El ahora exdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia, Rodolfo Enrique Amaya Kerquelen, fue el encargado de entregar su puesto al exguerrillero del M-19, Manuel Casanova, tras cuatro años de estar al frente de la entidad encargada de velar por la seguridad nacional e inteligencia militar. Su nombramiento lo hizo el expresidente Iván Duque con el Decreto 1520 del 9 de agosto del 2018.
El contraste en la dirección de esta dependencia del Estado es radical. Amaya fue almirante y comandante de la Fuerza Naval del Pacífico, del Grupo Aeronaval del Pacífico y asesor militar de la Misión Permanente de Colombia ante la ONU. Además fue quien se encargó de la seguridad en la Casa Militar en tiempos de la presidencia del Álvaro Uribe. Pero no es todo, cuando ocurrió el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue el escogido por Duque para apoyar las labores de inteligencia que permitieran dar con los responsables.
Por el contrario, Casanova no viene de ser militar —figura del Estado que siempre estuvo al mando de la Dirección Nacional de Inteligencia — , sino que su pasado ha sido más desde lo social apoyando la reinserción de excombatientes a la sociedad y, en inteligencia, trabajando palmo a palmo con Petro cuando hizo sus denuncias de parapolítica, que lo llevó a liderar una titánica lucha contra la corrupción como senador.
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