Dan ganas de sentarnos a llorar viendo lo que está pasando en el país.
En consecuencia, le pido a Duque que inicie un proceso para cambiar la constitución enmendada mil veces por Juan Manuel Santos, que goza de un Premio Nobel regalado, porque allá en Noruega no tienen ni idea de lo que pasó y está pasando.
También le solicito que cierre todas las cortes y elija magistrados honestos e íntegros con alto nivel de conocimiento; que el Congreso sea clausurado; que con firmeza y determinación adopte el destino del país; y que acabe de una vez por todas con la sangrienta corrupción y el narcotráfico que nos carcome.
Así mismo, hago un llamado para que los opositores al gobierno tomen con serenidad sus actuaciones y no se infiltren en lo que no les importa. Ellos no deben olvidar que en un momento así se necesita mano dura y corazón grande, no otras cosas.
Uribe vive y vivirá en todas las mentes que hemos creído en un país como el que él como caudillo y héroe sembró desde que fue elegido presidente y a lo largo de toda su vida como un elocuente y efectivo político. Como él no habido nadie más que haya luchado contra todos y contra todo para salvar lo que queda de nuestro aporreado país.
Colombianos, levantémonos del estado de adormecimiento y defendamos con carácter al que merece todo lo bueno y excelente, porque eso exactamente fue lo que él le entregó a Colombia.
El país necesita un cambio radical y los primeros que tienen que salir son los de la justicia y todos los politiqueros de oficio. Vamos adelante con la certeza de que nuestro querido Álvaro Uribe Vélez estará presente por largo tiempo.