La palabra Hackivista se conoció por primera vez con el surgimiento de Anonymous en el 2003. Una unión entre activistas y hackers de todo el mundo nació meses después de la entrada en funcionamiento de la plataforma de foros 4chan, creada inicialmente para discutir imágenes de Animes, manga japonesa y subculturas del mundo. Ahí se hizo oficial el proyecto Chanology, con el que Anonymous se daría a conocer ante los ojos del mundo como un poderoso grupo de hackers dispuesto a declarar guerras cibernéticas a cualquier entidad que representara censura en las redes.
Su primer objetivo fue la iglesia de Cienciologia y su figura más representativa, el actor Tom Cruise. La razón: la presión de la iglesia por remover de redes un video interno filtrado en el que aparecía Cruise haciendo declaraciones fuertes. Así pues, cuando la guerra estaba declarada, Anonymous empezó a hackear sus páginas web, luego los computadores de sus representantes, con los que envió millones de correos broma a sus feligreses y hackeó luego las impresoras que se pasaron noches enteras imprimiendo miles de páginas color negro, entre otras cosas.
Tras varios videos, el grupo Anonymous dejó en claro la naturaleza anarquista que se atribuyen, razón por la cual se identifican con la máscara de Guy Fawkes, popularizada inicialmente con la película V of Vendetta (V de Venganza) estrenada en salas de cine ese mismo año. Con razón de respaldar sus afirmaciones, en el año 2010 atacaron empresas tan grandes como PayPal, Sony, entre otras. Un año después, se consolidaron como el arsenal del movimiento Ocuppy Wall Street, atacando y llegando a cerrar la Bolsa de Valores de Nueva York, en un intento de “derribar el 1% de personas ricas ante el 99% de americano promedio”.
En el 2011, también atacaron a la iglesia baptista de Westboro, conocida por rodear funerales protestando para promover ideas anti LGBTI. Este ataque fue motivado después de que se filtraran datos de que esta iglesia asistiría masivamente a la velación, funeral y entierro de los 26 bachilleres muertos en el tiroteo de la escuela primaria de Sandy Hook en Newtown. Hackearon las bases de datos de la iglesia, sabotearon sus comunicaciones y amenazaron con intensificar la ofensiva si continuaban con sus discursos de odio en estos delicados escenarios.
Un mes después, lanzaron la operación Darknet que consistió en acabar con la pagina Lolita City, un portal web que promovía la pornografía infantil y, acto seguido, expusieron los nombres y locaciones de visita de miles de usuarios de esta en el mundo.
Llegado el 2012, Anonymous declaraba un nuevo enemigo: Israel. Por las evidentes violaciones a DDHH de la población palestina que rápidamente se hacían viral por redes sociales, la organización se puso en la tarea de “borrar a Israel del mapa de internet”. Además de atacar a varios ministerios israelís, filtraron cientos de documentos de operaciones y proyectos militares clasificados de dicho país saboteando gran parte de su agenda militar del 2012. En ese momento, Anonymous fue nombrado por Forbes como una de las “100 personas más influyentes en el mundo”.
En el 2014, la sociedad gringa se rebotaba en las calles por la muerte de Michael Brown, un joven afroamericano desarmado quien fue baleado injustamente por un policía en Ferguson, Missouri. El racismo siempre fue una arista en su agenda tanto que, cuando el nivel de tensión crecía entre la fuerza pública y los protestantes, Anonymous se pronunció contundentemente: “Si atacan a los protestantes, atacaremos cada servidor y cada computador que tengan, hackearemos y filtraremos la información personal de cada miembro del Departamento de Policía de Ferguson y de cualquier jurisdicción que participe en el abuso, acabaremos con sus bases de datos y las filtraremos por mail a toda la red de internet. Esta será la única advertencia”.
Ese mismo año, tras la muerte de Tamir Rice, un niño de 12 años quien fue también fue baleado por dos policías en Cleveland, Ohio por tener una pistola de juguete en las manos, Anonymous intervino públicamente y hackeó la página oficial de la ciudad, filtrando los nombres de los oficiales involucrados en los hechos y cerrando definitivamente el dominio web de esta.
Cuando surgió el Estado Islamico en el 2015, Anonymous se puso al frente de la situación con una guerra declarada desde Twitter: cerraron sus cuentas en redes, filtraron datos de locaciones, sabotearon comunicaciones, entre otros. Lo mismo sucedió con Al-Qaeda.
En el 2016 Anonymous desapareció en las sombras. Eran elecciones en Estados Unidos y no volvieron a pronunciarse por razones de seguridad. Los rumores decían que el Departamento de Defensa tenía cada vez más acceso a las direcciones IP de los miembros de Anonymous así que se silenciaron indefinidamente.
Cuatro años después, con el asesinato de George Floyd en las calles de Minneapolis, aparecieron nuevamente. Con un corto video, condenaron a la policía gringa por “no proteger sino controlar desde el odio para salvaguardar los intereses de la clase rica gobernante”. Además, atacaron la comisaria, revelando datos sensibles de sus funcionarios, incluyendo el del oficial Derek Chauvin, presunto asesino de Floyd.
El grupo reapareció con las revelaciones sobre Epstein y sus aberraciones que reunían a poderosos de todo el mundo, incluidos expresidentes, la muerte de Lady Di y para no quedar por fuera de la coyuntura mundial, le echaron leña al fuego sobre las irregularidades dentro de la Organización Mundial de la salud, que afrontaba su peor momento en el 2020.
Mucha ha sido la especulación sobre el papel de Anonymous en la caída mundial de WhatsApp, Facebook e Instagram que, de alguna manera, ha paralizado el mundo. Lo que si es cierto es que han sido diferentes las cuentas que aluden a su nombre para autoproclamarse detrás del colapso mediático, como una forma de protesta para rechazar la pornografía infantil.
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