Muchos militantes de la desestabilizada industria política, llámese oposición o como cada cual prefiera, son quienes verdaderamente han politizado una noticia que debería llenarnos el corazón de esperanza. Faltan vacunas, sí, innegable realidad: ¿hay alguien que pueda decir que las entregas tienen características masivas? Lo dudo mucho. Hasta ahora sería hacer parte de la comunión con la falsedad. Pero es que lo que se puede hacer es esperar las negociaciones que, para bien o para mal, encabeza el presidente Iván Duque Márquez; los municipios están sometidos a una segmentación en la que prácticamente y en términos generales, no tienen influencia alguna. Rionegro y La Ceja han levantado la mano en Antioquia, y han logrado decir: ¡Presentes!….
Lo que se debe hacer: establecer una articulación de procesos en torno a la priorización y el fácil acceso, en las diferentes localidades bajo gestión de entidades y dependencias comprometidas. En el Oriente Antioqueño, La Ceja y Rionegro fueron fehaciente muestra de que el territorio se ha desarrollado, tanto urbanísticamente como administrativamente. Estas dos localidades insignia de nuestro territorio, lograron entrar en la buena nueva, de tener los primeros vacunados en el país. Eso es un motivo de orgullo: ¿hay alguien que pueda ver en eso ineficiencia o incompetencia? Sin duda sí, cuando se miran las cosas desde la perspectiva política, egoísta e inhumana, la noticia más positiva puede transformarse en un maleficio informativo.
A Rionegro llegaron 254 dosis, que serán aplicadas a personal de la salud que trabaja en el verdadero campo de batalla: las UCI. Es sorprendente en la realidad inmediata, evidenciar que algunas personas desde la comodidad que ofrece un Facebook o cualquier otra plataforma en la social media, estén saboteando con comentarios desesperanzadores, este importante paso que por lo menos, nos permite avanzar en dirección a esa normalidad que todos queremos que regrese: ¿es preferible tomar el primer paso o plantarse en el suelo en un acto estéril de rebeldía?
Los medios de comunicación fuimos testigos número uno de las sensaciones que atravesaron a los cuerpos de enfermería, los cuerpos médicos, las autoridades principales y auxiliares de la Clínica Somer; la voz entrecortada, los fantasmas que dejó el virus rondando por las tribunas que levantó la tristeza durante ya casi un año de incesantes adioses. Esa alegría, esos colores que pintaron de nuevo lo que la oscuridad había destejido, esa luz que volvió a tomar forma en los ojos del personal, es uno de los premios más grandes, la recompensa que crea un oasis en medio de este desierto de lágrimas. Es la afirmación científica de que es el camino adecuado y de que lo que se hace, beneficia directamente a la especie.
Como humanos debemos entrar en conciencia de que es el momento de ser positivos, progresistas, está bien que Colombia entera desearía tener un plan de vacunación propio del primer mundo, pero las cosas como son y en su lugar y su tiempo. Deberíamos acercarnos a esa frase que dijeron el día que el hombre aterrizó en la Luna: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Esta vez parafrasear los pensamientos del pasado es necesario: “Es un pequeño paso para usted, pero un gran paso para los verdaderos héroes de este tiempo”. La noche es más oscura antes del amanecer.