sucedido con la minga en el departamento del Cauca y el presidente Duque tiene muchas aristas que permiten numerosos análisis a cuál más de complejo. ¿Se trata solo de terquedad de las dos partes involucradas, indígenas y gobierno? Si la respuesta es afirmativa es muy grave porque demuestra que ese mal de la Colombia actual, profundamente dividida, llena de prevenciones ha llegado a sectores con poder sobre sus comunidades, pero más grave aún, impregnó inclusive al gobierno actual. ¿Se trata de mutua desconfianza, de no creer en la palabra del otro? Gravísimo, porque si ese es el sentimiento predominante entre sectores de la sociedad colombiana, y además el gobierno tampoco cree en la palabra de aquellos con quienes debe negociar, su gobernabilidad es absolutamente nula porque lo que tiene que hacer cualquier gobierno es exactamente eso: negociar y no precisamente entre sectores que estén de acuerdo.
Ahora bien, si el tema es que tenemos un presidente indefenso, el problema es peligrosísimo. No solo le impide de ahora en adelante salir a cualquier lugar donde haya un número importante de ciudadanos que no sean uribistas, lo cual es realmente imposible. Un presidente indefenso es el inicio del fin de un gobierno porque eso significa que la persona más importante del país, el Primer Mandatario,no tiene asegurada la protección de su vida y por consiguiente su capacidad de gobernar desde el territorio, una de sus promesas, es incumplible.
Un presidente indefenso es el inicio del fin de un gobierno
porque el Primer Mandatario no tiene asegurada la protección de su vida
y por tanto, el gobernar desde el territorio, una de sus promesas, es incumplible.
Probablemente el mismo gobierno no ha medido las consecuencias de poner como excusa la inseguridad de la vida del presidente Duque para que él no acudiera al parque donde estaba reunida la minga. Resulta que Colombia tiene el ejército más grande de América Latina, solo comparable al de Brasil, país que lo supera en tamaño y número de habitantes. Además, contamos con un cuerpo policial que se ha reconocido internacionalmente por su capacidad. Pero ahora resulta que toda esa capacidad no podía garantizarle la seguridad al presidente ni tampoco realizar los operativos necesarios —que dicho sea de paso sí se hicieron— para evitar cualquier desmán de alguno de los participantes en la reunión con los indígenas.
Un presidente de la República indefenso que puede ser víctima de un atentado anunciado, como ahora aseguran desde el fiscal general de la Nación hasta miembros de alto gobierno, es dramático para Colombia. Si esto le pasa al primer mandatario de la Nación, ¿qué le puede suceder al resto de colombianos que lideren cualquier tema? La protección real no existe para nadie. Permanecer vivo sería entonces un verdadero milagro porque protección real no existe para nadie.
Sería interesante conocer cómo se sienten todas las fuerzas de seguridad del país. Por lo menos han sido "pordebajeadas" por el mismo alto gobierno. Actitud muy injusta con miles de personas que diariamente exponen sus vidas para proteger a ciudadanos específicos y al resto de la sociedad.
Si un presidente de la República de cualquier país, pero particularmente de Colombia, un país que ha vivido en conflicto permanente por siglos), se siente indefenso no solo personalmente, sino que también así lo perciben sus colaboradores inmediatos, su credibilidad queda destrozada. ¿Será que el fiscal general de la Nación y todos los miedosos que acompañaron al presidente Duque en ese fallido encuentro no se han dado cuenta del costo que le han puesto a asumir al gobierno Duque? Y esto independientemente de lo que se puede venir en términos de inestabilidad social, porque se vendió la idea de un presidente desamparado a quien fácilmente se le puede atemorizar, además de un equipo que sale corriendo ante las amenazas. Este episodio es de mucha más gravedad de la que el gobierno le quiere atribuir.
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