En el Congreso del Perú tendrá lugar un nuevo episodio de la operación de acoso y derribo del gobierno de Pedro Castillo protagonizado por los defensores más vociferantes y tenaces del régimen neoliberal actualmente imperante en el hermano país. Una operación que se inició el mismo día del triunfo electoral de este maestro rural el pasado 16 de junio y que desde entonces no ha hecho más obtener una victoria tras otra. El 17 de agosto, a escasas tres semanas de su toma de posesión, Castillo forzó la renuncia de Héctor Béjar, su ministro de Relaciones Exteriores. Se había atrevido a anunciar su deseo de que el Perú tuviera una política exterior independiente de la de Washington y su propósito de reanudar las relaciones diplomáticas con el gobierno de Venezuela y eso fue suficiente para que la embajada de marras moviera ficha y los medios que le son fieles airearan ruidosamente unas declaraciones hechas años atrás por el conocido sociólogo, en las que pedía comprensión por las causas tan profundas como persistentes que explicaban la emergencia de un fenómeno tan violento como Sendero luminoso.
Esta concesión fue precedida por otras igualmente graves aunque más discretas: el nombramiento en ese su primer gabinete de Óscar Maúrtua en el Ministerio de Relaciones Exteriores, de Pedro Francke en el Ministerio de Economía y Finanzas y Aníbal Torres en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Tanto los antecedentes como el historial de los tres, alimentaron la sospecha de que el primero garantizaría el alineamiento con la política internacional de Washington, el segundo la continuidad de la ortodoxia neoliberal y el tercero la buena disposición del poder judicial a emprender campañas de acoso judicial a los opositores al régimen propias de la lawfare. Las sospechas no tardaron en ser confirmadas. Francke se opuso públicamente al nombramiento como primer ministro de Guido Bellido, destacado dirigente de Perú libre y por lo tanto comprometido con el programa político de este partido que defiende la intervención del Estado en la economía en beneficio de las mayorías populares. Y rápidamente los jueces lo involucraron en una investigación sobre acoso sexual. Lo mismo que vienen de hacerle a Richard Rojas, recién nombrado embajador del Perú en Venezuela, a quien acusan de financiación ilegal de Perú Libre. A pesar de estas maniobras, Castillo mantuvo en su cargo a Bellido y consiguió que el 28 de agosto pasado la moción de confianza en su gobierno fuera aprobada por el Congreso con una votación de 73 votos a favor, 50 en contra y 0 abstenciones.
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Castillo mantiene en sus cargos a Maúrtua (Relaciones Exteriores), Francke (Economía) y Torres (Justicia ) y ha reemplazado a su anterior ministro de Educación
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No duró mucho esta victoria. Poco después Bellido publicó un tuit en el que afirmó que si la multinacional que explota el principal yacimiento de gas del Perú no se aviene a renegociar el porcentaje de los beneficios que le corresponde al Estado se la podría nacionalizar. Los medios hegemónicos armaron de inmediato otro gran escándalo y Castillo, una vez más asustado, desautorizó a su primer ministro declarando públicamente que su gobierno garantizaría los intereses de los inversionistas extranjeros y viajando a renglón seguido a los Estados Unidos, donde se reunió con el Banco Mundial y el BID y con dichos inversionistas para reiterarles de viva voz su compromiso con la inversión extranjera. E hizo más: el 6 de octubre destituyó a Bellido y en su lugar nombró a Mirtha Vásquez, militantes del Frente Amplio y conocida defensora de los derechos humanos.
La sesión de hoy del Congreso obedece a la ley que obliga al presidente a someter a una moción de confianza a su gabinete cuando nombre o reemplace a su primer ministro. Y aunque diversos analistas peruanos dan por hecho que este nuevo gabinete será aprobado, dado que Castillo mantiene en sus cargos a Maúrtua, Francke y Torres y ha reemplazado a su anterior ministro de Educación – a quien acusaban de “sindicalista”- , no por ello serán menos agresivas las intervenciones de los defensores más radicales del neoliberalismo. Insatisfechos con las concesiones de Castillo, quieren también que la renuncia de Vásquez a la convocatoria de una asamblea constituyente destinada a desmontar el régimen neoliberal se redondee con la completa exclusión de la misma de la agenda política del gobierno de Castillo. Que sea arrojada a las tinieblas exteriores junto con Patria Libre, el partido que la defiende, el partido llevó a Pedro Castillo a la presidencia.