Trump se autoimpugnaría para ganar las elecciones de mitaca

Trump se autoimpugnaría para ganar las elecciones de mitaca

¿Cómo retorcerá su discurso para obtener el favor demócrata, mientras prepara una eventual contorsión para volver a presentar su candidatura?

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
septiembre 03, 2018
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Trump se autoimpugnaría para ganar las elecciones de mitaca
Foto: Instagram @realdonaldtrump

La cartilla Alegría de Leer traía la famosa fábula de la zorra que no pudo alcanzar las uvas. Ahora Trump está intentando que los demócratas se las coman verdes, aventando una acusación prematura en su contra como forma de alentar a sus votantes republicanos que, no obstante, parecen haber volteado la cola, mientras su partido decide si está maduro el momento de abandonarlo. Esta es una de esas situaciones en que ser político necesita osadía y temeridad o, dotes histriónicos para fingir que estás tranquilo en medio de un tsunami de cuyas olas tormentosas ya se alcanzan a ver los elevados bordes.

Los demócratas no parecen inmutarse, ni dejarse llevar. La sensación real es que a los demócratas les interesa más que Trump se pudra y hieda durante todo su periodo pues así no solo entregaría la presidencia, también brindaría un mandato hacia unos Estados Unidos que por primera vez acepten un socialismo democrático. Así de tamaña sería la crisis. Por ahora, sin embargo, la tensión se mide según las cercanías de las elecciones de mitaca y el cambio, que podría ser estratégico, en la correlación de fuerzas al interior de senado y cámara.

Sin embargo, incluso un triunfo demócrata en toda la línea no necesariamente alentaría una impugnación a Trump. Una razón para ello es que Pence, su potencial sucesor, es más opaco que una bola de queso. En vez de ello, los demócratas preferirían aguantarse el brillo desolador de Trump, pues ofrece ganancias más jugosas, incluso a valor presente.

El asunto todavía es muy confuso de ahí que el tamaño del triunfo demócrata, que ya es cantado, hace parte de la estrategia de Trump de perder lo menos posible, aunque nadie cree que él mismo no excave más profunda su tumba yéndose contra sus minorías ineptas en ambos recintos. Alguien duda de su estentórea voz cantando victoria, sin importar qué tan mal le vaya, pero atacando ahí mismo a aquellos republicanos que no se sientan lo suficientemente fuertes para seguirlo defendiendo. Republicanos que tendrán que soportan no solo la espada de Damocles de la impugnación sino la defensa a ultranza de una segunda candidatura de Trump.

En los partidos de tenis, del U.S Open se ve a menudo que el público alienta a quien va perdiendo solo para exigir más tenis del que está viendo. Sobre todo si juegan Federer, Nadal o Djokovic. Cualquiera quisiera poder ver un Trump jugando en cancha adversa. ¿Cómo retorcerá su discurso para ganar el favor demócrata mientras prepara una eventual contorsión para volver a presentar su candidatura? ¿Se volverá demócrata? ¿Es posible una política queer de Trump? ¿Swing?

Todo esto es lo que nos hace pensar que el futuro de la política, es el histrión. Nada extraño parece ahora que las grandes cortes lo hayan usado una y otra vez unas como forma de inducir comportamientos entre sus súbditos, otra para coludir en sus diálogos expresiones para que las entendiera aquel que oculto fraguaba a favor o en contra. De todas maneras la diversión ya distraía. También había unas bambalinas que se mecían. Hoy el histrión ha llegado al poder. Ahora, ya vuelta la arepa, se está escribiendo qué le hará decir a los políticos.

Y qué dicen los periódicos. He detectado al menos dos menciones distintas en una misma edición de The Independent, un diario de Londres. En la primera explora que la acusación estaría dependiendo de un hilo según indican las encuestas. Es una versión digamos cuantitativa del fenómeno. La otra es una versión que explora el análisis cualitativo. Veámoslas:

“Una encuesta de The Post y ABC el viernes muestra que el 60 por ciento de los votantes desaprueba el trabajo que hace como presidente, un nuevo mínimo”. Y, más adelante: “Lo más preocupante para Trump es que tres cuartos de los demócratas dicen que quieren que el Congreso lo acuse. Si los demócratas obtienen el control, estarán bajo la inmensa presión de su base para cumplir”.

Es evidente que la primera parte hace menos daño que una segunda, pues está pegada a sugerir una sensación de voto en contra en mitaca, lo cual es una tóxica cicuta contra Trump. La prensa anticipa una interpretación que no necesariamente está en la mente del votante. Sabe poner el dedo en la llaga y por eso Trump la acusa de ser “enemiga del pueblo” que, supuestamente, lo apoya.

La especulación cualitativa la empieza el propio presidente: Donald Trump dijo que "la cuenta atrás para la acusación ya ha comenzado". Y a continuación agrega: "No sé cómo puedes acusar a alguien que ha hecho un gran trabajo", dijo a Fox News. "Te diré algo, si alguna vez me impugnaran, creo que el mercado se vendría abajo. Creo que todos serían muy pobres porque, sin este pensamiento, verían, verían números que no creerían, al revés".

Trump, ni nadie, mencionará jamás una encuesta que dice lo contrario de la aprobación de su gestión. Es más, su acción inmediata es desdecir la encuesta sin mencionarla. Y enseguida abre la opción del miedo sobre, esa sí segura, caída de los mercados. Si la encuesta fuera asumida como el histrión de la corte, Trump le estaría introduciendo un diálogo falso como haciendo parte de la diversión. Incluso podría decir: “observad las bambalinas que se mueven”. Puro terror shakespeariano. Trump busca que los demócratas se precipiten, como si el bocado que tuvieran no fuera suficiente para ganar mitaca. Ahora jugarán además con la desesperación de Trump. Obsérvese un abismo: Trump desdice de su máxima pretensión: ¿cómo podrá allegar una América Primero un presidente impugnado por sí mismo? Luego la autoimpugnación es falsa y es solo una estratagema.

Y nada tendría de extraño que los mercados se derrumbaran, ciertamente. En esas condiciones el desbarajuste republicano tocaría a rebato. Ante una nueva crisis, ¿regresaría nuevamente la solución marxista de socializar las gigantescas deudas cuando siempre se han privatizado las utilidades? Con esta sola reincidencia ya es suficiente para respaldar la suspicacia de un socialismo democrático en los Estados Unidos. La última vez que ocurrió el desarrollo al interior de los demócratas no había avanzado lo suficiente, ni los republicanos estarían tan podridos, pero esta vez estarían más cerca. Mucho más cerca, según sea el tamaño de la crisis que no solo sería económica, también sería política.

Imagino el terror inducido en la derecha continental y mundial. La caída de su máximo bastión sería peor que el derrumbe del Muro de Berlín, la Cortina de Hierro y la Muralla China, juntas.

Nota: las citas pertenecen a sendos artículos aparecidos en The Independent: Poll by sinking poll, Trump inches closer toward being impeached, y Donald Trump told 'the countdown to impeachment has already started, que leí traducidas por Google.

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