Según la psicohistoria, la ciencia política que dirige el universo superpoblado, la identificación de una crisis Seldon indica que la situación está madura para un salto adelante hacia la anticipación del Segundo Imperio Galáctico, advenimiento deseado pues ahorra a los sobrevivientes miles de millones de sacrificios y de horror indescriptible. Y es que la destrucción de imperios no sale gratis.
Una crisis Seldon es como si estuviéramos recibiendo en la información que la luz nos trae un horizonte de sucesos de las postrimerías del big bang, con un perfil espectral que nos acercara el instante en que deben tomarse las iniciativas que conduzcan a un universo, el primer de los Imperios Galácticos, tal y como lo conocemos en la actualidad, es decir, homeostático, uniforme; en donde las contradicciones por más graves que sean se resuelven al interior , como si no hubiera un afuera, y sin que salte por los aires, hecho trizas, sin poderlo acomodar psicohistóricamente.
Puesto así, todavía no habría lugar para la psicohistoria, a no ser que admitamos que el periodo inflacionario posterior al big bang fue la primera elucidación de una crisis Seldon. Pero podría ser diferente si admitimos algunos condicionadores validados por la naturaleza matemática de la psicohistoria.
En efecto, ocurre que si no hay vida en el espacio exterior, el Segundo Imperio Galáctico se reduciría a nuestro propio mundo modificado, en el que podría no caber la psicohistoria pues su curva de Gauss de probabilidades no estaría lo suficientemente llena de datos para garantizar que allí quepa la solución de la crisis. Sin embargo en cuestiones estocásticas el riesgo de desinformación, o información insuficiente, es inevitable por lo cual cabe asumir que el Segundo Imperio Galáctico debe ser el resultado que provenga de la confrontación de los bloques de poder actual, incluso asumiendo que pululan en imperios de influencia lejanos como si estuvieran en el espacio exterior.
Entonces lo que ocurra en el Trantor, capital del imperio Trump, podría ser acicate para que se activen las alarmas en el resto del universo, allende los imperios Chino, Ruso y Europeo, dejando espacios someros para los subimperios Latino y África, un archipiélago de republiquetas. Podemos asumir que África, origen de la humanidad califica como la osamenta de un primer intento imperial fracasado del que se tenga poca noticia y donde podrían estar las claves que conduzcan más tarde a la Segunda Fundación.
Es claro entonces que no estaríamos ante una crisis Seldon; aunque eso no quiere decir que deje de investigarse por la naturaleza de ella puesto que no siempre es evidente. Por ejemplo, inscrita en la fase del cronista Isaac Asimov, la Crisis de El Mulo, mutante excesivamente habilidoso, no se vio venir.
Entonces el anunciado despido de 18.000 trabajadores de la General Motors, motivado por una caída en las ventas, suscitado a su vez por una equivocación estratégica de mala lectura de mercados de consumo de automóviles puede dar origen a una remoción del pseudomutante Trump en las próximas elecciones presidenciales; luego de perder estruendosamente la Cámara en las elecciones de mitaca. El caso es que no habría solución de continuidad: la movilidad de la política por estos lados es que ya se están suscitando desplazamientos poblacionales y jugadas estratégicas que presagian derrumbe. Si esto se cumple, no habría segundo período Trump, lo que significaría por lo menos una anomalía Seldon.
La equivocación estratégica con respecto a la producción de autos que no leyó la previsión ciudadana de comprar autos pequeños, contra el consumo de combustibles fósiles, puede dar idea de que la tesis de Trump contra la defensa del cambio climático, está perdiendo poder de convocatoria y por lo tanto, ese imperio puede caer, si es que no cambia de política.
