Foto: Amarillo/Diego Delgado
Luis Fernando Lalinde fue la primera víctima conocida de un asesinato por parte de la Fuerza Pública en octubre de 1984. Su mamá, Fabiola Lalinde, lleva más de tres décadas con la denominada 'operación Sirirí' , con la que entró al Registro Regional del Programa Memoria del Mundo de la Unesco en 2018.
En la madrugada del 3 de octubre de 1984, Luis Fernando Lalinde salió de su casa. Iba a buscar un amigo militante del EPL que había sido herido. Dejó dicho con sus familiares que lo llamarían para darle unas indicaciones finales y que regresaría pronto a recoger los mensajes respectivos. Esa fue la última oportunidad en lo vieron. Las llamadas se recibieron, pero con el mensaje de que ya no era necesario que viajara. Sin embargo Luis Fernando no recibió el mensaje y nunca regresó.
Fabiola emprendió una búsqueda que aún no termina. Pidió vacaciones en su trabajo, se dedicó a buscarlo. Tocó las puertas de personalidades como Héctor Abad Gómez, que era el presidente del comité de derechos humanos de Antioquia, quien le brindó su apoyo y llevó el caso a instancias internacionales. En 1987, cuando Abad Gómez ya había sido asesinado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó por primera vez en la historia al Estado colombiano por violación de derechos humanos: “arresto y posterior muerte”.
Persistir y molestar como un sirirí, ese ha sido el lema de doña Fabiola. Molestó tanto que en una jugada perversa para entorpecer su investigación, terminó detenida por un burdo montaje que la acusaba de tener coca en su casa. Con la ayuda de defensores de derechos humanos, amigos, familiares y varias ONGs, logró demostrar no solo su inocencia, sino también lo absurdos de los cargos con los que pretendían enredarla.
En 1996, investigadores de Estados Unidos confirmaron que los restos que se habían encontrado del supuesto alias Jacinto eran en verdad de Luis Fernando Lalinde. Fue torturado y vilmente asesinado por las fuerzas militares, tal y como lo afirma el documento de la CIDH de 1987. Se supo que había sido detenido por un militar del Batallón Ayacucho en la Vereda de Verdún del Municipio de El Jardín y fue encontrado muerto con señales de tortura.
El 18 noviembre de 1996, luego de 4.428 días de búsqueda, la octava brigada del Ejército le entregó a Fabiola y su familia una caja de cartón que contenía el cráneo y sesenta y nueve huesos de Luis Fernando.
El reconocimiento del cuerpo y la autopsia, permitió esclarecer que Luis Fernando, antes de ser asesinado, fue torturado. Argumento que desmintió la versión del Ejército de muerte en combate. Por este hecho, en septiembre de 1988, la CIDH emitió la Resolución N° 24/87, en la cual declaró que el Estado de Colombia violó, asimismo, el derechos a la integridad personal consagrado en el Artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, a través de las acciones de sus agentes del ejército. Este viacrucis terminó en julio de 2013, cuando la CIDH aceptó la admisibilidad del proceso.
El Consejo de Estado le ordenó al Ejército indemnizar a Fabiola y construir un monumento a la memoria de Luis Fernando Lalinde en la vereda El Verdún de Jardín, Antioquia; le exige a la Fiscalía y a la Procuraduría reabrir las investigaciones penales y disciplinarios; y pide la realización de un documental que estará a cargo del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Ahora, la Operación Sirirí tiene un canal en Youtube en el que se puede conocer todo el archivo que Fabiola juntó por más de tres décadas. La madre lo dejó como oportunidad de comunión, de solidaridad y de creación. Su mensaje para las familias de las ahora 6402 víctimas: persistan, no dejen de buscar, de preguntar siempre por qué, por qué, por qué…