La vacuna Sputnik V ya entró con fuerza en América Latina en Argentina, Bolivia, Venezuela, México, Nicaragua, Paraguay, y el gobierno de Colombia ya formalizó un acuerdo con los rusos.
A principios de este mes, el 3 de febrero, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, reveló que tres semanas antes había firmado un Acuerdo de Confidencialidad con el Fondo de Inversión Directa de Rusia para comprar un lote de vacunas Sputnik V producidas por el Instituto Gamaleya.
El anuncio coincidió con la publicación del análisis de la Fase III de la vacuna con pruebas en más de 20.000 pacientes en la prestigiosa revista especializada The Lancet, que daba cuenta de una efectividad de 91.6%, para prevenir el covid-19 sintomático, incluyendo los mayores de 60 años y sin efectos adversos graves. “Hay un pequeño efecto adverso, un cuadro seudogripal, pero que el perfil de seguridad es muy bueno, muy sólido y la eficacia también”, manifestó el editor de la revista a CNN. La vacuna se almacena entre 2 y 8 grados centígrados de temperatura, una ventaja frente a -70 de Pfizer y -20 de Moderna. Y ya se está aplicando en Argentina, Bolivia, México, Paraguay y Venezuela.
Pero hubo alguien que se adelantó. El empresario Abel Mercado le apostó al potencial científico ruso, seguro de que habría vacuna contra covid-19 a finales del 2020, y empezó a moverse. Comenzó a realizar los trámites para obtenerla a mediados del año pasado, cuando escalaba el primer pico de la pandemia en Colombia. Por ahora el monopolio de la vacunación la tiene el gobierno que espera tener 35,5 millones de vacunados con dosis gratuitas.
El gobierno ha entreabierto la puerta a los particulares para entrar a participar en la vacunación, en un futuro por determinar. Las pautas están en el Decreto 109 que expidió el 29 de enero de 2021. Allí se señala que la responsabilidad de la importación y aplicación de la vacuna recae exclusivamente en el Ministerio de Salud, las adquiridas por el gobierno se aplicarán de manera gratuita y no podrán ser comercializadas. Posteriormente el Ministerio “determinará el momento en el que personas jurídicas públicas y privadas podrán importar, comercializar y aplicar las vacunas contra el covid-19, así́ como las condiciones que deberán cumplir para el efecto, previa recomendación de las instancias de coordinación y asesoría con las que cuente”.
El empresario colombiano Abel Mercado asociado con la firma del sector farmacéutico Scalpi está listo. En junio pasado, una circunstancia fortuita lo llevó a buscar un antiviral que aliviara los efectos del coronavirus, a buscar un tratamiento y la vacuna. Fue entonces cuando apareció la opción del Instituto Gamaleya en Rusia. Con la confianza en sus trabajos de investigación y desarrollo se acercó al prestigioso centro de epidemiología y microbiología. En julio se iniciaron las conversaciones que concluyeron con la suscripción de los acuerdos necesarios con el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF por sus siglas en inglés), el encargado de la comercialización. En octubre se firmó el Acuerdo de Confidencialidad y en noviembre el Acuerdo de Cooperación.
Mercado, empresario de vieja data del sector financiero en el Banco Bilbao Vizcaya y en el de la palma africana como miembro de la junta de Oleoflores, se asoció con Scalpi para contar con la infraestructura especializada en logística y distribución. Scalpi tiene 45 años de experiencia en fabricación y envasado de productos farmacéuticos, cosméticos y aseo, 600 empleados, maquila a multinacionales y opera en Colombia, Ecuador y Chile.
En noviembre, una vez firmado el Acuerdo de Confidencialidad se contactaron con el Ministerio de Salud, para mostrar las ventajas de Sputink V, y los beneficios de tenerla en el portafolio de vacunas de Colombia. Estas requieren aprobación de Invima como ya ha he hecho con Pfizer.
The Economist ha dado un campanazo sobre el cronograma de vacunación en las naciones de ingresos medios y aventura que solo hasta finales del 2022 se logrará la vacunación total de la población porque están más abajo en la cola de las grandes farmacéuticas que primero cumplirán los acuerdos con los países desarrollados. De hecho, la ONU acaba de llamar la atención sobre el hecho de que diez de esos países han acaparado el 75 % de las vacunas. Y hoy está sobre el tapate la capacidad de producción de los laboratorios y el incumplimiento de las entregas.
El acuerdo de Mercado con el RDIF otorga la posibilidad de vacunar 2.750.000 pacientes antes del 31 de diciembre de 2021, a un precio que dependerá en alguna parte al costo asociado a las instalaciones y demás requisitos que formule el gobierno para su aplicación, que por ahora se desconoce. También se adelantan contactos para que llegado el momento se pueda fabricar la vacuna en laboratorios colombianos. Cuando el gobierno de la señal.