La aplicación tecnológica llamada UBER que nació en San Francisco (Estados Unidos) el 2010, y se encuentra 130 ciudades de los cuales sólo en 40 es legal la aplicación.
La discusión radica en que sus creadores buscan conformar multinacionales del transporte individual, sin ningún permiso de los estados y además pasando por encima los siguientes requerimientos que tienen los taxis amarillos:
1) El valor del cupo de taxi en Bogotá es de 90 millones, mientras de una placa blanca es de 5 millones de pesos. A los taxis amarillos les toca asumir seguros de responsabilidad civil, instalación de equipos de comunicación, etc.
2) No existen reglamentaciones de ley, para que puedan trabajar, ¿Por qué el gobierno se preocupa por legalizar a UBER, y no los otros sectores como son bici taxis y carros blancos?
3) Uber, puede cobrar propina sin ninguna regulación mientras a los taxis el ministerio le impone multas si lo llegaran a hacer.
4) Crea segregación en las personas, ya que este servicio está enfocado a una comunidad con un cierto estrato social y cierta exclusividad.
El uso del dinero en efectivo se pierde con UBER, ya que solo es permitido pagar con tarjeta de crédito y cuyo margen de ganancia es del 20% para uber, esto contando que los carros no son de UBER.
¿Cuantos carros tiene UBER propios los cuales les estarían generando más niveles de ganancia?
¿Cuánto le pagan realmente por las 12 horas que trabajan los conductores en jornadas de 10 pm a 10 am y 10 am a 10 pm?
Si es cierto, que no podemos desconocer que el servicio de taxi no es perfecto, como tampoco lo es Transmilenio o SITP, no lo podemos generalizar. Por donde se mire hay taxistas que hacen muy bien su trabajo y hay otros que de pronto no, que no van a ciertos lugares, pero hay que entender que el caos de movilidad que atraviesa la capital, no permite moverse a distancias cortas, ni largas, con facilidad, y que en ultimas los conductores tienen afán de cumplir una cuota y recoger los gastos que genera el carro + su sueldo.
Uber representa intereses del capital financiero internacional. Hay que enmarcar esto en una pintura cuyo paisaje es el capital internacional versus el nacional. Si es cierto, que el servicio de taxi en Bogotá es regular, esto no justifica, que por medio de una aplicación, el gobierno quiera avalar una multinacional del transporte individual para apoderarse del trabajo nacional.