He leído los libros De animales a dioses y Homo Deus, ambos del historiador Noah Yuval Harari, uno detrás del otro, y los recomiendo sin dudar. En el primer libro, el autor relata el recorrido la humanidad desde la edad de piedra hasta hoy y el porqué de nuestro éxito, mientras que en el segundo libro, narra las posibilidades que baraja el futuro para la condición humana, por lo tanto es conveniente leerlos en ese orden.
Una de las cuestiones que concluyo luego de leer los libros, es que a pesar de que la mayoría de las sociedades se desenvuelven en democracias, los ciudadanos no moldeamos el futuro al dar nuestro voto. La influencia de las masas es nula. Pero ni siquiera las élites definen el rumbo. ¿Y entonces? De acuerdo con Harari, el éxito de los humanos reside en crear ficciones colectivas que nos permiten colaborar a gran escala: el dinero, la democracia, las naciones, el comunismo…Es esta intrincada red de ficciones, que solo existe en la imaginación de los humanos, la que encamina la historia, con sus tiras y aflojes y aleatoriedad.
Por ejemplo, ¿por qué los colombianos somos cristianos? Porque los españoles impusieron este credo durante la conquista de América. ¿Por qué los españoles son cristianos? El cristianismo, por cuestiones del azar, ganó el pulso por el dominio del Imperio Romano al credo del maniqueísmo, y a partir de entonces se extendió por toda Europa. No elegimos ser cristianos, votar en elecciones, ser colombianos y laborar en el libre mercado. El mismo Harari afirma que la historia avanza “de una encrucijada a la siguiente”, mientras nosotros nos vemos inmersos en una serie imparable de vicisitudes. Los humanos somos más bien las fichas que requieren las ficciones para expandirse, posicionarse y contrarrestarse, para lograr, en última instancia, dominar sobre las demás, o, por qué no, permanecer en cooperación.
Si los humanos siempre hemos sido peones, el ajedrez de la historia está a punto de volvernos parias e inútiles por los siguientes argumentos de Harari:
En primer lugar, con los avances en ingeniería genética y biología sintética las personas podrán modificar cuerpos y mentes. Podrías ser polímata y no enfermarte nunca, pero sólo si tienes como costearlo. Esto supone la creación de la primera brecha biológica entre ricos y pobres, por consiguiente brotaría una nueva forma de discriminación hacia las masas ordinarias y pobres.
En segundo lugar, los algoritmos informáticos muy inteligentes van a redefinir los sistemas humanos. Ya ocurre en el ámbito laboral. Los vehículos autónomos reemplazan a los conductores. Yo soy ingeniero sanitario, y sé que mi labor sería sencilla para un software muy inteligente. Ya existen softwares que componen música y que tienen derecho a voto en juntas directivas. Toda una generación de inútiles podría surgir pronto. El nivel de inteligencia de estos algoritmos llegaría al punto de conocernos mejor que nosotros mismos. Podríamos preguntarle a nuestro celular: ¿voto por German Vargas o Alejandro Ordóñez?, ¿pero en un mundo así tendría sentido la democracia?
Harari tiene rigor pero no es un profeta. Mucho de lo que afirma del mañana tal vez no tenga lugar. Lo aterrorizante es darse cuenta de que no nos percatamos de cuan sobrerrevolucionado está el mundo. Ante un exceso de información la mayoría de nosotros no filtra la información relevante.
Mientras en Sillicon Valley tal vez un software ya selló el destino de todos los organismos vivos, en Colombia el twitter de Uribe acapara la atención.