La Cámara de representantes de los Estados Unidos tomó el 20 de abril pasado una decisión de enorme importancia. En primer lugar, porque aprobó una ayuda militar a Ucrania de 60.800 millones de dólares, que garantiza que la guerra en ese desdichado país se prolongue con su caudal de muerte e incontables sufrimientos, desoyendo los llamados a la negociación de Rusia y el razonable plan de paz presentado por China un mes antes. Esta decisión, ratificada la semana siguiente por el Senado, enquista la guerra, la prolonga sine die.
En segundo lugar, porque esta decisión, adoptada por una Cámara en la que el partido republicano tiene la mayoría, desenmascara al Donald Trump que hasta poco antes se había opuesto vehementemente a conceder dicha ayuda. El lleva muchos meses criticando esas guerras en el extranjero que no conducen a nada distinto del despilfarro de dinero y a derrotas catastróficas como la muy reciente de Afganistán. Por lo que se oponía abiertamente a la propuesta de Biden y los demócratas de enviar tantísimos millones de dólares adicionales al barril sin fondo de Ucrania, a donde ya se han enviado más de 1o0.000 millones de dólares. Mientras se niegan enviar el dinero que se necesita para “proteger nuestras fronteras”, cuando “estamos amenazados por una verdadera invasión”. La invasión de los inmigrantes ilegales.
Estas críticas y estos argumentos es probable que sean los responsables de los resultados de las encuestas que durante tanto tiempo han certificado que Trump adelanta claramente a Biden en la actual carrera presidencial. Y fueron utilizado por Mike Johnson, el presidente republicano de la Cámara de representantes, para oponerse tenazmente al proyecto de ayuda a Ucrania presentado por los demócratas. Por lo que sorprendió enormemente que, de repente, sin mediar motivo aparente (aunque los reales quizás tengan que ver con los intereses del todo poderoso complejo industrial-militar), Trump cambió su posición y dio luz verde a los nuevos envíos de armas a Ucrania. Lo hizo con cautela, seguramente consciente de que dicho cambio gustaría poco o nada a muchísimos de sus seguidores. Primero contó en una rueda de prensa que le había dicho Mike Johnson que estaría dispuesto a avalar políticamente la nueva ayuda a Ucrania si esta se convertía en deuda de Ucrania con los Estados Unidos. Los demócratas lo aceptaron y bajo esta modalidad la ayuda se aprobó. Trump saludo la aprobación dirigiéndose públicamente a Johnson: “Misión cumplida, ya está hecho”.
Pero, tal y como era de esperar, el cambio no fue bien recibido por muchos de sus seguidores. Aquellos que seguramente han aprobado el discurso de Marjorie Taylor Green, representante a la Cámara por Georgia. Marjorie, quien es opuso a la concesión del tal préstamo con estas memorables palabras:
“El contribuyente americano ya ha enviado 113 millones de dólares a Ucrania y gran parte de ese dinero no se contabiliza. Este es un modelo de negocio enfermizo, que el gobierno de los Estados Unidos quiere continuar. El Congreso vota por dinero que para guerras en el extranjero que el pueblo americano no apoya (…) No apoya un modelo de negocio basado en la sangre, el asesinato y la guerra en países extranjeros, mientras el gobierno no hace nada para asegurar nuestras fronteras.
Taylor Green es republicana, como lo fueron el Lincoln que aprobó la abolición de la esclavitud y el Nixon que forjó una alianza duradera con China
El pueblo americano tiene una deuda de más de 34 billones de dólares y esta deuda aumenta en 40.000 millones cada noche, mientras todos dormimos. Pero no se hace nada para asegurar nuestras fronteras o reducir nuestra deuda. La inflación sigue creciendo cada día y los americanos apenas pueden permitirse el lujo de pagar las facturas del supermercado, apenas pueden permitirse el lujo de pagar la gasolina de sus automóviles, apenas pueden pagar el alquiler. Ahora los pagos hipotecarios promedio superan los 3.000 dólares, cuando hace apenas tres años eran solo de 1.700. Los jóvenes americanos no creen que alguna vez podrán comprar una casa y, sin embargo, hoy este Congreso cree que lo más importante que puede hacer es enviar otros 61.000 millones de dólares a la guerra de Ucrania, algo que el 70 % el pueblo americano no apoya.”
Taylor Green es republicana, como lo fueron el Lincoln que aprobó la abolición de la esclavitud y el Nixon que forjó una alianza duradera con China.