Al tiempo que estudié Derecho, hace muuuucho, trabajé como asistente judicial de una firma de abogados a quienes les debo mucho. Fui un feliz “patinador”. Mi principal responsabilidad era estar atento a la evolución de los procesos y avisar al apoderado responsable de las ocurrencias de su caso. En ese tiempo, en uno de los juzgados civiles del circuito, un secretario tuvo una gran idea: Un sistema de turnos para atendernos, a mí y las decenas de usuarios de ese despacho. Parecía muy inteligente, pero, cada uno de nosotros debía revisar 40 o 50 procesos por día en otros juzgados y diferentes zonas de la ciudad y, con esa fórmula, solo nos alcanzaba el tiempo para pedir el turno, sentarnos, esperar y ver ¡un expediente!
La justicia la deben administrar abogados y, de hecho, ojalá los mejores abogados. Pero la administración de la justicia es un tema de administradores y precisamos de los mejores. Ahora que se ha presentado un (otro más) proyecto de reforma a la justicia, bien haríamos llevando a la discusión la necesidad de contar con una Gerencia Integral de la Rama y con ello, de todo lo que así se podría lograr para los esquemas de apoyo administrativo, logístico, estratégico y tecnológico que se precisa.
Reducir los tiempos en que se resuelven los conflictos, es solo bueno. Nadie se opone. Para lograrlo servirán las mejoras legales a los procedimientos. Pero ayudaría inmensamente mas tener un Sistema de Gerencia Judicial, esto es contar con la institucionalidad que asegure el mejor ejecutor posible del presupuesto de la rama, sin ninguna responsabilidad judicial y dedicado exclusivamente a ser una unidad de servicios para los jueces. Entre otras labores se ocuparía de los repartos, el archivo, las notificaciones, los desplazamientos, la logística de las audiencias, las grabaciones y desgrabaciones, la información sobre el estado de los procesos, el cuidado de la infraestructura, las dotaciones, la provisión de elementos de trabajo.
Que los jueces cuenten con un esquema de soporte administrativo hace mas fuerte la posición de independencia
La proyección de la rama tiene componentes que una institucionalidad administrativa si serviría bien: Sería el líder ante el gobierno y ante el Congreso de la República, en materia de presupuesto tanto de inversión como de funcionamiento. Lograría, además, diagnosticar las necesidades a mediano y largo plazo de manera que si se puedan visualizar e implementar. Igual de importante, separaría las decisiones de cualquier consideración política o de cercanía con uno u otro grupo de intereses. Sería una fuente imparcial, fiable, y perdurable en el tiempo de cifras y números sobre los casos y el desempeño de los jueces y despachos.
Un trabajo en este sentido no va contra la independencia de la rama judicial. Por el contrario. Que los jueces cuenten con un esquema de soporte administrativo hace mas fuerte la posición de independencia, en la medida que asegurar que no estará expuesta a vulnerabilidades en aspectos que, ni son, ni necesitan de experticia y dedicación de abogados y juristas. Es la hora de la administración, para nuestra justicia.
