UAESP busca eliminar bolsas plásticas grises en canecas de vía pública

UAESP busca eliminar bolsas plásticas grises en canecas de vía pública

En entrevista, la directora de la entidad, Luz Camacho, expone la forma más técnica e integral en que ahora se trabaja para mejorar la gestión de residuos en Bogotá

Por: Octavio Pineda
septiembre 22, 2021
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
UAESP busca eliminar bolsas plásticas grises en canecas de vía pública

Confirmado. En la administración del entonces alcalde Enrique Peñalosa hubo mucha improvisación en el manejo de residuos, como se ha denunciado reiteradamente en este espacio.

Y aunque en la actual administración el problema se ha abordado de manera más técnica, que es lo correcto, queda un poco la sensación de que los cambios se dan más lentamente de lo que uno quisiera ante la emergencia climática y el mal manejo de residuos que aquejan al planeta.

Concesiones a los operadores de aseo mal hechas (incluido el desperdicio de millones de bolsas plásticas supuestamente oxodegradables para las canecas en la vía pública) no son fáciles de revertir, lo que las convierte en un lastre jurídico para hacer mejor las cosas más rápido, pero al menos la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) ya ha analizado cómo eliminar esas bolsas.

La actual administración también tiene más claro el rumbo en gestión de residuos, incluida la elaboración de un Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS) en la que participaron diversos actores, como explica en entrevista la directora de la UAESP, Luz Amanda Camacho. “No estamos improvisando, no es una ocurrencia inmediata, sino un plan de trabajo que vamos a desarrollar en estos 4 años (o lo que nos queda)”, afirma.

¿Tienen ustedes presente la llamada jerarquía de residuos?

Sí: eliminación, otro tipo de valorización, reciclaje, preparación para la eliminación y prevención.

Es un buen principio. ¿Entonces por qué se usan tantas bolsas grises para las canecas en la vía pública?

Porque en Colombia aún no tenemos una industria fuerte de bolsas plásticas reutilizables y esa aplicación sigue siendo muy costosa tanto para los usuarios como para el distrito. Ya conversamos con asociaciones de recicladores y mostramos que la economía circular con plástico se puede, como hicimos en calle 13 (mobiliario de material reciclado). Trabajamos con recicladores para que sea productivo para ellos y nosotros, que los recursos de los usuarios sean bien usados y se puedan pagar con la tarifa. Acá no hay grandes industrias de biodegradables…

¿Pero por qué no simplemente dejan de usarlas, muchas ciudades en el mundo para nada las usan?

Porque eso ya estaba establecido en la concesión (a los operadores) de recolección, barrido y limpieza, y nosotros la encontramos así. En el marco contractual hay unas condiciones para el barrido…

Pero si uno llega con principios sólidos…

No puedes cambiar la concesión, ellos ganaron con unas condiciones y jurídicamente no puedes cambiarlas cuando llegas, porque si lo haces, la incumplimos.

Pensando a futuro, ¿la UAESP o la alcaldesa no podrían cambiar ese marco jurídico para no continuar esa mala práctica?

Hace poco la alcaldesa anunció que vamos a acabar con los plásticos (de un solo uso), pero insisto, no puedes cambiar una concesión que surtió un proceso de ley. Lo que podemos hacer es que cuando se termine, la siguiente quede con unas condiciones nuevas acordes al marco jurídico nacional y distrital y por supuesto a las necesidades de Bogotá.

Es una buena señal. Insisto en las bolsas porque para crear cultura ciudadana de prevención uno tiene que mostrar con el ejemplo. ¿Por qué no trabajan con la Secretaría de Educación para enseñar a los niños la jerarquía de residuos (como las tablas de multiplicar)?

