Los resultados de las elecciones del pasado domingo 9 de marzo dejaron un sabor más agrio que dulce en el paladar político de los colombianos. El despertar del lunes dejó a la ciudadanía con la sensación de que en este país siguen los mismos con las mismas.
Y quienes así lo creen no están lejos de la realidad. En el Congreso vuelven a aparecer los caciques regionales de siempre. Se repiten apellidos como los Gerlein, Name, Araújo, Yepes, Char, entre otros, lo que deja el sinsabor de que las curules de la Cámara y el Senado casi que se vuelven feudos familiares que se heredan, dejan de ser cargos públicos de elección popular.
Los que no pudieron lanzarse en las legislativas, pues acomodaron todo para que sus familiares y parientes cercanos los representaran en los comicios de marzo. Así fue que se presentó Teresita García, hermana del “Gordo” García, preso por paramilitarismo; o como lo hizo Luz Stella Cáceres, hija del excongresista de Bolívar, Javier Cáceres; o como lo puso en práctica Ciro Alejandro Ramírez, hijo del exsenador Ciro Ramírez, preso por parapolítica y narcotráfico.
El fantasma de las elecciones atípicas volvió a aparecer en las mismas regiones de siempre: la costa atlántica, Nariño, Cauca, Putumayo y Caldas. La región Caribe, con un 15 por ciento de la población del país colocó al 27 por ciento de los senadores de Colombia, algo inusual pues es bien sabida la apatía de los colombianos para salir a votar. Pero en Córdoba y Sucre no, pues allá votó el 80 por ciento de los ciudadanos autorizados en el padrón electoral, a diferencia del resto del país, donde la abstención osciló entre el 60 y el 70 por ciento.
El voto en blanco, dizque el gran triunfador de la jornada, no resulta más que un saludo a la bandera pues su efectividad es casi nula. Ahora descubrimos que la ley ordena que en caso de que triunfe el voto en blanco las siguientes elecciones se harán con candidatos diferentes, pero en ellas ya no se permitirá la presencia del voto en blanco. Es decir que todos los esfuerzos que se invirtieron en atajar a los candidatos al inservible Parlamento Andino fueron en vano. Si no se pronuncia pronto la Corte Constitucional sobre la inviabilidad de este parlamento, en las próximas elecciones tendrán que elegirse miembros de este cuerpo colegiado que ya fue condenado a desaparecer por los países miembros del agonizante Pacto Andino.
La consulta interna de la Alianza Verde dio como ganador a Enrique Peñalosa, como ya se presagiaba. Pero increíblemente cinco días después de realizados los comicios la Registraduría General de la República no ha entregado los datos oficiales de esta elección, con lo cual lesiona los intereses de este partido pues hasta tanto no se entreguen la totalidad de los conteos de las diferentes mesas del país no se puede inscribir al candidato verde ante el Consejo Nacional Electoral. El registrado Carlos Ariel Sánchez solo atina a lavarse las manos con jabón Pilatos, diciendo que no es culpa suya sino un nuevo requerimiento de las autoridades electorales. Qué raro, porque en la consulta interna del mismo partido de hace cuatro años, al otro día de las elecciones ya se habían entregado los datos del 100 por ciento de las mesas escrutadas.
Finalmente, y como para variar, se acentuaron las denuncias de fraude electoral. En la costa caribe los perdedores denunciaron una agresiva compra de votos por parte de los ganadores. En testimonios recogidos por periodistas de Blu Radio, afirman que los votos se compraban a razón de 50.000 pesos cada uno. Hagan sus cuentas; conseguir 100.000 votos, votación que asegura fácilmente una curul senatorial, costaría unos 5.000 millones de pesos, una bicoca para los manejos presupuestales que tienen en sus manos los congresistas durante cuatro años.
Al Centro Democrático se le perdieron los votos de nada menos que 8.000 mesas, y la respuesta del Registrador es que los votos no se perdieron, que ahí están, solo que por errores humanos no se contabilizaron. Pues ese errorcito le permitió al Presidente Santos salir el lunes a decirles a los colombianos que él tiene la primera fuerza política del país, felicitando al Centro Democrático por su “decoroso” segundo lugar. Esa lectura basada en unos datos falsos, anómalos, da mucho que pensar en un ambiente tan caldeado previo a las elecciones presidenciales del próximo 25 de mayo.
Fraude, abstencionismo, parapolítica, compra de votos, Gerlein… Las cosas parecen no cambiar, al contrario, como que empeoran a cada momento. Parafraseando al genial Jaime Garzón en una de sus secciones del recordado programa de humorismo político de los 90, Zoociedad, el lema de estas elecciones pudiera ser el siguiente: “Lo mismo que antes”.