El 26 de julio de 2017 la entonces congresista del Partido Verde Claudia López, y Angélica Lozano, una dupleta política y afectiva, junto con Antonio Navarro, llevaron a la Registraduría las 150 cajas que contenían las 4.312.653 firmas que eran suficientes para pedirle al Congreso que se aprobara la Consulta Anticorrupción. La entrega se convirtió en todo un acto solemne. Se creó una cadena humana con brazos, más de 100 personas iban pasando una a una las cajas bajo una torrencial lluvia. Steven Ricaurte era uno de ellos.
Sin sueldo alguno se subieron a TransMilenio, se pararon frente a universidades y centros comerciales para convencer que el camino de derrotar a la corrupción lo tenían en la mano. Casi lo logran.
Un año después la cifra comenzó a crecer: 10 mil voluntarios hasta llegar a los 45 mil que se desperdigaron por Colombia como predicadores para hacer preguntas que a vuelo de pájaro parecían obvias, pero tenían un significado que era un grito de rabia que se apagaba en la garganta: “¿Quiere bajarle el sueldo a los congresistas?”
Se multiplicaban con energía y entusiasmo para copar centros comerciales, escaleras eléctricas, buses, calles y explicar pacientemente por qué había que votar. En Bogotá buscaron lugares emblemáticos como La Casa del Florero y la Plaza de Bolívar para insistir con la misma pregunta: “¿Está cansando de que lo roben?”, e iban en aumento hasta crecer silenciosamente y por pongo conseguir los 12 millones de votos que se requerían para volver la Consulta vinculante. Pero la señal política sí se logró y fue contundente: el congreso tendrá que votar las leyes anticorrupción que se derivan de los siete puntos de la consulta.
En el último Festival de Rock al parque los voluntarios estuvieron inmunes al golpeteo salvaje de los metaleros y al candor de las Pussy Riot. Como un ejército disciplinado estuvieron de pie las casi diez horas que duraban al día las sesiones del festival para contar su credo. No era fácil. La gente no les creía que podía haber un mecanismo para derrotar a los corruptos. Aunque Colombia es la democracia más estable de América, la gente pareciera no creer en que los cambios puedan estar en las urnas. Sin embargo, esta vez salieron a votar y lograron más sufragios que presidente alguno en la historia de Colombia, incluido el último, Iván Duque, que contó con el apoyo de un gran elector, Álvaro Uribe Vélez, quien le dio la espalda a la Consulta después de haberla aprobado en el Congreso y comprometerse a votar positivamente.
A los voluntarios nadie los ayudó en nada. John Jairo Moncada, estudiante del Rosario, imprimió él solo mas de 8.000 volantes que entregaba en la calle, en el TransMilenio, en entradas de universidades, en los centros comerciales o frente a la iglesia del Parque Lourdes. Otros dejaron volar la imaginación y ellos mismos se pintaron la cara de blanco y dejando la pena a un lado hacían de mimos en un performance improvisado que refrescó las frías calles bogotanas. Con gestos daban a entender que desde el Congreso se desangraba buena parte del dinero que debería ir a la educación o la salud.
A los voluntarios los acompañaron en la calle congresistas del Partido Verde, el Polo Democrático, los Decentes y Compromiso Ciudadano, volantenando, como se dice ahora, es decir, entregando volantes de su propia mano y contándole a la gente por qué había que salir este domingo a decirle No a la corrupción.
El ejército de 45 mil muchachos que salía hasta los lunes festivos en el resto de Colombia, en las ciudades principales aunque su voz no llegó a lugares de la geografía donde la corrupción rampea como La Guajira o Norte de Santander, en donde la abstención superó el 86% en el primero y en el segundo el 70%.
Sin maquinaria política alguna, sin dádivas, la Consulta estuvo a poco menos de 500 mil votos de superar el umbral, que habría vuelto el mandato imperativo, pero que igualmente obligará al Congreso a darle prioridad a su tramite legislativo, . Eventualmente se tendrá que conciliar el articulado presentado por el Presidente Iván Duque al día siguiente de su posesión el pasado 7 de Agosto con el paquete de leyes derivadas de los 7 puntos que radicarán el próximo martes los promotores de la Consulta anticorrupción.