Eso ya sucede. Muchas de nuestras campañas son con niños, y ya los colegios lo hacen, ya los niños son quienes enseñan a los papás. Nosotros mismos en los colegios y con los grupos de gestión social tanto nuestros como de los operadores; en el acuerdo contractual quedó que debemos hacer esos planes de gestión social que implican reeducación con niños y adultos tanto en casa, colegios y cualquier lugar donde generemos residuos. En esa línea de educación hemos avanzado…

¿Pero esa jerarquía (de residuos) se enseña así, como la describo, porque yo pregunto a gente en la calle y no la conoce?

Seguramente algunas familias adoptan lo que los niños les digan. Tenemos un problema cultural muy fuerte, el aprendizaje en estos temas nos cuesta mucho trabajo, y eso pasa en casi todos los países de Latinoamérica, donde la cultura ciudadana no es fuerte y no somos la excepción. Sí estamos haciendo el trabajo, pero somos personas indisciplinadas.

Otra cosa que me llama la atención es que los operarios de barrido no agregan valor, porque solo embolsan la basura, pero podrían hacer una primera separación y recolección diferenciada, y además aprovechar para educar en prevención…

Ya tenemosLa escuela del profe reciclador (cada 15 días vía Facebook Live de la UAESP), porque no creemos en personajes ficticios ni muñequitos, sino vía el conocimiento del reciclador.

En cuanto a los contenedores en calle, cerca de conjuntos residenciales sí están bien manejados, porque ya conocen al reciclador.

Y tenemos la campaña El Buen Vecino, también con recicladores, y El Reciclador de tu Barrio, para que la gente que no está en conjuntos lo conozca y le entregue tranquilamente, porque acá hay muchas reservas al confundir al habitante de calle, el reciclador y el delincuente. Hemos tenido reuniones con juntas de acción comunal, juntas administradoras locales y líderes barriales para que entiendan quiénes son sus recicladores e incluso los llamen por teléfono con confianza.

Volviendo a los contenedores y las canecas, no es tanto un problema de recolección sino de indisciplina y buscamos resolverlo. Coincidimos en que la instalación de tantas canecas se hizo sin planeación, no hay un estudio técnico formal que haya dado lugar a eso, y por eso desde el inicio hemos trabajado con los operadores para reubicar contenedores; hay partes donde han funcionado bien y otras donde no los necesitan o no los quieren (o se convierten en puntos críticos), pero eso no pasa en todas partes. Por otro lado, las cestas en metal se convirtieron en materia prima para quien vandaliza y vende en el mercado negro, y en algunas zonas, aunque es difícil, lo han logrado hacer.

Ese contrato de contenedores y cestas ya se acabó, estamos cambiando el ejercicio, reubicación de contenedores por un lado, y por otro, si debemos reponer cestas, hacerlo en materiales reciclados, lo mismo que hicimos en calle 13 pero con cestas, con dos efectos: desincentivar la vandalización y estimular la economía circular.

Para el PGIRS se trabajó con grupos técnicos y coordinadores todo 2020 para revertir la improvisación. Al recibir políticas públicas diseñadas de forma poco técnica, entramos a trabajar en forma técnica.

Igual va a suceder con las cestas, no haciendo un análisis tan plano como que cada 100 habitantes tiene que haber una, sino uno de ciudad, cuáles son los requerimientos, dónde deben estar, pero a la luz de la técnica, no de la improvisación.

Desafortunadamente, eso no sucede en un chasquido de dedos. Llevamos todo un año haciendo el PGIRS; de las actividades ahí planteadas, muchas ya se hacen. En la ruralidad, que ni siquiera tiene caracterización de residuos, empezamos de cero.

En cuanto a las bolsas de las cestas, es un tema importante que hemos analizado para revertir el acuerdo contractual de 2018. Es complejo porque son las reglas de juego que impusieron a los operadores, pero coincidimos en la preocupación de la eliminación del plástico.

El ciudadano nos puede ayudar mucho; hay que trabajar de la mano. Con los grupos de gestión social, si bien la jerarquía de residuos no se enseña tipo cátedra, sí enseñamos cómo reutilizar, cómo reciclar, para que finalmente el desecho sea la última opción.

