A un año del adiós a las armas

A un año del adiós a las armas

"No obstante los obstáculos y dificultades que se han presentado en la implementación de los acuerdos, celebramos con optimismo su significado histórico"

Por: Tiberio Gutiérrez
julio 03, 2018
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A un año del adiós a las armas
Foto: Facebook Presidencia de la República de Colombia

Tal vez por causa del mundial de fútbol ha pasado desapercibida la celebración del primer año de la entrega de las armas de las Farc, (27-6-2018), acontecimiento que marcará profundamente el futuro del país con nuevos espacios para la construcción de la paz y de la democracia,  aunque persistan sectores de opinión que tercamente se oponen a los cambios progresistas.

Semejante actitud se explica en gran medida, por el estado de guerra en que hemos vivido desde el comienzo mismo de nuestra historia, de tal manera que no es fácil valorar el acontecimiento en toda su magnitud, sobre todo en las grandes ciudades que no vivieron los estragos de la guerra, y donde aún persiste una tendencia aferrada al pasado que no quiere asumir los cambios democráticos.

Es difícil comprender las contradicciones históricas que formaron nuestra nacionalidad, para poder asimilar los cambios de la coyuntura, pero poco a poco se va despejando el camino de la paz democrática, y lo que hace apenas cinco años parecía imposible hoy es una realidad indiscutible.

Que las Farc no llegarían al cese del fuego unilateral; que no aceptarían las zonas de concentración; que no harían el desminado conjuntamente con los militares; que no entregarían a los menores de edad; que no entregarían sus bienes; que nunca dejarían las armas, decían los pesimistas agitando la bandera del miedo y la desesperanza, pero la realidad de los hechos está demostrando todo lo contrario, a tal punto que las tendencias conservadoras se han quedado sin la solución militar.

No obstante los obstáculos y dificultades que se han presentado en la implementación de los acuerdos, celebramos con optimismo su significado histórico. Si bien es cierto que la corriente reaccionaria logró unificar a todos los sectores vacilantes frente a los cambios democráticos, también es cierto que las corrientes democráticas unificaron fuerzas como nunca antes lo habían hecho en este país, delimitando mucho más el perfil de las clase dominante y de los sectores populares en el escenario político nacional.

En las primeras de cambio se quitaron su ropaje “democrático”, quedando al desnudo su verdadera esencia reaccionaria en la tramitación de la ley de procedimiento de la Justicia Especial para la Paz. No se había visto una “comedia” tan bien orquestada, vulnerando en forma tan ramplona los acuerdos de paz, saltando por encima de la comunidad internacional, de la unión europea, de la ONU, de los países garantes, del derecho de las víctimas a la verdad, de la Constitución Nacional, y de la misma Corte Constitucional que ya había sentenciado categóricamente: “No se pueden hacer reformas contrarias al espíritu de los acuerdos antes de tres períodos legislativos”.

“Viva la democracia”, vociferó Iván Duque en su discurso de la victoria, pero mucho me temo que con esta “democracia” se le está abriendo camino a la dictadura de las mayorías con el argumento del Estado de opinión.

A un año de la entrega de las armas, hay que seguir estimulando la construcción de la unidad popular, para poder enfrentar con éxito, mediante la lucha parlamentaria y la movilización de masas, lo que se viene encima después del 7 de agosto: un gobierno autoritario para defender los privilegios de la clase dominante.

Esperamos que la Corte Constitucional falle en derecho las demandas a las reformas del acuerdo de paz, pero de todas maneras continuaremos con la construcción de la unidad popular en esta nueva coyuntura, reuniendo los equipos de la Colombia Humana en todos los municipios del país, para llegar unidos y organizados a las elecciones locales del 2019, como única garantía real para la defensa, sostenibilidad y desarrollo de los acuerdos en la perspectiva de la construcción de la apertura democrática.

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