El gobierno de Gustavo Petro ha sido un experimento político singular en la historia reciente de Colombia. Petro llegó al poder en 2022 como el primer presidente de izquierda en un país históricamente dominado por gobiernos de corte conservador y liberal, despertando grandes esperanzas y temores por igual. Sin embargo, a medida que su administración avanza, las promesas incumplidas y contradicciones han puesto en tela de juicio su credibilidad frente al pueblo colombiano. A continuación, haremos un análisis, sobre algunas de las promesas más destacadas que no se han cumplido, así como las mentiras que el mandatario ha ofrecido al electorado.
Reforma agraria: Una promesa vacía
Petro llegó al poder prometiendo una reforma agraria profunda que redistribuiría la tierra en un país donde la concentración de la propiedad agraria ha sido una fuente constante de conflicto. Prometió 3 millones de hectáreas para los campesinos y una transformación radical del campo. Sin embargo, la reforma se ha topado con enormes obstáculos: desde la falta de recursos hasta la resistencia de los grandes terratenientes y la burocracia estatal. A más de la mitad de su mandato, los avances en esta área son, en el mejor de los casos, simbólicos. El 80% de las tierras prometidas aún no han sido adjudicadas, y los campesinos siguen esperando un cambio real que nunca llega.
Esta promesa incumplida es un golpe duro para las regiones rurales, donde Petro captó gran parte de su apoyo electoral.
La "paz total": Un espejismo
Petro también hizo campaña con la bandera de la "paz total", un concepto ambicioso que pretendía acabar con todos los conflictos armados internos, negociando con guerrillas, disidencias y bandas criminales. Si bien se lograron avances en las negociaciones con el ELN y se consolidaron algunos acuerdos locales, la realidad en el terreno pinta un panorama distinto. La violencia en las regiones sigue siendo alarmante, con el narcotráfico, las disidencias de las FARC y otras bandas aumentando su poder en muchos territorios.
Los informes de asesinatos a líderes sociales y defensores de derechos humanos han continuado, y algunas de las zonas que antes habían experimentado una leve calma durante los acuerdos de paz con las FARC ahora se encuentran en un estado de guerra abierta. La falta de estrategia clara y la voluntad de dialogar con todos los actores armados, incluso los más violentos, ha sido una receta para el caos en lugar de la paz.
La economía y la pobreza: El talón de Aquiles
Una de las principales promesas de Petro fue erradicar la pobreza y garantizar una mayor equidad. *Prometió reducir drásticamente la pobreza y la desigualdad*, en un país donde el 39% de la población vive en situación de pobreza. Sin embargo, los resultados han sido desalentadores. La inflación ha sido un golpe devastador para los más pobres, y los precios de los alimentos han subido de manera alarmante. Además, la falta de inversión en sectores clave ha frenado la generación de empleo, y la economía parece estar estancada.
Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia en agosto de 2022, el precio de los combustibles en Colombia ha aumentado significativamente, lo que ha generado críticas por parte de diversos sectores. Esta política ha sido impulsada en gran parte por la decisión de reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), que había mantenido los precios de la gasolina artificialmente bajos durante años.
Causas del aumento
- Déficit del FEPC: El gobierno de Petro heredó un déficit considerable en el FEPC, el cual es el fondo utilizado para subsidiar el precio de los combustibles y evitar que las fluctuaciones internacionales afecten a los consumidores colombianos. En sus primeros meses de gobierno, Petro argumentó que mantener este subsidio era insostenible para las finanzas públicas, ya que el déficit estaba cerca de los 40 billones de pesos. El aumento en los precios se justificó como una medida para reducir este déficit.
- Contexto internacional: El conflicto entre Rusia y Ucrania, así como las fluctuaciones en el mercado internacional de petróleo, también han jugado un papel en el aumento de los precios, aunque Petro ha señalado que el ajuste principal responde más a la situación fiscal interna del país.
Magnitud del aumento
El precio de la gasolina ha subido de manera continua desde finales de 2022. En promedio, el aumento mensual ha sido de entre 400 y 600 pesos por galón. Según datos oficiales, en agosto de 2022, el precio del galón de gasolina regular rondaba los 9,200 pesos. Para mediados de 2024, el precio ya superaba los 14,000 pesos por galón, representando un aumento de más del 50% en menos de dos años de gobierno.
