Su tesis de grado para graduarse como administrador de empresas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano le abrió el camino a Carlos Eduardo Silva para fundar con su amigo Raúl Suescún una pequeña empresa de pasabocas que bautizaron Productos Ricos. Su creativo negocio que empezó en los años 60 ya está en manos de sus herederos que siguen dando la pelea.
Comenzaron solo con la producción de papas fritas y el primer año de funcionamiento coincidió con el grado de Carlos Eduardo Silva, quien lo celebró en el local de la empresa que quedaba en la misma casa donde vivía en el barrio Rionegro, en Bogotá.
Dos años después ampliaron la planta, con un negocio más próspero y un futuro más amplio, la empresa pasó a llamarse Comestibles Ricos. Con capital 100 % nacional, la compañía no se ha amilanado ante el gigante norteamericana Frito Lay´s, empresa que se fusionó con Pepsi-Cola en 1965 para formar PepsiCo, Inc. y que en el país opera como PepsiCo Alimentos Colombia con sus productos de papas Margaritas, Doritos y Natuchips, entre otros.
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Al igual que Frito-Lay que con los años ha introducido innovaciones para captar nuevos mercados, Super Ricas se destacó desde sus inicios por su ingenio y tecnología. La compañía fue pionera en usar una peladora de papa automática que estaba en desuso en Paz del Rio, para su distribución por los barrios se hicieron con el chasis de un Ford 54, que con la ayuda de sus empleados, se convirtió en el primer carro distribuidor de Super Ricas. Luego vendrían los reconocidos triciclos rojos para llegar las tiendas de barrio, disparando así las ventas, un sistema de transporte con el que llegan hoy a más de cien mil tiendas.
Su gran éxito, y que lo posicionó en el mercado nacional, vino con el lanzamiento de la papa con sabor a pollo que marcó la gran diferencia con la competencia. Cuenta la historia que cuando los asaderos se pusieron de moda en Bogotá, eran lugares de lujo, y pensando en llevar el sabor del pollo asado a todas las personas, Don Carlos Eduardo decidió buscar la manera de ponerles ese gustillo a sus papas fritas.
Otra gran innovación fue es el famoso Todo Rico que empaca los tres ingredientes en una sola bolsa, también fue una gran novedad, algo que no existía en el mundo. El éxito adquirido les permitió para los años 80, trasladarse a una planta totalmente automatizada en Fontibón que ya ha sido objeto de ampliaciones.
Comestibles Ricos, entró a formar parte del selecto grupo de las 1.000 empresas más grandes del país en el 2021, mismo año que cumplió sus 60 años en el mercado. Supera en ventas a la Compañía Internacional de Alimentos del Grupo Gilinski y sus productos marca Yupi. Con unas ventas en el año 2022 de $ 278 millones y cerca de 1.800 empleos entre directos e indirectos, mantiene relación con más de 500 proveedores a quienes se les compra más de 35 mil toneladas de materias primas.
No contento con estas cifras, este principio de año Comestibles Ricos concretó la compra de La Niña, una empresa fundada en 1984 que opera en Dosquebradas, Risaralda, dedicada a la producción de pasabocas naturales, una tendencia del mercado que Comestibles Ricos quiere fortalecer. La Niña logró ventas de $ 16.740 millones en el año 2021.
Los pasabocas de La Niña con sus variedades en horneados, platanitos, papas fritas, trocitos, ‘kombynao’ o tocinetas, se le sumarán a las SuperRicas de papas, plátanos, harinas, chiricos, expandidos y Maní. Con su principal mercado en Bogotá, también se han expandido internacionalmente a países como Inglaterra, España, Panamá, Chile, Republica Dominicana, y Estados Unidos.
Carlos Eduardo Silva obtuvo un reconocimiento al mérito por su labor en la industria colombiana por parte de Fenalco a mediados de 2014, un año antes de fallecer. La empresa que se encuentra a la cabeza de su hija Amanda Silva Bernal es una sociedad anónima que incluye entre sus socios además de la cónyuge María Leonor Bernal Moreno y sus cinco hijos, otros cuatro herederos.
