La mayoría de los quince cuentos del escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986) incluidos en el libro El llano en llamas (1953) tienen que ver con incendios, violencia y asesinatos. Narran lo cruel de la condición humana y el azote de la naturaleza.
Estando joven, Rulfo presenció la guerra de los “Cristeros” (1926-1929) promocionada por los obispos para cambiar la Constitución mexicana de 1917 que no les permitía participar en política. Este enfrentamiento más las historias de la revolución mexicana (1910-1924), le afectó el pensamiento y el sentir a Juan Rulfo para toda su vida.
De esa Ley 48, con sus buenas o malas intenciones, solo cumplieron con el adefesio de barracas de madera que reemplazaron al hermoso edificio del Liceo Tumaco, construido en 1921 con planos y elementos adquiridos en Berlín.
Si hubiesen levantado una estructura hermosa, aprovechando la ubicación frente al mar, sería toda una arcadia marítima. Desde ese momento se vino a pique la educación en el puerto, porque el rector, los profesores y el estudiantado se desilusionaron por la falta de biblioteca, laboratorios y elementos de gimnasia que antes del incendio poseía.
Tampoco construyeron la Casa Municipal, el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús que regentaban las monjas Bethlemitas, el Colegio Pedagógico, las cuatro escuelas primarias, el hospital, la plaza de mercado, y el hotel de turismo.