A un perro no lo capan dos veces, ¿o si?

A un perro no lo capan dos veces, ¿o si?

"El domingo se jugará el primer y más importante partido de Colombia y, aunque el resultado parece estar definido, ese día se conocerá si los votantes volverán a caer"

Por: Anibal Palacios Herrera
junio 15, 2018
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A un perro no lo capan dos veces, ¿o si?
Foto: EFE

Faltando 2 días para que Colombia elija al próximo presidente, parece inevitable que se repita la historia del 2010, cuando toda la clase política de Colombia se unió en segunda vuelta con el entonces candidato uribista, Juan Manuel Santos, para derrotar a Antanas Mockus; objetivo que se logró y le permitió a Santos consolidar la Unidad Nacional repartiendo ministerios y embajadas a sus antiguos contendientes.

Sin embargo, es evidente que la victoria de Santos en el 2010 no se debió a esa llamada Unidad Nacional, sino a su precedente uribista y, naturalmente, a haber contado con el apoyo  del entonces presidente Uribe.

Después de haber elegido a Santos por primera vez, en el 2014, con el proceso de paz en marcha y Santos alejado del uribismo, el principal motivo de campaña era la continuidad del proceso o terminar con el mismo. La existencia de un proceso de paz con una guerrilla de izquierda fue suficiente motivo para que desde el uribismo tildaran a Santos de "castrochavista", comunista y de querer volver a Colombia igual que a Venezuela, aun cuando Santos mostraba un manejo económico totalmente neoliberal, privatizaba empresas del Estado y, por ende, se mantenía totalmente alejado del modelo venezolano y, por el contrario, con un modelo económico similar al de Álvaro Uribe y la mayor parte de presidentes desde que se dio la apertura económica.

Más recientemente, durante la campaña del plebiscito por la paz en el 2016, después de cuatro años de negociación y de contar con el apoyo de toda la comunidad internacional, incluyendo las Naciones Unidas y los gobiernos de los países más poderosos del mundo, el pueblo colombiano le dijo no a los acuerdos de paz, por un estrecho margen. Esta derrota para el gobierno, se convirtió también en la mayor victoria del uribismo, ya que se daba por hecha la victoria del sí, que era respaldada con la mayor parte de los sectores políticos, mientras que al no solo lo respaldaban los sectores más conservadores, incluyendo al Centro Democrático.

De esta manera, el 2 de octubre de 2016, Uribe se impuso de nuevo como el mayor líder político de Colombia, luego de haber sido derrotado en las elecciones presidenciales de 2014, cuando su candidato, Óscar Iván Zuluaga, perdió en segunda vuelta. Este nuevo aire no se apagó ni siquiera cuando el 5 de octubre del mismo año, el gerente de la campaña del no, Juan Carlos Vélez, afirmó públicamente que el no había ganado con mentiras, engañando al electorado que salió a votar "verraco", en contra de que los expropiaran, les quitaran las pensiones para pagar salarios excesivos a los guerrilleros, Timochenko fuera presidente y nos volvieramos "una segunda Venezuela".

Esta "verraquera" de los sectores que apoyaron el no se ha fortalecido luego de que pocos meses después se aprobara un nuevo acuerdo con algunos de los cambios que exigen los mismos, por medio del Congreso.

Así mismo, la lenta implementación del acuerdo, las demoras en la JEP, la situación jurídica de Jesús Santrich en este momento y los nuevos brotes de violencia en algunos sitios que solían ser zonas guerrilleras han generado dudas sobre la eficacia del acuerdo.

Por otro lado, pasados cuatro años de que el uribismo dijera que Santos iba a replicar el modelo venezolano y luego de dos años de que se anunciara que Timochenko sería presidente en el 2018 y de que las Farc utilizarían millones de dólares para comprar votos para el Congreso, es evidente que ninguna de las apocalípticas predicciones del uribismo se cumplió.

Por una parte, el ingreso de Colombia a la Ocde, en pasadas semanas, no solo ratifica el modelo de libre mercado que se ha manejado en Colombia, sino que también significa que la situación económica del país no está tan delicada como asegura el uribismo. Por otra parte, cuando inició la campaña presidencial, Timochenko difícilmente podía hacerlo sin poner en peligro su vida, por lo que, a pesar de que se retiró por problemas de salud, es evidente que de ninguna manera hubiera sido presidente. Así mismo, el partido de las Farc solo obtuvo poco más 50 mil votos para Congreso, por lo que ni siquiera alcanzó el umbral, desmintiendo, de nuevo otro mito del uribismo.

Ahora bien, poniendo en evidencia que el Centro Democrático se ha dedicado a engañar de manera sistemática al pueblo colombiano, para esta oportunidad han indicado de nuevo que Petro nos va a convertir en una "segunda Venezuela" aun cuando tendría que gobernar con todo el Congreso como oposición y con todos los medios de comunicación en su contra; contrario a Duque, quien gobernaría con Congreso, medios y si cumple con lo prometido, también con la rama judicial de su lado, por lo que no existiría quien lo detenga en caso de que tome decisiones equivocadas.

El domingo se jugará el primer y más importante partido de Colombia y, aunque el resultado parece estar definido, ese día se conocerá si los votantes volverán a caer en los tradicionales engaños que ha utilizado el uribismo para dividir y perpetuarse en el poder o, si por el contrario, los votantes habrán aprendido de los engaños del pasado.

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