Este es un gobierno totalmente ciego, o que se hace el ciego, aunque se debe aceptar que no ha sido, no es ni será el único, con la problemática existencial de los ciudadanos del común, pues los ha venido tomando como la única alternativa para colocar sobre sus hombros todo el peso económico y financiero del funcionamiento del Estado, al considerar que de ellos deben salir la mayoría de los recursos necesarios para tenerlo y hacerlo funcionar, siendo al mismo tiempo un Estado ineficiente, inepto y cooptado por unos partidos políticos, y por una dirigencia que no cesa de dar muestras de una acentuada violencia y corrupción.
Aunque a la vez está claro que no es mudo ni sordo, ya que sale a cada rato a gritar en los medios de comunicación, y a los cuatro vientos, que ese panorama no es verdad, pero a la par escuchamos a los ministros, sobre todo al de Hacienda Pública, y a la mayoría de sus funcionarios, exponer todo tipo de proyectos y teorías económicas y políticas, en los que se evidencia que de ellos, de los asalariados y de menores recursos, es de donde se aspira obtener esos ingentes ingresos, y cuando paralelamente están dando todo tipo de gabelas y exenciones a las empresas, a los bancos, a los industriales y a los grandes capitales, por lo tanto no deberían ser tan confiados con el aguante y la sumisión de los ciudadanos, debería oír los pedidos de auxilio, de ayuda y las protestas de todos nosotros como señales claras y evidentes de el desespero de la gente.
El presidente Duque y los partidos que lo respaldan han perdido toda la credibilidad desde hace mucho rato, él desde cuando en campaña prometió no realizar, ni hacer realidad, muchas de las políticas y acciones que ha venido poniendo en práctica ya en funciones, como las fumigaciones con glifosato, como utilizar el fracking, como el aumento descontrolado de los impuestos y un largo etcétera, haciendo caer en cuenta a los asalariados de que el asunto es con ellos, o sea con nosotros, y esta condición de abuso y explotación no va a tener mucho tiempo de aguante.
Luego salen a decir que todo se circunscribe a un asunto de una conspiración del comunismo internacional, que es desde un país en caos y sin recursos, como Venezuela, desde donde se viene gestando esa conspiración, que es Maduro, Diosdado, Ortega o los Castro quienes financian las protestas, como sí los ciegos, sordos y mudos fuéramos los que estamos sufriendo tantos abusos.