Un balance no tan rosa como parece
Opinión

Un balance no tan rosa como parece

El gobierno saca pecho con el alza del PIB y el aumento del salario mínimo, pero en ambos casos hay mucha tela de donde cortar

Por:
diciembre 29, 2021
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Se precia el gobierno de dos resultados económicos algo extraordinarios este fin de año; el crecimiento del PIB y el alza del salario mínimo.

Vale la pena hacer algunos comentarios al respecto.

El crecimiento del PIB fue en efecto aparentemente muy satisfactorio… pero no solo, y puede que no tanto, por la gestión del gobierno.

Ya se ha anotado que, por haber tenido la caída más grande el año anterior, el efecto rebote también tendría la tendencia a tener un efecto de similares proporciones. Pero lo que además es de destacar es que el mayor impulso lo dio el consumo de los hogares -o sea el de los habitantes en general- y en esto se debe tener en cuenta el aumento de la población por la migración venezolana; registrados oficialmente con permisos son 1.500.000 y se estima entre 500.000 y 1.000.000 aún indocumentados, lo cual en conjunto implica de entre 5 % y 10 % de contribución a ese incremento.

Lo que pasa es que eso tiene un costo, no es gratuito: por la misma razón aumentaron los desempleados y sobre todo la pobreza y los informales (que no son sino desempleados con rebusque); y, como su nivel de consumo es lo más cercano a las necesidades básicas – o sea los alimentos-, estos subieron muy por encima de la inflación general en un 15 %.

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Quienes devengan el salario mínimo formalizado es apenas el 18 % de la población. Y para ellos en buena parte ‘lo que se hace con la mano se borra con el codo’

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Quienes devengan el salario mínimo formalizado es apenas el 18 % de la población. Y para ellos en buena parte ‘lo que se hace con la mano se borra con el codo’, porque además de los alimentos -que les representa el 40 % del gasto-, también cosas como la salud o el transporte -que representan otro 40% - están indexados automáticamente al salario mínimo.  Lo que esto implica es que para la inmensa mayoría de los sectores más vulnerables -sobre todo quienes por pobres e informales  dependen de sí mismos- el alza del salario mínimo no da para cubrir el aumento de sus gastos, no tienen forma de ‘reajustar’ sus ingresos de acuerdo a esta variación; la situación puede haberse agravado (a pesar de las buenas intenciones).

Todo lo anterior no significa que, como dicen quienes critican la medida esta sea inconveniente. Por supuesto aumentará la tendencia una inflación más alta. Y por supuesto esto obligará a tomar medidas por parte del Banrepública para contrarrestarla. Aquí se corre también el peligro que, con la tendencia neoliberal a la obsesión por el control macroeconómico, se relegue aún segundo plano la función social de atender la generación de empleo, olvidando la afortunada decisión donde lo recordó Corte Constitucional.

En este sentido tampoco parece ser verdad que el aumento salarial genere desempleo. Si el sector laboral en su conjunto aumenta su capacidad de consumo esto arrastra el crecimiento del PIB (como en efecto ya está sucediendo), lo cual a su turno debe repercutir en más demanda de mano de obra. El último Nobel David Card logró demostrar que los aumentos salariales no perjudican la creación de empleo.

Lo positivo, y se le debe reconocer al Gobierno, es que se define un propósito: el de favorecer a los estratos bajos. Además en algo de todas maneras se avanza. Y, si bien se analiza, así se permite entender mejor la problemática de la incidencia del salario mínimo como instrumento de política económica y social.

Porque salimos del modelo teórico de realizar ajustes de acuerdo con la mayor productividad y la inflación incurrida como aproximación puramente técnica. Lo que falta es definir nuevos criterios que guíen la fijación del salario mínimo. Entre ellos el alza del costo de vida para esos sectores que se busca beneficiar -para disminuir la brecha-, la cual normalmente es mayor al incremento promedio; y, para que sea estímulo y reconocimiento, el aumento proporcional a la productividad debe se referido a la del sector laboral y no al promedio de toda la economía. Y como parece obvio, el costo del dinero como lo fija el Banrepública que incide en el alza de todos los precios.

 

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