El gran perdedor de la visita de Francisco, con su discurso de reconciliación, fue Alvaro Uribe. No solo porque lo ignoró el día que llegó sino porque la gente, por cuatro días, adoró a un Sumo Pontíice carismático como pocos y completamente latinoamericano. Si bien entre la pacatería católica colombiana su papa favorito siempre va a ser el reaccionario Juan Pablo II, Francisco se robó el corazón de los colombianos. Hasta Ordoñez y su lefevrismo encendido, fue a la misa del parque Simón Bolívar. Se esperaban manifestaciones de seguidores de José Galat y otros católicos radicales pero nada de esto sucedió. Los cañones del Centro Democrático en redes sociales se silenciaron durante una semana, justo una semana, el tiempo en el que se demoró Donald Trump en aparecer en su rescate.
Es cierto que Trump no tiene ni idea de quien es Uribe aunque esté identificado con su causa. Trump es un millonario anticomunista que, según expertos, no tiene la capacidad intelectual para dirigir un país con la complejidad de Estados Unidos. En otras palabras Trump es una vergüenza para los gringos cultos que cada vez son mas poquitos. Trump, a diferencia de Obama, ve con malos ojos la paz con las Farc. Por eso, las piedrecitas que Uribe y sus súbditos del Centro Democrático arrojaron sobre su ventana, sirvieron y mucho. La amenaza de descertificación es una excelente noticia para Uribe el desestabilizador quien se siente más cómodo en el infierno que en el paraíso. Volverá el glifosato, volveremos a perderlo todo.
Ahora ya empezaron a volver a hablar los del Centro Democrático comandado por su máximo jefe a sacar pecho. Otra vez el fantasma del castrochavismo reaparece en la mente de los que no quieren la paz. Por algo Trump es una especie de santo patrono de los uribistas. Trump es guerra, estigmatización, estupidez, virtudes que los seguidores del ex presidente saben apreciar muy bien. Que tristeza. EL monstruo Trump revivió a Uribe. Que miedo con las elecciones tan cerca. Que miedo que el mensaje de la reconciliación haya sido borrado con la amenaza de descertificación. Otra vez los uribistas vuelven a sacar pecho
