Un centro polarizante

Un centro polarizante

"Apoyado en la evolución social, representa la continuidad de esos males, con maquillaje reformador y discurso moderno"

Por: Edwin García Maldonado
abril 13, 2018
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Un centro polarizante

La “democracia” colombiana es imagen y semejanza de la “democracia” estadounidense. En ambas tragicomedias prima el show mediático, la gritería, las aseveraciones sin argumentación, los epítetos, las descalificaciones, los insultos, el marketing y el llamado rating. Por eso ganan elecciones personajes como Trump. Por eso no sería de extrañar que quede de vicepresidenta de Colombia la señora Claudia López.

Esta candidata vicepresidencial, como la mayoría de quienes defienden las posiciones del “centro”, tiene una fragil fundamentación ideológica, la cual se evidencia en las contradicciones de su discurso. Estos vacíos y contradicciones pretende llenarlos con un tono de voz elevado, histeria y ofensa convertida en conducta permanente.

Las débiles bases ideológicas del “centro” lo acercan, no obstante, a la derecha y las posiciones conservadoras. De ahí que la respetada señora López asegure escueta y categóricamente, sin mayores argumentaciones, como suele hacerlo, que las sociedades evolucionan, vale decir, evolucionan gradualmente, lentamente.

En política esta evolución es el punto de apoyo del reformismo. El reformismo reconoce los males de la sociedad, pero pretende “mejorarlos” con leves cambios que no tocan la raíz del problema, por lo cual a través de estas reformas no se logra eliminar los graves padecimientos, como la pobreza, la miseria o la exclusión social.

Entonces, sin desmentir a la senadora, habrá que complementarla diciendo que las sociedades evolucionan, pero también involucionan y, afortunadamente, también se revolucionan. Se revolucionan cuando cansadas de su postración superan los esquemas y las formas obsoletas, para dar saltos adelante y mejorar su situación. Colombia padece ese estado de postración, por lo cual es necesario un salto adelante para salir de esa condición.

La vida de las comunidades a lo largo y ancho del país demuestra los graves padecimientos de la sociedad colombiana. Cada día que pasa cuesta la vida de niños en alguna región del país, la libertad de cientos de adolescentes puestos presos por robar para subsistir, la carencia de servicios públicos de miles de personas, así como millones de pesos del erario público perdidos por corrupción, por lo cual nuestro país más que reformas graduales, requiere medidas profundas contra estos males.

Claudia López, además, presume la ignorancia política de la gente, por eso cree que el show y la gritería sin argumentación ni bases ideológicas satisfacen al país. Con su dudosa condición de centro, ponen en un mismo costal al resto de candidatos, polarizando, ubicando de un lado a los buenos, es decir, el “centro”, y del otro lado a los malos, entiéndase el resto, derecha e izquierda, a quienes equipara con descalificaciones que pretenden igualarles. Venden su propuesta política como solución a la polarización, pero son ellos quienes polarizan para pescar en río revuelto y evitar el ascenso de las verdaderas propuestas alternativas, más y mejor sustentadas que el reformismo pueril.

Las dinámicas sociales no se dan linealmente, por el contrario, en el seno de las sociedades interactúan, se suceden y superponen los diversos fenómenos (evolución, involución y revolución), como lo descubrieron hace mucho los científicos sociales basándose en los principios de la dialéctica. El cuerpo social, como todo ente vivo, en definitiva siempre tiende a su mejoría y los retrocesos que en él pueden operar, a la postre generarán la conciencia colectiva para avanzar.

En el caso colombiano, los gobiernos de las últimas décadas, promotores de la guerra o de la paz traicionada, han representado un retroceso respecto al espíritu democrático invocado por el constituyente en 1991. Sin embargo, a la postre han producido un efecto contrario al pretendido, porque, sin proponérselo, por defecto han sido generadores de conciencia política en amplios sectores de nuestra sociedad. Expresión de esto es el fenómeno personificado en Gustavo Petro, quien recoge el clamor de transformación de muchos colombianos y sí representa un paso adelante para combatir los males de la sociedad capitalista.

El supuesto “centro”, apoyado en la evolución social, representa la continuidad de esos males, con maquillaje reformador y discurso moderno. La Colombia Humana representa la decisión de avanzar como cuerpo social, con medidas que trascienden el mero reformismo, sin llegar aún a ser radicales.

Nuestro país se dirige a las transformaciones de fondo, esa es la tendencia que en definitiva triunfará, en estas elecciones o en futuras. Ante eso, los esfuerzos del “centro” serán insuficientes, aunque logren confundir y retrasar momentáneamente la tendencia.

Quienes cansados de la pobreza, miseria, corrupción, exclusión social y política que sufre la mayoría de habitantes en Colombia, consideramos que en nuestra sociedad deben darse cambios profundos, vemos en las propuestas de Petro una forma de avanzar en esa dirección de forma seria y responsable, tranquilizando de paso a quienes en la población se inclinan a los cambios, pero le temen al caos.

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