Los periodistas colombianos que hicieron el viaje Roma-Bogotá con el Papa en septiembre pasado tenían un misterio que resolver. Mucho quisieron acercarse a Mauricio Rueda Beltz, el sacerdote bogotano quien desde enero del 2016 ocupa uno de los cargos más importantes en el Vaticano: organizarle los viajes alrededor del mundo al Papa Francisco. El año pasado visitó, previo a la llegada del Papa, tres veces el país. Nadie pudo arrancarle una palabra. En las ocho horas de vuelo los periodistas que viajaron en el Pastor 1 esperaba que, como lo hizo el Santo Padre y varios obispos, Rueda Beltz saliera a saludarlos. Nada de esto pasó. Su bajo perfil se lo impide. El sacerdote ya ha dicho hasta la saciedad que detesta las entrevistas. A la sombra de Francisco, Rueda es uno de los secretos mejor guardados del Vaticano.
Lo que se sabe de él es muy poco. Nació en Bogotá en 1970 y se graduó en 1987 del Gimnasio Moderno, colegio en el que dejó huella. Su mamá, Ilse Beltz, era profesora de español en el Moderno. Él mismo se destacó por su pluma afilada. Su buen criterio y facultades literarias lo llevaron a ser director durante tres años del Aguilucho, el periódico del colegio. También tenía buen oído musical. Martha Figueroa, su profesora de música en el moderno, lo recuerda como un excepcional interprete de flauta dulce y una voz de tenor que si la hubiera educado sería, por qué no, uno de los pocos intérpretes de Opera que tuviera el país. Su vínculo con el Gimnasio Moderno se mantuvo muchos años después de su graduación. En el año 2000 fue nombrado como miembro del consejo superior, lugar que ocupó solo dos años cuando se fue a Roma a cumplir con su destino en el 2002.
Foto: Gimnasio Moderno
Estudió en el Seminario Mayor de Bogotá. Uno de sus guías es el cardenal Colombia Rubén Salazar Gómez quien lo recuerda por su extraordinaria capacidad organizativa, su prudencia y su profunda espiritualidad. Uno de sus amigos más cercanos como seminarista fue el padre Juan Alvaro Zapata, actual secretario adjunto de la conferencia episcopal. Ambos organizaban actividades en el popular sector bogotano de Bosa, más precisamente en la iglesia de San Juan Nepomuceno. Zapata recuerda su generosidad ilimitada. Zapata quiso encontrarse con Rueda en sus venidas el año pasado pero fue imposible: pareciera que sólo tiene una misión en la vida y la cumple a cabalidad. Cuando se marchó a los 32 años a Roma lo hizo para doctorarse en derecho canónico en la Pontifica Universidad de la Santa Cruz. Desde esa época se transformó en uno de los protegidos de Dario Castrillón, el cardenal colombiano que más lejos ha llegado en el Vaticano y uno de los pocos que le hablaba al oído a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. Antes de asentarse de nuevo en Roma como uno de los hombres más poderosos, Rueda Beltz trabajó exitosamente en las nunciaturas apostólicas de Chile, Estados Unidos y Jordania, en este último país pudo mostrar, en el 2014, sus dotes organizativas cuando preparó un espectacular recibimiento a Francisco en uno de los países más complicados para un jerarca católico.
Ese mismo año llegó a la Secretaría de Estado del Vaticano y también ayudó a organizar el viaje de Francisco a otro polvorín, Turquía. Desde entonces no se le despega al Papa en cada uno de sus viajes.
Mauricio Rueda durante los preparativos para la visita del Papa a la ciudad de Medellín
En enero del 2016, cuando el italiano Alberto Gasbarri se jubiló luego de cumplir 70 años, Rueda Beltz fue su reemplazo como jefe de los viajes papales. Desde ese momento organizó con eficacia los viajes papales a Grecia, México, Polonia, Suecia Egipto, Portugal, Colombia, Estados Unidos, Chile y Perú.
Su labor lo cubre todo. Él debe estar pendiente de los temas de seguridad del Santo Padre, por eso trabaja de la mano con el general Domenico Giani, comandante de la Gendarmería del Vaticano. En la coordinación litúrgica no desampara a monseños Guido Marini, maestro de ceremonias. Además tiene línea directa diaria con el nuevo portavoz de la Santa Sede, el periodista inglés Greg Burke.
En la visita de septiembre hasta el inquieto Jorge Alfredo Vargas intentó entrevistarlo en el Pastor 1 pero fue imposible. Muchos podrían malinterpretar su actitud como arrogante. Nada de esto es verdad. Lo de Mauricio Rueda Beltz es sólo una de esas vidas entregadas a una causa: servirle al santo padre
