Cuando los empleados colombianos de la peruana Latinocargo buscaron registrar el nombre Upper express se debieron enfrentar a un obstáculo. La reconocida empresa de tecnología y movilidad Uber, gerente general Ángela Mendoza, objetó la decisión. Para la empresa de tecnología existía un peligro sobre su imagen, no importaba que el negocio se buscara enfocar en logística integral, transporte, almacenamiento y distribución.
Uber llegó a Colombia en 2013, el segundo país de Latinoamérica donde estableció una sucursal, con una expectativa tremenda. Su modelo de socios conductores, donde los clientes buscan el carro mediante la aplicación, si bien es exitoso suele preocupar a las empresas tradicionales. Como respuesta a la llegada de Uber los taxistas en unos casos hicieron protestas, en otros apostaron por alianzas con plataformas, por ejemplo, la alianza de Taxis libres con Yango, o en algunos casos los conductores abandonaron el taxi para trabajar en la plataforma.
Uno de sus activos más valiosos de Uber es su nombre, en efecto, los abogados plantearon los claros parecidos entre el nombre Uber con Upper, es más si se cambia la letra “b” en Uber con la doble “pp” se forma Upper. Existe una semejanza gramatical y lingüística muy obvia para los juristas de Uber que podría generar confusiones entre los clientes, quienes podrían relacionar de forma consciente o inconsciente las corporaciones y sus dueños cuando no es el caso. Son negocios independientes.
En respuesta a los alegatos, los trabajadores de Upper señalaron que si se analizan los eslóganes en conjunto ningún cliente se confundiría. Por existir suficientes elementos característicos en cada marca. Con la opinión de las partes, los funcionarios de la Superintendencia de Industria y Comercio, podían tomar una decisión.
Para la SIC, hoy dirigida por Cielo Rusinque, se debía negar la aprobación del nombre Upper express . La razón detrás de la decisión fue el parecido entre los eslóganes.
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