“Si intentas controlarlo, no sucede; pero si lo dejas ser, el milagro sucederá”: Juan Mario Sánchez Cuervo
En el Universo las cosas fluyen, suceden sin mucho esfuerzo. Pero a la simplicidad de la naturaleza, la mente humana opone su obsesión de complicar las cosas. Dios mismo frecuenta la ley del menor esfuerzo en combinación con la simplicidad (economía divina).
No hablo de pasividad. Cada quien debe dar de sí el ciento por ciento, y el resto se suelta, se “abandona”, porque lo que ha de ser, será. Como decir: si lo dejas ser, sucede. Si interfieres intentando controlar obsesivamente las personas, las situaciones, los sueños… lo arruinas, no sucede. El secreto consiste en vibrar en armonía con la Mente que lo dirige y gobierna todo. Es la pureza de la intención en consonancia con la Voluntad Divina. Lamentablemente, si no conocemos las leyes espirituales nos convertimos en melodramáticos artistas del autosabotaje. Asume la responsabilidad de ser el arquitecto de tu propio destino. El que tenga entendimiento que entienda.
Como dijo un iluminado: solo cuando el discípulo está preparado el maestro le habla al oído. El tonto, en cambio, llama estupidez a lo que no puede comprender.
Por ejemplo, cuando conoces a alguien. Las cosas se dan. Las flores no se esfuerzan por florecer. El día no se esfuerza por amanecer. Nadie tuvo que hacer ningún esfuerzo para existir. La muerte es también parte de la naturaleza de las cosas, y ocurre con la misma simplicidad de la vida. Nadie se esfuerza por amar a quien ama. El amor llega con el don de la gratuidad; no se busca, el amor te encuentra. El amor fue primero que tú. No hay que buscar lo que no se nos ha perdido. La ignorancia es la principal responsable de los males del mundo. Es ridículo que la gente se esfuerce por encontrar lo que está dentro de ellos. También es ridículo pretender controlar las personas, interferir en la libertad de los otros.
La ansiedad (el anhelo obsesivo de que algo suceda o no suceda) es la peor actitud que podemos asumir. La ansiedad es ir en contravía de la naturaleza. Porque todo conspira para el bien. Si despertaras verías que estamos rodeados de milagros. Son tan numerosos, tan abundantes y comunes que perdimos la capacidad de maravillarnos.
Todo lo que he expuesto en este artículo tiene su sustento en un experimento de la física cuántica, el cual tiene perplejos a los científicos desde hace varias décadas. La perplejidad de los científicos surge de la ignorancia, de la negación, del miedo a dar el salto cuántico para romper el falso espejo de los falsos paradigmas. Esta verdad no tiene explicación desde la mente racional. La mente racional es psico-rígida y limitada y controladora y a su vez controlada por el ego. El futuro de la humanidad corresponderá al campo de la energía cuántica, un terreno en el que poco a poco empezamos a aventurarnos.
El muro que nos separa de la conquista de lo imposible empieza a derrumbarse. Los grandes maestros espirituales de todos los tiempos vinieron a enseñarnos que el reino y el poder están dentro de nosotros: todo es posible para quien vive en armonía con la Intención Divina. Ha llegado el momento de dar un paso más allá de la denominada mente racional.
Es el “experimento de la doble rendija”. Los lectores lerdos están acostumbrados a informaciones fáciles. Quiero propiciar en mis lectores el espíritu del aprendiz. Busquen información sobre este experimento que es considerado el más bello de la historia de la física. En la internet, en YouTube, abundan explicaciones muy didácticas, no fáciles. Para algunos de ustedes puede ser el primer paso hacia una aventura maravillosa. Asuman el reto. Les adelanto: somos actores, no espectadores, el observador altera la realidad. A través del experimento de la doble rendija los científicos descubrieron que en el mundo subatómico o microcosmos (partículas como los electrones) las cosas no se comportan como en el macrocosmos o el mundo que resulta evidente a los ojos. Los electrones, al ser disparados a través de la doble rendija, reaccionan de una forma asombrosa. Pero cuando los mismos científicos intentaron indagar la causa de ese comportamiento de los electrones a través de un detector, “el milagro”, lo inexplicable y asombroso no sucedió.
Controlar, monitorear, arruina la espontaneidad paradójica del suceso. Que los despiertos y preparados saquen las conclusiones y las pongan en práctica. El terreno de las posibilidades, aventurarse en lo desconocido, la incertidumbre misma, el permitir fluir, dejar ser: he ahí el mundo de las infinitas oportunidades.