Por el amor al tejo, estos emprendedores decidieron abrir Turmequé, el consulado en Bogotá del popular pueblo donde cuenta la historia que nació este deporte nacional. Un lugar de esparcimiento para jóvenes que se pone de moda y adonde concurren cada semana universitarios y trabajadores luego de la jornada.
Cinco meses atrás, Ana María, Fabio y Sebastián se decidieron a imprimirle un estilo diferente a la manera en que se juega el tejo en nuestro país. Adecuaron una vieja bodega en el popular barrio de San Felipe, trazaron las cuatro canchas y adecuaron los bocines para quemar las mechas que hacen la particularidad de este juego. En los demás espacios instalaron lo más parecido a una tienda de barrio, con sus mesas y unas gradas para los espectadores. Venden lechona empanadas y por supuesto, cerveza.
Al ambiente ya particular de las chanchas metálicas, las detonaciones de las mechas y los golpes secos del pesado hierro al caer sobre la arcilla, le pusieron luces de colores y avisos de neón. En Turmequé también se escuchan viejas canciones de diciembre o los vallenatos que retumban en las canchas de tejo que conocimos todos estos años, pero tienen un toque diferente: los efectos que le introducen los DJ’s. Así, en un solo set de música se acompañan Pastor López y Daddy Yankee, o el Joe arroyo con J Balvin. Es lo que hace diferente a este, de los otros clubes de tejo que cualquiera conoce en la capital.
Hablamos con Sebastián Mejía sobre su propuesta y esto fue lo que nos contó: