El 19 de julio de 2016 se realizaría en Barranquilla un concierto llamado “Inolvidables del Corazón”. En él se presentarían Los Ángeles Negros, Sergio Facceli, Jerónimo y Los Ángeles Negros. Excelentes artistas, sin duda alguna. Pero lo que más me motivó a adquirir las boletas fue el hecho de que en el cartel también apareciera Jeanette, la hermosa baladista de “Rebelde”, una mujer de ojos tan bellos como su voz.
Indudablemente no podría dejar pasar esta oportunidad. Emocionado adquirí las boletas vía online por medio de tuticket.com. Todavía me cuesta realizar este tipo de transacciones; no dejo de sentir cierto temor pensando en que puedo dirigirme a un sitio ilegal donde al final me tumben; ingenuo yo, cuando muchas veces nos tumban desde sitios legales.
Con mis dos boletas en el bolsillo, mi esposa y yo nos alistamos para asistir al concierto. En él nos encontraríamos setenteros y ochenteros amantes de la balada, esa música romántica y, lo acepto, también cursi a la que unos insensatos y miserables despectivamente han dado por llamar música para planchar. Recibo entonces un correo que me informa que el evento se ha pospuesto para octubre. Puedo reclamar la devolución del dinero o esperar. ¡Caramba!, sé que si no voy a un concierto de Jeanette ahora no iré nunca. Qué importa esperar unos meses más.
Pasan las semanas y solo silencio alrededor. Cuando de pronto aparece un mensaje en el que se informa que el concierto, el cual se iba a realizar también en Bogotá para el 17 de septiembre, se cancela ahora sí definitivamente. Ni Bogotá, ni Barranquilla. Nunca conoceré a Jeanette. Toca ahora recuperar el dinero.
Vuelvo a la realidad. Me dan un número telefónico al cual llamo y me dicen que tengo que esperar la fecha de devolución. Las semanadas que siguen llamo una y otra vez hasta que me dan una fecha: 18 de noviembre. Llega el día y nada. Llamo una y otra vez y me dicen que hay que esperar. Hasta cuando descubro que del otro lado hay una niña que tiene menos idea del asunto que yo. La compadezco, pero no por eso me resisto a perder mi dinero.
Entro a la página Face de tuticket.com y les hago el reclamo. Al día siguiente estoy bloqueado, pero alcanzo a ver que no soy el único descontento. Ni siquiera puedo desahogarme. Llamo a Bogotá nuevamente y nada. Necedad mía. Del otro lado sé que la chica del teléfono no podrá resolverme nada. Interpongo entonces un derecho de petición a ver qué responden. El vacío. Vuelvo a enviarlo y el correo me rebota. Ya no existe la dirección.
Busco y busco y encuentro que Tuticket había cancelado otro concierto en el 2016, el de Laura Pausini, el cual se iba a desarrollar en Medellín el 24 de agosto. La situación para los compradores de boletas es la misma, incluso peor, porque algunos viajaron de otras ciudades y países a ver el evento y las únicas estrellas que vieron fue la del zarpazo que les dio Tuticket.
Para colmo de males la sede de la empresa queda en Bogotá. Ir a reclamarles personalmente me saldría más caro. Descubro un grupo en Facebook que se llama No Mas Tuticket.com Y Sus Abusos. La misma molestia. Descubro, sin embargo, que algunos han comenzado a recuperar su dinero interponiendo tutelas.
Me toca ahora ir a la Superintendencia de Industria y Comercio a ver si por alguna vez algo funciona en este país y los ciudadanos de a pie tenemos instituciones que nos respalden en la defensa de nuestros derechos. De lo que si estoy seguro es que no siempre Goliat nos va a ganar.