Tras las sanciones anunciadas por Trump de congelar las cuentas de PDVSA en Estados Unidos, el gobierno ruso decidió actuar para cuidar su plata. El ministro de finanzas ruso emitió un comunicado para exigir al régimen venezolano el pago de la deuda de más de 100 millones de dólares. Al mismo tiempo, seis petroleras rusas, entre ellas Lukoil, congelaron sus contratos con PDVSA para el suministro de elementos petroleros, lo que frenaría la producción de combustible en Venezuela. El periodista del Wall Street Jorunal Anatoly Kurmananaev también reveló que a PDVSA solo le quedarían 10 días de combustible, aunque la empresa venezolana salió a contradecir la información.