Esto por supuesto genera consecuencias
- Impacto en el costo de vida: El incremento en el precio del combustible ha tenido un impacto directo en la inflación, especialmente en el transporte y los alimentos. El alza en los costos de transporte ha encarecido el traslado de productos, lo que ha repercutido en el bolsillo de los consumidores. Sectores como el transporte público, el comercio y la logística han sido especialmente afectados.
- Descontento social: Este aumento ha generado descontento en diferentes sectores de la sociedad, desde los transportadores hasta los ciudadanos de a pie. Aunque el gobierno ha argumentado que es una medida necesaria para sanear las finanzas públicas, el impacto en la economía diaria de los colombianos ha generado críticas, sobre todo en un contexto donde el costo de vida ya ha aumentado por causa de la inflación.
-Críticas al gobierno: Petro ha sido criticado por contradecir una de sus promesas de campaña, en la que se había comprometido a no aumentar los precios del combustible de manera tan drástica. Para algunos, esta subida ha sido vista como una TRAICIÓN a las clases populares, quienes son las más afectadas por el aumento del costo de vida.
En resumen, el aumento en el precio de los combustibles durante el gobierno de Gustavo Petro ha sido una de las más pronunciadas en la historia reciente de Colombia, impulsada por la necesidad de cerrar el déficit fiscal del FEPC y por la dinámica del mercado internacional. Sin embargo, el impacto en la economía y el descontento social han sido considerables, generando un reto para la estabilidad del gobierno.
Algunos analistas señalan que las políticas económicas de Petro no han logrado generar confianza en el sector empresarial ni en los mercados internacionales, lo que ha llevado a una fuga de capitales y a una desaceleración en la inversión extranjera. Mientras tanto, los programas sociales que prometían aliviar la pobreza extrema no han sido implementados con la celeridad necesaria, dejando a millones de colombianos en la misma situación precaria en la que estaban antes de su llegada al poder.
Mentiras y manipulaciones en su discurso
Uno de los aspectos más criticados de la presidencia de Petro ha sido la constante manipulación de los hechos y las promesas infladas. Durante su mandato, el presidente ha realizado declaraciones que, al poco tiempo, son desmentidas por la realidad. Un ejemplo claro fue cuando aseguró que los niveles de violencia habían disminuido considerablemente en su primer año de gobierno, una afirmación que contradice tanto los informes de la Defensoría del Pueblo como los análisis de organizaciones internacionales.
Además, Petro ha sido acusado de “utilizar las redes sociales para tergiversar información” o para distraer a la opinión pública de temas críticos. Sus ataques constantes a los medios de comunicación y las instituciones independientes han generado una atmósfera de polarización que ha entorpecido el debate político y ha mermado la confianza en el gobierno.
El caos en la gestión del cambio climático
Petro llegó al poder con un discurso fuerte sobre la lucha contra el cambio climático y la protección de los ecosistemas. Prometió una transición energética hacia fuentes renovables, especialmente en un país que depende en gran medida de los combustibles fósiles. Sin embargo, su administración no ha presentado un plan claro y mucho menos viable para lograr este objetivo. A pesar de sus discursos en foros internacionales, en el terreno local no ha habido grandes avances hacia una matriz energética más verde. Al mismo tiempo, la minería ilegal sigue devastando importantes áreas de biodiversidad.
Un gobierno atrapado en sus promesas
Gustavo Petro y su gobierno se encuentra en una encrucijada. Por un lado, enfrenta la presión de cumplir con sus grandes promesas de campaña; por otro, la realidad del ejercicio del poder le ha mostrado que es más fácil hacer promesas que cumplirlas. Las reformas sociales y económicas que planteó han sido lentas o inefectivas, y las promesas de cambio estructural siguen siendo, en su mayoría, un espejismo.
El problema no es solo que Petro no haya cumplido sus promesas; es que, en muchos casos, su discurso se ha distanciado de la realidad, generando desilusión entre quienes confiaron en él como el líder que traería un cambio real a Colombia.
La política de Gustavo Petro parece estar enredada entre la utopía que propone y la compleja realidad colombiana, una dicotomía que amenaza con consumir su legado antes de que siquiera termine su mandato.