El 20 de Julio para unos es una fiesta patria y por lo tanto muchos hinchan el pecho. Esa fecha se asocia de forma automática con el florero de Llorente y que a raíz de este una trifulca llevó al grito de la independencia. Nuestro mito fundacional tiene un elemento básico en el florero, que es un elemento decorativo, tras el cual se esconden las gentes que se estaban organizando y habían bebido de la Revolución Francesa, de la Ilustración, de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Reducir todo a un adorno es un absurdo, una patria de un florero, es una patria de adorno, vacía, sin sentido.
Con la historia de un florero nos han gobernado a todos desde hace tiempo, y si tomamos a este cómo algo simbólico y nos situamos en la actualidad, nos encontramos en una república florero, es decir, decorativa y por lo tanto no funcional. Detrás de ese florero que es la Casa de Nariño se esconde una clase política decadente y corrupta. Así las cosas, si ya quebramos una vez el florero para cambiar de régimen, igual tenemos que quebrarlo nuevamente parhacer de Colombia una verdadera República Democrática.