Sí, así junto, sinvergüenza, y también separado, sin vergüenza. Desafiante con toda la sociedad colombiana, la que opina pa' fuera y pa' dentro.
Supo el "vulgo popular" del que hago parte que el señor fiscal Francisco Barbosa había ido al archipiélago de San Andrés en avión de la policía. También, que había llevado a su hija menor de edad y a una amiguita de la misma. Esto en el último de tres puentes festivos de junio, además en plena pandemia del COVID-19, que tiene cualquier cantidad de restricciones para el colombiano de a pie y unas más estrictas para los mayores de setenta años y para menores de edad.
Los que hacen ruedas de prensa nos tienen acostumbrados a maquillar cifras, a hacernos ver bonito lo que en realidad es feo y a justificar de tal modo algunas actuaciones que no nos queda más remedio que conformarnos y decir: "bueno, son humanos como todos y también pueden equivocarse". Algunos hasta le han pedido perdón a la sociedad en nombre de la institución que regentan, pero Barbosa rompió ese formato y salió a echarle sal a la herida, enfureciendo más a los colombianos que ya fastidiados le veníamos haciendo seguimiento a la noticia. "Antes que fiscal, fui papá, y cuantas veces pueda, me llevo a mi niña conmigo", afirmó el arrogante funcionario público.
Al papá fiscal, valdría la pena decirle que la obligación de acompañar o hacerse acompañar de los hijos en su etapa de formación debe reforzarse con el ejemplo de buen ciudadano, respeto y acato a las normas; los niños no deben conocer ni abrazar frases repudiables como la de "el poder es pa' poder". Claro, fiscal, por el talante mostrado en esa rueda de prensa, pedirle a usted que ayude a su hija en ese sentido es pedirle mangos a una mata de mortiños. Qué bueno sería, señor fiscal, que así como nos desafió tuviera presente que al ingresarlo a la nómina del Estado, con las responsabilidades de su cargo, poco nos interesó saber de quién era papá, hermano esposo o hijo, y hasta estuvimos esperanzados en un mejor desempeño que su antecesor Néstor Humberto Martínez Neira. Ya sabemos que eso no se dará.
Tranquilo, señor Barbosa, el mensaje nos caló: a usted no se le podrá cuestionar, tampoco le podremos pedir coherencia. Anunció con bombos y platillos investigación a la alcaldesa Claudia López y a su pareja, la parlamentaria Angélica Lozano porque hubo quien las registrara en un video haciendo compras en los inicios de la cuarentena. Valiente, esa sí, Angélica Lozano, que con la verticalidad que la caracteriza salió a dar la cara, a presentar disculpas y a pedir que le hicieran el respectivo comparendo. Aprenda, fiscal.
Podrá seguir montando circos de investigaciones exhaustivas... montó tres en una semana, creyendo que le servirían para mejorar su deteriorada imagen o para borrar en algo la metida de patas. No, el pueblo no es ni tan bruto ni tan olvidadizo: este cuestiona y a veces hasta premia. Dé gracias que su cargo no está a expensas de la opinión pública, porque, de ser así, ni siquiera se hubiera posesionado, es más, tampoco hubiera hecho parte de terna alguna.
Fiscal, le falta mucho, apenas está comenzando y muy mal. Invéntese por ahí unos retiritos espirituales a ver si compone el caminado, no sea que al final de su período quienes detestamos la labor de Luis Eduardo Montealegre lo quedemos añorando.
Y ya cambiando de tema, pero hablando de lo mismo, no sé si es que estoy pensando más con el deseo que con la razón, pero vengo presintiendo que el tema del gobernador de Antioquia (Aníbal Gaviria Correa) será un fiasco, un oso de este fiscal...y sí que me alegraría.