El italiano Marco Drago es la cabeza del emporio que maneja el Baloto y las maquinitas tragamonedas marca IGT que rondan por las ciudades de Colombia, a través del conglomerado De Agostini, una mega empresa que facturó el año pasado US$ 4.830 millones y opera desde Milan y Novara en Italia. Nieto del fundador, controla casi el 67 % de International Game Technology – IGT, la mayor operadora de loterías y la primera en venta de máquinas tragamonedas del mundo.
El origen del grupo se remonta a comienzos del siglo pasado cuando el geógrafo Giovanni De Agostini se le ocurrió imprimir un atlas de bolsillo y un mapa de Italia que lo volvieron famoso en Roma. Su éxito, lo llevo a venderle en 1919 a dos socios, uno de ellos Marco Adolfo Boroli, quien consolidaría la empresa en manos de su familia treinta años después. El negocio está hoy en manos de 49 herederos, en su mayoría con los apellidos Boroli y Drago.
Durante más de 80 años, De Agostini se quedó con sus prósperas industrias originales de cartografía, publicación, gráficos e impresión, hasta que le llegó la oportunidad en 1997. Pudo participar en el proceso de privatización de Seat Pagine Gialle que pertenecía al editor italiano de Páginas amarillas y terminar vendiéndolos a Telecom Italia tres años después con una ganancia de unos € 1.800 millones, que permitió la expansión del grupo.
En tan solo 20 años, entre 1997 y 2018, Marco Drago, llevó a la compañía a una expansión global a través de una historia dinámica de fusiones, adquisiciones, sociedades y desinversiones, convirtiéndola en un holding global con cuatro sectores comerciales principales: publicación (De Agostini Editore), medios y comunicación (Agostini Comunicaciones), juegos y servicios con IGT, y finanzas (DeaCapital de inversiones).
El negocio de las loterías le llegó a principios de siglo, con la compra en noviembre de 2001, de Lottomatica, el gestor de la lotería italiana. Marco Drago le puso entonces el ojo a Gtech, el primer fabricante de equipos de lotería del mundo, con presencia en 50 países, desde Estados Unidos a China, una operación que debía ser aprobada por las autoridades de Texas. Gtech venía de tener una historia tormentosa envuelta en escándalos por pagos dudosos para ganar contratos en Brasil, Polonia, Trinidad y Tobago y la República Checa. En 2006, Marco Drago se arriesgó y compró Gtech Holdings y por esa vía llegó al negocio de Baloto en Colombia
No se contentó con convertir a Gtech en la mayor operadora de lotería en el mundo, a mediados de 2014, puso en la mira la compra del líder mundial en máquinas para casinos –las maquinitas-, la compañía norteamericana con sede en las Vegas, IGT y así, en abril de 2015, se convirtió el mayor operador global en juegos de azar. La combinación de ambas, IGT PLC tiene sede en Londres desde 2014, pero cotiza en la Bolsa de Nueva York, con un valor de mercado cercano a los US$ 2.600 millones
Marco Drago debe interactuar en Colombia con Coljuegos, la entidad colombiana que regula los juegos de suerte y azar, igual que con las autoridades gubernamentales de más de cien países. Por esta vía llegó al negocio de Baloto tras ganarse dos licitaciones. Opera a través de 13.500 terminales en más de 1.100 municipios del país ubicadas en panaderías, supermercados, droguerías, billares y negocios de apuestas.
La relación con Coljuegos no ha estado libre de asperezas. Coljuegos le reclamó a IGT una contraprestación por el uso de la red de Baloto en servicios colaterales (eje: pago de servicios públicos) y otros juegos (eje: Superastro), durante el primer contrato de la Concesión. Una demanda que fue a hasta tribunal de arbitramento, y cuyo laudo arbitral le reconoció a Coljuegos en abril de este año $ 18.000 millones. IGT recurrió el fallo, y Coljuegos interpuso otro recurso por los intereses de mora que le fueron negados.
IGT introdujo a finales de 2012 un juego complementario al Baloto, el Baloto Revancha, donde por un precio adicional el mismo tiquete participa en dos sorteos. Posteriormente en abril de 2017, luego de 16 años de operación, IGT decidió cambiar la mecánica de juego, generando insatisfacción entre los jugadores. A cambio de una adición de premios menores, las probabilidades de ganar grandes premios son cada vez menores. En el pasado para ganarse el premio gordo la posibilidad era de 1 entre 8.145.060, ahora, con la nueva matriz de juego, es de 1 entre 15.401.568.
Luego del cambio, contrario a las expectativas, han caído varios gordos. En septiembre de 2017 se entregó en Medellín un gran Premio Baloto por valor de $ 62.000 millones, el cuarto más grande en la historia. En mayo de 2018 cayó en Barranquilla un acumulado de $46.000 millones y en septiembre otro en Medellín por $ 26.000 millones. Baloto Revancha entregó en 2017 un premio de $31.000 millones, algo nunca antes visto, que casi dobla el acumulado más grande que se había entregado hasta ese momento. En total, desde el inicio de su operación en 2001 hasta finales del año pasado, Baloto y Baloto Revancha han otorgado premios a sus jugadores por más de $ 1,94 billones.
Las maquinas electrónicas tragamonedas de IGT dominan el mercado colombiano, los jugadores las prefieren. Un 24 % de las 86.268 que se encuentran en los casinos poseen su tecnología, ya sea importadas originales o nacionales. Un negocio redondo, el cual, consolidado a nivel mundial, le produce unos ingresos a IGT antes de impuestos e intereses (EBITA) de US$ 1.490 millones, y a Marco Drago y su familia una ganancia nada despreciable para depender de la suerte, o mejor dicho de una suerte muy bien calculada.