En la universidad Nacional de Colombia sede Palmira, una universidad totalmente abandonada por el Estado, se presenta un fenómeno particular: el 50 por ciento de sus estudiantes no son de Palmira, de hecho, ni siquiera del Valle del Cauca. La gran mayoría son del suroccidente Colombiano (Cauca, Nariño, Putumayo) otros afortunados son de la región andina, principalmente Bogotá y otros tantos del norte de la nación. Esto es de destacarl: una universidad pluricultural, con diversos simbolismos y contextos, con diversos argumentos y formas de ver el mundo.
Dentro de los debates que se forman en la academia, el plebiscito es uno de los más apasionados. Un día dentro de estos debates que se tocan en las aulas de clase, las palabras “SI” Y “NO” se colaron mientras estudiábamos el presupuesto de la nación. Una compañera, de Tumaco, pocas veces la había escuchado hablar y no la conocía muy bien, levantó su mano para decir lo siguiente: "Profesor, yo vengo de Tumaco, una ciudad afectada por el conflicto, una ciudad que tiene guerrilleros a diestra y siniestra y mi voto es NO".
El salón quedó en silencio total mientras continuaba la compañera "(…) desde que empezaron los diálogos de paz, el vandalismo en mi ciudad se ha multiplicado hasta un 200 por ciento, ya no es seguro caminar con su celular afuera, ya no vivimos tranquilos". Atónito callaba y escuchaba su conclusión "y sabe ¿por qué? Porque la guerrilla ya no hace control, la guerrilla ya no evita que salgan los vándalos, los delincuentes ya pueden hacer lo que quieran, y apenas se desarme la guerrilla, la delincuencia en mi ciudad va a aumentar y ya no podré vivir allá de nuevo".
Un argumento que pocas veces se ha escuchado, dentro de los compañeros con quienes comparto. Algunos confiesan que en muchas de sus regiones la guerrilla, los neo paramilitares, las Bacrim ofrecen un cierto control, evitan que se caiga en la anarquía social, administran justicia y aunque no es un discurso PRO FARC, es una problemática que se generó por la ineficiencia estatal.
¿Qué pasará cuando se desarmen las Farc? ¿Qué pasara en las veredas, pueblos y ciudades donde ejercían control? ¿Cuándo llegará el estado a estos lugares? Entre chanza le dije a mi compañera que ahora vivía en Palmira, una ciudad ordenada donde sí hay presencia estatal, si, esa que en el año 2015 tuvo el honor de recibir dos premios en una semana, que "el lunes era la cuarta ciudad más insegura del planeta y el jueves tenia al mejor alcalde del país".
¿Ya llegó el estado a todos los rincones del país? ¿Si se está cumpliendo con lo pactado en el contrato social propuesto por Rousseau? ¿O este estado se asemeja simplemente a un Leviatán que estira sus tentáculos para destruir políticas sociales y cobrar impuestos para solucionar malas administraciones de quienes lo administran?
El verdadero reto para el “posacuerdo” no es reintegrar a las Farc a la vida civil, es fortalecer el estado y la socialización en pro de los acuerdos de La Habana; se debe ofrecer una garantía de vida tranquila en esos lugares recónditos de nuestra nación o si no habrán muchos NO el día de las votaciones (si es que a estos lugares llega la registraduria) y no serán porque lo consideren un acuerdo de impunidad o la llegada del “Castrobamafranciscochavismo” de hecho es la perdida de este de sus zonas de influencia y la inseguridad sobre el futuro de la estructura social lo que a muchas víctimas las incentiva a no estar de acuerdo con lo que se pactó en el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera.