Ucrania: ¿Segunda Guerra Fría o comienzo de la Tercera Guerra Mundial?
Los acontecimientos que causaron la invasión de Rusia a Ucrania comenzaron casi una década antes, pero de eso no se habla en los medios
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Aunque la deplorable invasión rusa a Ucrania comenzó el 24 de febrero de 2022, en realidad los acontecimientos que la causaron fueron muy anteriores. Pero de eso no se habla en los medios.
Un informe de 2019 de la Corporación Rand, principal tanque de pensamiento de los militares estadounidenses, muestra que la agresión a Rusia fue largamente preparada. Debilitar a Rusia e intervenir en Bielorrusia y Ucrania formaban parte de los proyectos del Pentágono (https://acortar.link/o5IKrQ).
Durante 2021 se acentuó la insistencia de Estados Unidos en que Ucrania formara parte de la OTAN, a pesar de que múltiples analistas de la talla de Henry Kissinger se habían opuesto y recomendado un estatus de neutralidad. La misma Rusia había advertido que una decisión de tal calibre colocaba las fuerzas militares de la OTAN en su frontera y amenazaba su seguridad, pues los misiles nucleares de Estados Unidos y demás potencias podían llegar a Moscú en cinco minutos, una situación que recordaba la crisis de los misiles en Cuba.
Una de las principales razones para la renovada hostilidad de Estados Unidos hacia Rusia fue su creciente papel en el mercado energético mundial y especialmente en el abastecimiento de combustibles a Europa. EU se propuso entonces acabar con la dependencia europea del gas ruso y con el gasoducto Nordstream, cuya destrucción fue planeada meses antes de la invasión rusa, como lo demostró recientemente Seymour M. Hersh, Premio Pulitzer.
Ya comenzada la “Operación Militar Especial” de Rusia, Biden rechazó los esfuerzos de paz hechos por Bennett, anterior primer ministro de Israel, y se volcó a apoyar a Ucrania. En el último año EU ha gastado en un año diez veces más que el gasto anual en la guerra de Vietnam y el doble del gasto anual en la invasión a Afganistán.
Pero hay que ir un poco más atrás para comprender el problema. La primera Guerra Fría que enfrentó a la coalición liderada por Estados Unidos con la Unión Soviética culminó en diciembre de 1991 con la derrota de esta última. La URSS se disolvió, surgieron quince países en los territorios que antes la conformaban, Alemania se reunificó y hubo cambio de gobierno en todos los países de Europa Oriental que pertenecían al bloque soviético. Desde ese momento no existió más la URSS sino la Federación Rusa, la cual, aunque siguió siendo el Estado con más grande territorio del mundo, perdió 7 millones de kilómetros cuadrados, pasando de 22 millones a 15.
También se disolvió el Pacto de Varsovia (1955-1991), que agrupaba al bloque soviético, pero la OTAN (1949), el aparato militar de la coalición occidental, no. Esta siguió expandiendo su influencia hasta incluir la mayor parte de los países desprendidos de la URSS y todos los de Europa Oriental.
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Se podría afirmar que la Segunda Guerra Fría comenzó en 2014, cuando la situación de Ucrania se agravó
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Se podría afirmar que la Segunda Guerra Fría comenzó en 2014, cuando la situación de Ucrania se agravó. Desde mediados de 2013 hasta febrero de 2014 se produjeron disturbios que enfrentaron a sectores de origen ruso, localizados principalmente al este, con sectores nacionalistas filonazis, apoyados por Estados Unidos, impacientes por estrechar lazos con la Unión Europea con un Acuerdo de Asociación que implicaba el retiro de la Unión Aduanera con Rusia. Durante las manifestaciones, la portavoz del Departamento de Estado y el embajador de Estados Unidos acudieron en diciembre de 2013 a “repartir galletitas” y provocaron un golpe de Estado contra el presidente Yanukovich. Entre tanto el parlamento de la República Autónoma de Crimea decidió hacer un sondeo entre la población sobre el estatus de la provincia como reacción ante la inminente llegada al poder en Ucrania de grupos neonazis. En el referendo participó el 83% de la población y el 97% de los votantes aprobó la adhesión a Rusia. Igual lo hicieron setenta y ocho de los cien miembros del parlamento. La adhesión fue reconocida inmediatamente por Rusia. Desde ese momento Crimea pertenece a la Federación Rusa.
Como las provincias del Donbass, al este, no reconocieron al nuevo gobierno, se desató un conflicto que intentó ser resuelto por medio de los Acuerdos de Minsk (2015), en los cuales se negoció la autonomía de las provincias rebeldes dentro del marco del Estado ucraniano y se decretó un cese del fuego. Como se supo más tarde, por confesiones explícitas del expresidente ucraniano Petro Porochenko y de Ángela Merkel, ni el gobierno ucraniano ni los países occidentales que lo firmaron tenían el propósito de aplicar el acuerdo y lo que hicieron fue desatar una feroz represión sobre las regiones rebeldes y preparar al ejército ucraniano para el enfrentamiento con Rusia en una guerra fratricida que acaba de completar el primer año.
En el curso de estos meses, además de la tragedia humana, ha quedado en evidencia la obsesión del gobierno estadounidense por destruir o debilitar a Rusia, como también la sumisión de los países europeos, que han pagado y seguirán pagando los costos más altos, pues no solo han reforzado su dependencia económica de Estados Unidos, sino que sufren la amenaza de una profunda crisis económica, con la afluencia masiva de inmigrantes y un aumento en los costos de la energía y de los alimentos.
La llegada masiva y sin precedentes de dinero y equipo militar, incluyendo armas de largo alcance, tanques y en el futuro cercano aviones, amenaza con prolongar indefinidamente la guerra y en las esferas políticas de Europa Occidental se acentúan las opiniones, entre funcionarios gubernamentales, en el sentido de que Ucrania no puede ganar la guerra.
La amenaza de un ataque a Crimea por parte de Zelensky, con armas de la OTAN, puede implicar una respuesta rusa con armas nucleares tácticas, ya que Putin dijo que no vacilaría en usarlas si veía amenazado su territorio, y Crimea es la única salida de Rusia al Mar Negro y al Mediterráneo y asiento de su poderosa flota naval.
Sin embargo, crece la condena mundial al escalamiento de la guerra, con el peligro de un conflicto nuclear, y países como China, India, Turquía, Brasil y México, entre otros, han hecho propuestas de paz que parten del respeto a la soberanía de las naciones y al logro de acuerdos multilaterales que garanticen la seguridad de todos los Estados involucrados.