La reciente claudicación de Trump ante Pelossi retrasando su discurso sobre el estado de la unión es una muestra irrefutable de que el farol de Trump de arrinconar a los demócratas achacándoles culpa por el cierre del gobierno ha fallado estruendosamente. Los demócratas no se están dejando imponer una agenda que ni siquiera triunfó cuando Trump tenía las mayorías. Ni más faltaba que ahora, luego de ganar las elecciones de mitaca Trump y toda su férula republicana pueda obligarlos a soltarle una partida de 5.7 millones de dólares para hacer un muro que ninguna base demócrata podría tolerar. Y ahora Trump está peor que los conservadores ingleses con su Brexit. Ambos parecen gallinas enredadas con un hilo en las patas.
He recordado la inmortal canción de Frank Sinatra y en aire de New York he compuesto esta terrible canción.
Trump, Trump, Donald Trump
Eres el rey del farol
Disparas al arco demócrata
Y te metes un autogol
Ya sin control, eres mezcla
De alhucema con mentol.
Trump, Trump, Donald Trump
Nunca has sabido
Tu presidencial rol.
Un caldero te prestan,
Y devuelves un perol.
Eres más tétrico
Que zapatos de charol,
Sin su brillo y sin su soul
Trump, Trump, Donald Trump
Eres mundialmente
El rey gringo del farol,
Reconoce de una vez,
Nunca meterás un gol.
Abre el gobierno, deja la tortura
Vete a casa a dormir tu amargura.
Tu reino a nadie convence
Renuncia ya del cargo
Y llévate contigo a Pence.
No lo envíes a Colombia
A que cambie nuestra historia.
Trump, Trump, Donald Trump
Eres el rey del farol
Siendo más tétrico
Que zapatos de charol
Sin su brillo y sin su soul
Ya sin control, un perfume
De alhucema con mentol.
Trump, Trump, Donald Trump
Eres el rey del farol
Claudicaste ante Pelossi
Y claudicarás ante China
También en la Conchinchina.
Por perder en la mitaca
Te desinflas cual vampiro
Clavado por una estaca.
¡Trump, Trump, Donald Trump!
La situación de Estados Unidos es tan crítica que se sabe con absoluta certeza que no es el gobierno el que mantiene el estado de la unión, sino la economía que todavía responde aupada por los regalos tributarios, pero que ya casi claudica también. En efecto, para evitarlo Trump debe claudicar ante China y darle fin a su guerra comercial pues se ha demostrado que el histrión había estado intentando ganar hoy la guerra de ayer.
No dar su discurso sobre el estado de la unión es una metáfora de su absoluta falta de control. Al perder la Cámara, Trump perdió su poder de imposición que es su forma oligárquica de pactar. Ahora mismo con el quiebre de la centenaria tradición del discurso presidencial sobre el Estado de la Unión, el partido republicano junto con Trump están arriando banderas. Ambos se tragan un oso monumental ante la faz del mundo desorbitado que si no fuera por la trágica película de los 800.000 trabajadores que no están recibiendo sus mesadas, debería celebrarse con canciones de Frank Sinatra. ¡New York, New York!
Sin embargo, hay algo peor y mucho más álgido. Las oligarquías del mundo penden de un hilo, casi todas desprovistas de divisas por aquello del vórtice traga dólares de America First Again. Si los Estados Unidos de América dejan de ser el imperio que gana guerras mundialmente, y las oligarquías están si con qué alimentar su lamentable crecimiento, entonces las guerras intestinas, largo tiempo larvadas y latentes podrían estallar cual castillo de pólvora, y avanzar desde la periferia hacia el centro del imperio, como nos ha contado la historia que ocurre. Y, pásmese cualquiera, no serían alentadas por el fantasma del comunismo, sino desde imperios periféricos capitalistas con ambición de mercado. ¡Y con billete!
Eso es tan crítico que más de una cortina de humo ensombrece a América Latina. Hay botones de muestra en Colombia.