Hombre, qué alegría que la Selección Colombia clasificó directamente a los mundiales. Atrás quedaron los calculistas que procuraban la alineación de astros y planetas, combinados con los resultados de otros equipos para aumentar las probabilidades de éxito de la tricolor. Ahora se cuenta con un equipo más equilibrado, más "profesional", que tiene la capacidad de responder y con conductas que son menos escandalosas que las brindadas por las generaciones anteriores.
Entre todos estos hombres que tienen un hobby —podríamos llamarlo así— de representar a su país en el deporte más famoso del mundo se encuentra uno que resalta entre los demás: Falcao. ¿Por qué digo hobby? Porque es evidente que ellos no derivan su sustento de jugar en la Selección, lo hacen por el honor y la gallardía, por representar a un pueblo.
Este señor, al que alguna vez un pedante comentarista deportivo llamó "exfutbolista", es un tipo inteligente en la cancha y por fuera de ella. No soy amante del fútbol, lo veo, pero no tengo equipo ni soy hincha de alguno en especial. Sin embargo, me ha parecido interesante la forma en la que "Rada" se desenvuelve.
Tuve la oportunidad de ver una entrevista que le hacían cuando él apenas tenía 12 años y se le preguntó por sus sueños. Contestó que le gustaría ser famoso, aunque reconoció que la fama debe controlarse. Las entrevistas que le hacen son hasta interesantes porque las respuestas no se limitan a los típicos "Es un equipo que te ataca, que te domina el balón" o "Bueno, seguimos las instrucciones del profe y gracias a Dios logramos el resultado". El hombre le echa cabeza a lo que está diciendo y es profundo en sus apreciaciones.
Creo firmemente que la capacidad de influencia que tienen los deportistas es relevante para las comunidades que los admiran, también creo que un deportista es una empresa viviente, gente vive de lo que ellos hacen o dicen, de su capacidad deportiva o de su físico. Por ello pienso que un deportista se asemeja con un emprendedor. Muchas de las historias de cómo pasaron de niños en barrios pobres a ser multimillonarios y famosos se asemeja a ese empresario que hoy compra empresas y antes era conductor de bus. Deben existir más similitudes, eso es obvio, al igual que diferencias.
Pero quiero detenerme en algo específico que sí deben tener los emprendedores y los deportistas. En enero del 2014, “El tigre” sufrió una lesión de rodilla y tristemente vio cómo todo el esfuerzo que había hecho para ayudar a la Selección en la conquista de ese primer sueño se iba por la borda. Desde lejos le tocó disfrutar los triunfos que nos brindó la Selección.
Luego, en su recuperación, hubo momentos incómodos al no encontrar un club que le acogiera de buena forma, estuvo “como el pandequeso maluco”. Se creía lo peor, uno hasta pensaba que había algo malo, no en su rodilla, sino en su forma de afrontar los encuentros. Sin embargo, no desfalleció y esta es la lección que saco para mi vida: insistió, persistió, estuvo firme, entendiendo que todo es circunstancial. Cada momento que pasó era necesario para ser mejor y lo logró, pudo retomar su ritmo, pudo volver en sí, pudo ser de nuevo.
Mi aprendizaje es que “las lesiones de rodilla” que tenemos nosotros también se pueden superar, son trabajos que debemos pasar, pero con esfuerzo y paciencia se pueden lograr las cosas. Aprendamos de este ejemplo que todo tiene su tiempo y que es así cómo se sale adelante.
