"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida; esos son los imprescindibles" (Beltort Brecht).
Sin duda los 35 días de marchas por el paro nacional en Colombia nos han dejado muchas enseñanzas, por ejemplo que al gobierno que representa Iván Duque —quien claramente no toma las decisiones, al menos no las más importantes, pues son personajes oscuros tras bambalinas quienes lo hacen— no le importa para nada lo que el pueblo reclama por derecho; si la policía sale a disparar indiscriminadamente a los manifestantes; y si hay muertos, menos si son civiles... los más grave es que no dice nada cuando son civiles autodenominados "gente de bien" los que salen con armas de corto y largo alcance a matar jóvenes marchantes.
Nos ha enseñado también que, a pesar de la fuerte represión mediática y militar, es el pueblo quien manda, y esto se ha demostrado haciendo caer varias reformas regresivas pretendidas por los empresarios que representan Uribe y sus secuaces, y además logró descabezar algunos de sus nefastos representantes del gobierno.
Algo más que hemos aprendido es que podríamos cambiar el rumbo de Colombia y que no podemos conformarnos con las migajas que le tiran a la clase trabajadora, pero para eso debemos desechar la basura de clase política que tenemos, esos viejos y jóvenes rancios untados hasta las orejas de corrupción y clientelismo, deudores de favores, embadurnados de delincuencia, con muchos cadáveres a su espalda, cadáveres que silencian con dinero putrefacto, hediondo a masacre y con un chantaje general e infinito, porque si cae uno, se van para el infierno todos.
Pero tal vez lo más bello de lo aprendido es ver la gallardía de quienes salen a diario a luchar, la valentía que demuestran en cada jornada, el garbo que nos emociona hasta el llanto, con el que enfrentan las balas asesinas de los títeres armados del estado. Esos muchachos que ofrecen su vida diariamente nos han enseñado a hacer patria, a dejar de quejarnos en la casa, en el trabajo, o en las redes, y salir a recuperar el país que nos han robado, la patria que es nuestra, donde podemos vivir de manera digna todos.
Para ellos va este homenaje, para los aislados de sus derechos, los desplazados de su nacionalidad, los discriminados, los mal llamados vándalos, los que nos han dado la mejor lección de nuestras vidas. “Luchen por sus derechos, porque nadie va a venir a salvarles a su país”. Por los que están y por los que ya no están, por los que inspiran resistir y seguir. De rodillas jamás, rendidos jamás.
Para todos ellos, hemos creado este homenaje.
