Tres expresidentes uruguayos y el presidente en ejercicio rindieron homenaje al periodismo en un acto especialmente motivado por la trayectoria de Claudio Paolillo (1960-2018). Pocos países pueden darse ese lujo. Y, latinoamericanos, menos.
El jueves 20 de agosto, en los salones del Hotel Sheraton de Montevideo, ubicado en uno de los barrios más cotizados de la capital uruguaya, Julio María Sanguinetti, José “Pepe” Mujica y Luis Alberto Lacalle coincidieron ante numeroso público para presentar el libro Claudio Paolillo. Periodista, una compilación de columnas, clases y discursos del periodista uruguayo prematuramente desaparecido.
El dos veces presidente Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), apoyándose en Cicerón, sostuvo que a la verdad la hiere tanto la mentira, como el silencio; y destacó que Paolillo es uno de los periodistas uruguayos que no se calló cuando entendió que debía cuestionar. También destacó el acto de esa noche en sí mismo como “lo mejor de la democracia uruguaya”, por la presencia en un mismo ámbito de los diversos partidos políticos del Uruguay, la pluralidad del periodismo y el debate que robustece el sentimiento democrático. Una singularidad uruguaya que “sin duda permanecerá”.
“Insobornable combatiente”. Sanguinetti atribuyó a Paolillo un “insobornable espíritu que sentía como una especie de devoción” para actuar como liberal para la libertad de los individuos, republicano por el sentimiento de igualdad ante la ley, y demócrata, porque creía en el gobierno del pueblo. “En esa triple dimensión estuvo siempre el ejercicio periodístico” de Paolillo, subrayó el expresidente colorado.
“Claudio marca en Búsqueda un momento distinto del periodismo uruguayo”, que si bien se caracterizaba filosóficamente por lo dicho antes, “como un defensor de la economía de mercado, de esos valores básicos de nuestra República, ejercía esa labor con probidad y pragmatismo, con distancia de los partidos. “Claudio era batllista, igual que su padre, pero su prédica estaba más allá de sus definiciones”.
Fue el luchador por la libertad de toda nuestra América, “un insobornable combatiente por la libertad”, evocando cuando una representación plural de la prensa argentina vino a Uruguay “a agradecerle a Claudio los cinco años que había ejercido la presidencia del Comité de Libertad de Prensa —de la Sociedad Interamericana de Prensa— y había batallado constantemente desde México hasta Tierra del Fuego, afrontando muchas veces riesgos, confrontando con gobiernos autoritarios y enfrentándose a presiones, a veces difíciles de sostener, en las defensa de esos principios de libertad de expresión del pensamiento”.
En opinión de Sanguinetti, esa noche se homenajeaba lo que es “la autenticidad eterna del periodismo”.
“Fenomenal periodista”. El también expresidente Mujica (2010-2015), se refirió al “capital simbólico” que significa tener en el ámbito político uruguayo “todas las diferencias, todo el combate que se quiera, pero no una grieta que nos separe”, para reafirmar que “hubiera quiero poder continuar la discusión que tuve sobre la libertad este fenomenal periodista que se nos fue”.
“El mejor homenaje que se le puede hacer a un periodista no solo talentoso, sino bueno en el hondo sentido, en el sentido casi “machadesco” del término, en el buen sentido de la palabra”, para Mujica, es hacer énfasis en preguntarse si “vendrán nuevos Paolillos”, si habrá gente que dirija medios de prensa “que tenga la bonhomía intelectual de ofrecer espacios a gente con la que discrepa”. Mujica agregó que ese homenaje él lo realizaría dando vueltas a las páginas del libro que esa noche no había leído aún.
“No se casaba con nadie”. El expresidente Lacalle (1990-1995) se ubicó como “objeto de los trabajos de Claudio”, que recibió garrotazos y caricias ocasionales como para hablar con autoridad sobre su trabajo. Siempre tenía ese pequeño límite en su relación con los políticos “que hace al gran profesional” y “no se casaba con nadie”, sostuvo.
En opinión de Lacalle, “está toda (la tarea de Paolillo) inmersa, sumergida, en ese medio ambiente que es el don mayor del ser humano: el ejercicio de libre albedrío como el don principal de Dios a los seres humanos y la libertad política, religiosa, de opinión, todos los aspectos de la libertad sentida como impulso y como meta”.
Paolillo, según el expresidente nacionalista, no perdía su capacidad de enojarse “como corresponde al ser humano cabal” que fue.
Esa noche también se homenajeaba, en opinión de Lacalle, a la “palabra escrita como una de las más importantes manifestaciones del periodismo, en estos tiempos de fugacidad, de olas de noticias, pero no de tanta información, es preciso reivindicar a quien (…) se dispone a poner en blanco y negro lo que piensa (…) Escribir es un don. Juntar a palabras junta cualquiera. Darle un sentido a cuatro mil, cinco mil caracteres, es realmente un arte, y los que a veces lo hacemos, envidiamos a los que lo hacen bien”.
Lacalle dijo haber leído el libro de Paolillo en su totalidad, haber subrayado partes y lo comparó con un espejo que nos dice que “el rey está desnudo”. Recomendó que “políticos, sindicalistas, empresarios, ciudadanos, maestros, profesores, todos lo lean y se atrevan a leerlo, porque el espejo es inclemente y mirándonos en ese conjunto de artículos tenemos un espejo que no nos muestra siempre como creemos que somos”.
Estuvieron solamente tres de los cuatro presidentes del período democrático uruguayo debido a que el cuarto, Jorge Batlle (1927 - 2016), que gobernó entre 2000 y 2005, hubiera sido un infaltable a la cita, ya está fallecido.
El actual presidente, Tabaré Vázquez, también adhirió mediante una nota al homenaje de “quien fuera un excelente periodista y gran persona”, que “nos deja un importante legado en la forma de hacer periodismo serio y responsable a nivel nacional”.
Recuadro
Paolillo
Se inició en 1978 en El Día de Montevideo, para desarrollar una extraordinaria carrera profesional que supo de diversos medios periodísticos. Vinculado al Partido Socialista en la última etapa de la dictadura uruguaya (1973- 1985), fue un activo defensor de la libertad de prensa al término del periodo autoritario, como puede apreciarse en alguna de las numerosas fotografías con que cuenta el libro.
Desde 2010 dirigió el semanario montevideano Búsqueda. Fue catedrático asociado de Periodismo en Universidad ORT, de Uruguay, donde obtuvo el Premio a la Excelencia Docente (1998); profesor en la Universidad Católica del Uruguay y director y profesor de la Escuela de Periodismo de Búsqueda. En la Sociedad Interamericana Defensa (SIP), presidió la Comisión de libertad de Prensa e Información, integró la Junta de Directores, fue miembro del Comité Ejecutivo, y presidió la Junta de Gobernadores del Instituto de Libertad de la Prensa.
Como autor de libros Con los días contados y La cacería del caballero, dedicados respectivamente a la crisis uruguaya de 2002 durante el gobierno de Jorge Batlle; y a la captura en EE. UU. del poderoso financista uruguayo Juan Peirano. Paolillo obtuvo distintos premios: el Juan José Morosoli (2004); el Bartolomé Hidalgo, otorgado por la Cámara Uruguaya del Libro (2004), y Premio Anual de Literatura del Ministerio de Educación Cultura y Premio Nacional de Periodismo del Círculo de la Prensa del Uruguay (2006); Premio de Honor de la Asociación de la Prensa Argentina (2017) y Libro de Oro de la Cámara Uruguaya del Libro 2017.