La pasión, literalmente, lo dejó sin uniforme. Ocurrió en la medianoche del 30 de abril, cuando el comandante de la Policía de Transmilenio, Jáder Alberto Llerena Rivas, salió de su oficina, se subió al vehículo oficial escoltado y tomó la Autopista Sur directo a Soacha, el vecino municipio cundinamarqués.
Tenía una cita amorosa secreta en la casa de una subalterna. Durante el encuentro, súbita y silenciosamente apareció otro patrullero. Era el esposo de la uniformada. El hombre comenzó a grabar la escena en la que los sorprendidos compartían un momento íntimo.
“¡Donde me denuncie, lo mando a matar, quédese callado o me va a conocer!”, le dijo entre enojado y temeroso el comandante de la Policía de Transmilenio al patrullero quien, sin dudarlo, puso en conocimiento de la Fiscalía General de la Justicia Penal Militar y la Procuraduría el episodio doloroso y bochornoso para él después de recibir algunos golpes que le propinó el Coronel por haberlo grabado teniendo sexo con su esposa.
Así, todo el mundo conoció la denuncia que se propagó por las redes sociales y corrieron versiones sobre supuestos tratos preferenciales recibidos por la patrullera dentro de la institución de parte del Coronel Llerena como la de usar una motocicleta sin cumplir los requisitos.
La Fiscalía General de la Justicia Penal Militar y la Policía Nacional abrieron una investigación en contra del Coronel por lo que se consideraría un abandono de su puesto en horas laborales, utilizar vehículos de uso exclusivo de la Policía Nacional, es decir, bienes del Estado, y trasladarse a otra jurisdicción.
A su vez, la Procuraduría General de la Nación abrió una investigación disciplinaria en contra del Coronel que sostuvo relaciones amorosas con la subalterna, esposa de otro patrullero. Mientras avanza la investigación de los organismos de control, el Coronel continúa en su cargo como Comandante de la Policía de Transmilenio y el patrullero, al parecer, sigue recibiendo llamadas amenazantes.