¿Y por qué antes de reutilizar o reciclar, no enseñan a prevenir y reducir?

En nuestra política está cómo compramos, cómo consumimos y cómo desechamos. A la gente no se le puede dar una explicación tan técnica porque no le para bolas, uno tiene que usar un lenguaje muy sencillo.

Si no se insiste en la prevención, la gente va a seguir creyendo que reciclar es suficiente…

Insistimos todos los días en eso y hay avances. Lanzamos la campaña ‘Pongamos a dieta a Doña Juana’, con un punto de orgánicos en Mochuelo, al lado del relleno, donde ya producimos compost a partir de orgánicos separados en casa. Antes se recogía a 250 familias y estamos llegando a 1000 en año y medio en un sector pequeño. Ya tenemos los (almacenes) Fruver del norte y estamos entrando a las plazas de mercado.

Cuando llegamos, recibíamos 6700 o 6900 toneladas diarias en el relleno, hoy estamos en 6300 y hemos logrado bajar hasta 5200. El PGIRS se hizo con recicladores, operadores, industriales y ciudadanía, tiene todo un trámite con sociedad e instituciones. Hemos venido haciendo esa tarea desde el día 1. El PGIRS ha tenido que surtir todo ese trámite de un año, porque tiene que llegar a efectos concretos en la vida diaria del ciudadano.

Buscamos transitar de la economía lineal, con la que están hechas hoy las concesiones en todos los niveles, hacia la circular, dar ejemplo a la ciudadanía. La gente dice ‘para qué separo si el camión revuelve todo’, pero como no podemos cambiar la concesión, con los operadores buscamos recolección diferenciada, hacer pilotos: si usted separó, tenemos unos puntos de orgánico para hacer compost o madera plástica.

Debemos dar ejemplo para que nos crean, para que deje de ser un discurso, toca llegar con una propuesta más grande –un plan de gestión social, un plan de desarrollo, un POT– que se acomode a la economía circular y no a la lineal que desarrollamos por años.

En octubre tendremos los resultados de unas consultorías sobre alternativas al enterramiento de residuos en Doña Juana, cómo transformarlos en otra cosa, como combustibles o energía.

El icopor, ni los recicladores se lo llevan. ¿Por qué no dar un paso más para que ya no se use tanto en comidas?

En los contratos de concesión de los colegios distritales, valoran más a quien les provea esas cajitas en un plástico distinto al icopor, que se degraden más rápido o sean reciclables o reusables. Eso bajó la cantidad de icopor.

Pero hay industriales a quienes sí les sirve y van a empezar a producir materiales pedagógicos en icopor reciclado, lo que puede hacerlo un material de desecho posible de comercializar.

Aun así, ya tenemos el ejemplo de los colegios y ahora hicimos una mesa con Salud para ver si podemos replicarlo en hospitales y centros de salud. Y cada vez menos restaurantes entregan en icopor.

No ha faltado hablar con Acodres (gremio restaurantero) para que ellos mismos impulsen campañas de recipientes reutilizables, porque mucho plástico es evitable

Por eso el decreto de la alcaldesa. Hemos tenido conversaciones con industriales en ese sentido, evitar los plásticos de un solo uso, y dos, materiales que se demoran tanto en degradarse deben ser eliminados, pero si no se puede de un día para otro, que por lo menos sean reciclables.

Sigue sin haber un lenguaje unificado desde el gobierno nacional y distrital para que la gente lo tenga presente…

Por eso llegamos a las mesas de trabajo con líderes, con juntas de acción comunal (labor del equipo de gestión social tanto del operador como el nuestro), ellos también deben trabajar en separación, reciclaje, reúso. No vamos de casa en casa porque manejamos grupos, pero buscamos explicarles de la forma más sencilla. Pero claro, nos falta que sea un mensaje único para todos, seguimos trabajando en ello.

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