Un adán en el Caribe, un génesis literario

Un adán en el Caribe, un génesis literario

Con 'Cuentos cortos para viajes largos', una obra que atraviesa todos los pisos térmicos y que se estrenará el 3 de mayo en la Filbo, Juan Andrés Fernández debuta

Por: Juan Fernández
abril 11, 2019
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Un adán en el Caribe, un génesis literario

Al escritor se le conoce por sus letras y Juan Andrés Fernández tiene un estilo propio irrastreable en otras obras. Usa distintos recursos literarios alejados de los juicios de valor que lo convierten en el espectador perfecto de su obra. Nunca sufrió por tener hojas o la mente en blanco, por lo contrario, él dice que escupe palabras y después las moldea una vez salen de su cabeza. Siempre realiza el mismo ritual cuando se dispone a escribir, unas veces con un café o una copa de whisky que impregnan con su olor las letras de un libro guía para un viaje sin movimiento. “Cuentos cortos para viajes largos: la ópera prima de un escritor que prepara su maquinaria para contar historias” dijo Carlos Polo, escritor.

Nació en Bogotá el 27 de diciembre de 1987 en la ciudad de Bogotá. Desde pequeño estuvo destinado a vivir historias para contar. Formó parte de un pequeño grupo al nacer, una enfermedad congénita llamada onfalocele, que le ocurre a 1 de 10.000 bebés había escogido a Fernández. Durante 7 años frecuentó hospitales con pasillos fríos y colores pálidos que no inspiran sino una profunda depresión. En contraste en su interior bullía la necesidad de calor, color y sabor. Más tarde encontraría su lugar.

En casa se le imprimieron creencias fervientes que a temprana edad no comprendió, llevándolo a introspecciones a corta edad. Su conexión con el mundo refundida (como el cordón umbilical a su madre) halla su razón de ser en el ejercicio de la escritura. La búsqueda de identidad atraviesa todo tipo de culturas, lo que no era necesario para Fernández, pues la de él se prefijaba en no tener ombligo y su particular estilo para narrar.

Durante su infancia tuvo la habilidad de despersonalizarse y crear historias alrededor de su vida que eran creíbles. En cualquier familia colombiana sería considerado como mentiroso, pero no, era su necesidad de contar su manera de ver el mundo. Al pasar los años su habilidad aumentaba, tanto así para lograr crear entornos y contextos. Inventó desde que era un habitante de otro mundo hasta que era extranjero en su juventud. Y después de conocer su historia, cabe el beneficio de la duda.

Pasar de inventar historias como excusas por sus estados de salud, a escribir por salud, fue un gran paso. Ahora para Fernández hacer catarsis de todo lo que vivió en cuestiones de salud, en relaciones amorosas, el amor familiar y vacíos existenciales lo hace estar en paz con él mismo. El dejar las ideas flotar en la inmensidad de una mente que nadie, sino él conoce, puede jugarle malas pasadas.

Cuentos cortos para viajes largos es la oportunidad de apoyar el talento colombiano y vivir en los pies de un personaje que “se sorprende con todo cuánto ve a su paso, como si fuera el primer hombre” dice Luis Felipe Vásquez, escritor.

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