Al inducirse esa nueva debilidad estructural se abre un amplio boquete en las bases que soportan el régimen Trump, que no ven que sus consignas y promesas para detener la pérdida de empleos tengan una base sólida. La gente creería que Trump propuso más bien Trantor second, again; con lo que la estaría devolviendo a la época colonial detrás de algún otro imperio que ya no podría ser Gran Bretaña, lo cual sería intolerable, tal que le negarían una segunda oportunidad sobre la tierra. La crisis Seldon podría sobrevenir todavía si se corren los efectos Trump hacia la zona de influencia del imperio Latino; sería Troya en las repúblicas bananeras, muy débiles, pues todavía no se han acomodado a la era Trump cuando ya sienten que Trantor tiembla. Este potencial larvado podría ser peor si detrás de la intentona de la General Motors, existen otras empresas agazapadas que estuvieran por hacer lo mismo en otras industrias que tuvieran que ver con las tarifas incrementales contra la importación de aluminio. Un error de la mano invisible del mercado nada dejaría hacer.
El asunto podría ser más grave, incluso si Trump lograra detener la fuga masiva de empleos pues eso no necesariamente favorecería un fervor político en las repúblicas bananeras que tendrían una barrera muy alta para obtener capitales con qué financiar sus desarrollos, atraídos por la eventual bonanza de jugosas ganancias en dólares generados en el propio núcleo del imperio. Las republiquetas podrían derivar hacia una fase de agudo narcotráfico como forma de conseguir divisas, así sea matándose entre ellas.
El análisis anterior no bastaría. En efecto, hubo una fase BRIC (Brasil, Rusia, India China) que todavía no ha sido lo suficientemente explorada. Ahora mismo estaría remitiendo a la llamada pseudo crisis Odebrecht. Si Odebrecht fue una intentona del Brasil para instaurar un subimperio Latino, su descubrimiento a partir de denuncias surgidas en EE.UU. quiere decir que el imperio no lo toleraría. Y si a eso siguió una guerra comercial con China hace pensar que el imperio Trump está en una zaga anti-BRIC todavía embozada. Es decir, al imperio no le gusta nada que otros imperios galácticos emergentes, Rusia Y China, armen cabezas de playa, un tanto clandestinos, como hubiera sido alentar a Brasil.
La pseudocrisis Odebrecht podría ser interpretada como el primer ejercicio del mutante El Mulo, excesivamente viral y de naturaleza desconocida por su perversa ductilidad teratoestratégica. Es tal la deformación que ha estado induciendo en las republiquetas que no ha dejado títere con cabeza que no haya sucumbido a sus encantos de compraventa de coimas, llegando a convertir su manguala en un negocio al detal, un mercadillo persa de milloncillos de dólares.
Imaginemos, por ejemplo, que Odebrecht, haciendo gala de su naturaleza mutante, gane la licitación para construir el muro de 15.000 millones de dólares que Trump pretende hacer en su frontera con México. Si ello fuera inevitable, sobrevendría una secuela de compraventas de coimas como contratos de estabilidad jurídica, a lo cual sería muy propenso Trump a juzgar por su recorte de impuestos a los ricos, que ya está siendo replicado en alguna republiqueta propensivamente rodillona. Podría ser grave: esto podría dar opción a que esa misma republiqueta experta en estos menesteres engarce con algún brazo supérstite del subimperio brasileño que ataque clandestina-mente el núcleo central del imperio Trump, subvirtiéndolo hacia un espiral de crisis Seldon.
El asunto es más complicado: todavía no se sabe qué tipo de monstruo viral es Odebrecht. Sin embargo se sabe que El Mulo tuvo un origen periférico…Se sabe que un Cristo Redentor ha sido erigido en alguna cabeza de playa de Perú. Algunos gobiernos territoriales que creen en el origen divino de su asunción ya hablan en lenguas. ¡Etcétera!
Solo aquellos que han leído profundamente la zaga de Fundaciones de Isaac Asimov podrían ponderar las enormes implicaciones de lo que se estaría fraguando.
Una segunda fase de la crisis de Trump versus General Motors que se ligue con la guerra comercial con China emprendida por Trump podría dar luces más precisas sobre el cercano advenimiento del Segundo Imperio Galáctico. En ese caso, una crisis Seldon sería inminente, sin saberse si el Primer Imperio Galáctico estuviera preparado convenientemente para ello.
Hay señales de terror. El Mulo estaría haciendo estragos en la periferia y la Primera Fundación todavía no ha encontrado nexos con la Segunda. ¡Ni siquiera se sospecha que exista una Tercera Fundación! ¡En esta incertidumbre medran los expertos en crispación social y populismo!
