Las cosas hay que decirlas como son y no me vengan con la excusa barata de que estoy exagerando o que tengo inquina contra Petro, pero lo que sucedió el día de la instalación del nuevo Congreso controlado por las hordas petristas, cuyo comportamiento recordó lo que han vivido los opositores en Venezuela por parte de los diputados chavistas, dejó un sabor amargo y enrarecido que anuncia que habrá PATANERÍA y MATONEO en el parlamento y muy seguramente en el gobierno que se estrena.
Esta última eventualidad ya la anunciaron cuando dijeron que si las reformas no pasan, habrá movilizaciones. Es decir, quedan notificados los congresistas, no solo los opositores sino los que se arrodillaron a última hora al sancocho que llaman gobernabilidad parlamentaria, que si no hacen lo que quiere Petro, los van a exponer ante la opinión pública. (Ya sabemos cómo terminan estas amenazas de corte nazi-comunistas).
El comportamiento bajo, vulgar y ordinario de varios congresistas en el día de ayer, que representan la pomposa "política del amor" promovida por Petro, que contó con el respaldo del "gran componedor" Roy Barreras, a quien se le vio alentando desde su curul esas manifestaciones propias de barras bravas, resultan inexplicables si provienen de quienes ahora controlan el Congreso y el Gobierno, y próximamente Contraloría y Procuraduría. Churchill sabiamente decía que en la victoria es necesario ofrecer magnanimidad, cosa que el petrismo no practica, pero, obvio, cómo vamos a comparar a Winston Churchill con Inti Asprilla o Gustavo Bolívar.
No se quejen entonces cuando el congresista Polo Polo también apele a esas bravuconadas, pues le han dado papaya para también hacer las suyas. Porque un patán, crea otro, y este otro, muchos más, y cuando se multipliquen los patanes como los peces, entonces estaremos viviendo en el mundo del caos y la grosería. Ya lo vivimos entre liberales y chulavitas, guerrilleros y paramilitares, y ahora el petrismo contra todo aquél que se atraviese en el camino.
Lo que mucha gente ignora es que hábilmente el petrismo ahora es gobierno y también quiere fungir de oposición. Le quiere arrebatar a la oposición su espacio. ¿Saben por qué? Porque temen que no cumplan con todas sus propuestas y queden como unos perfectos payasos frente a unos votantes que depositaron de buena fe su confianza en un pacto histórico que prometió resolver todos sus problemas, incluyendo el amor.
Todo ese ambiente enrarecido y hostil que plantea el petrismo desde la montaña de la victoria comprueba entonces que existen, como dice el texto bíblico, huestes espirituales de maldad que gobiernan a quienes caen bajo esa maldita férula. ¿Cómo operan esas huestes de maldad en el escenario político? Con la intoxicación psíquica que sufre el político tal como lo describió Max Scheler cuando se refería a la figura del resentimiento. Cuando no se respeta a la autoridad. Cuando aplican la regla "el fin justifica los medios". Cuando decimos las verdades a medias. Cuando no hacemos gestión parlamentaria sino usamos el parlamento para zaherir a nuestros enemigos políticos. Cuando reemplazamos el argumento por el insulto. Y cuando en vez de convencer, amenazamos. Esto aplica para oficialistas y opositores.