­
Trump desafía a Europa: La sorprendente alianza con Putin

Trump desafía a Europa: La sorprendente alianza con Putin

Trump firma órdenes impredecibles que sacuden el orden mundial, desde desafiar a la Corte Penal Internacional hasta dialogar con Putin, alarmando la política global

Por: Francisco Henao
febrero 21, 2025
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Trump desafía a Europa: La sorprendente alianza con Putin
Fotos tomadas de Instagram

El pregón agorero de tempestades

Acaba de firmar una orden ejecutiva con su rotulador negro marca Sharpie cuya fábrica está en Atlanta, Georgia. En el aire queda flotando el interrogante de quién será su próxima víctima. A quién señalará ese rotulador siniestro. En la Edad Media el pregonero anunciaba la Real Orden desde el púlpito de la plaza del pueblo, que las gentes escuchaban con sumisión y desencanto, porque tenían que entregar la mitad de sus cosechas, o en el peor de los casos entregar a sus hijas a los arbitrios del Señor Feudal. Eso que ocurría en Munich no se sabía en Siena, en Toledo o en la polaca Kalisz.

Trump firma, y el pregonero tecnológico, hace que en diez segundos el mundo entero ya sepa de qué se trata y cómo lo trata; así sea un indígena incrustado en las selvas amazónicas o de Madagascar o en Yakutia donde las temperaturas pueden bajar a -71 grados centígrados. Y en Yakutia de inmediato saben lo que Trump ordena.

La siguiente orden es impredecible. Desconoce a la Corte Penal Internacional. ¡Oh! Esto es inaudito, se atreven a decir algunos. ¿La siguiente será peor? Sí, pone fin a la ciudadanía por nacimiento. Hay forcejeo, un juez federal suspende la orden temporalmente. Cada orden genera revuelo mediático. Las redes sociales se inflaman en improperios y desatan la furia de los tuiteros, que llaman a Trump maquiavélico alterador de la opinión pública.

Cuanto peor, mejor, dicen los que ven el vaso medio vacío. Trump hace oídos sordos y continúa en su carrera contrarreloj firmando órdenes como si estuviera poseído por varios trasgos. Ahora firma la retirada de EE. UU. de la OMS, estampa su firma de trazos góticos y enigmáticos, enseguida posa para el enjambre de fotógrafos que rodean su escritorio de roble blanco, con su camisa blanca, la corbata roja, el rostro anaranjado y muestra el folio impreso, que deja moribunda a la Organización Mundial de la Salud, y con su voz de rey Midas truena: “Acabo de ahorrarme 1.000 millones de dólares”.

La barahúnda se moviliza frenética

Trump es impredecible. Quien calculaba que podría ser elegido por segunda vez después de que la enrabietada turba, despreciada y sedienta de venganza, del 6 de enero, tomara posesión del Congreso y muchos de aquellos invasores se sintieran legislando, como, por ejemplo, aquel que se sentó en el escritorio de Nancy Pelosi, —quien puso pies en polvorosa apenas oyó los ecos de la asonada—, plantó sus dos pies sobre la mesa y, tal vez por un segundo, se sintió Benjamín Franklin mirando por encima del hombro.

Aquel 6 enero los políticos enquistados en sus sinecuras respiraron tranquilos creyendo que Trump había cavado su propia tumba. Llegaron hasta el extremo de pensar: “Ahora ya podremos denigrarlo, difamarlo, colgar en las redes las peores invectivas, estrujarlo como un bicho que nunca debería haber nacido. Ya sus tropas de abogados no nos perseguirán”. Craso cálculo, hoy resopla con más ahínco y está dispuesto a no dejar títere con cabeza.

Las aguas parecían ir tranquilas

Esas aguas políticas no se agitaban demasiado. A grosso modo, —aparquemos de momento Irak, Afganistán, Siria, Colombia, Yemen, Sudán, y un sinfín de conflictos— la geopolítica mundial después de la Guerra Fría cayó en letargo, de modo particular en lo que llaman Unión Europea, UE, que se proclama como el “bloque económico mas fuerte del mundo” (repite y repite Úrsula von der Leyen).

Las democracias europeas, en los últimos 30 años, se esclerotizaron. Pongamos como ejemplo a Alemania, con razón llamada la locomotora de Europa, es cierto que hace elecciones, pero, por lo general, desde 1945, los demócratas cristianos y la socialdemocracia gobiernan juntos. Después de cada elección se reparten las carteras como si de un apfelkuchen se tratara (a Benedicto XVI le encantaba este pastel de manzana). Olaf Scholz estuvo como canciller con apenas el 25,3% de votos que obtuvo su partido SPD, a finales de 2021. Se alió con Verdes y Liberales, y fue una coalición raquítica en decisiones de gobierno. El WSJ del 21 febrero —a dos días de las elecciones federales, que espera quitar a Olaf Scholz y poner a Friedrich Merz— habla de que “la confianza de Alemania está destrozada y su economía en ruinas”.

Estas democracias son rehenes de sí mismas. ¿En realidad el pueblo europeo tiene voz y voto en las decisiones que toma Bruselas? ¿Algún europeo votó por la todopoderosa señora von der Leyen y sus acólitos los 27 Comisarios europeos, que libran feroces luchas entre ellos mismos por repartirse el botín presupuestario? El Brexit es la respuesta a estos interrogantes y se entienden las palabras de Marine Le Pen: Soy euroescéptica; la UE es antidemocrática y antinacional, dijo en LePoint en diciembre 2024. Trump estrujó el corazón mismo de esas democracias.

Lo inimaginable como cataclismo

Todos sintieron pasos de elefante cuando regresó Donald Trump, pero nadie olfateo lo inimaginable que guardaba en su chistera. Sacó algo amorfo, parecía descolorido, raro a los ojos, chirriaba si se agitaba junto a los oídos, un sonido excéntrico que desconcertaba. ¿Qué se traía entre manos el inigualable magnate de Manhattan —inquieto como una liebre, mentiroso de vieja data, admirador de los supremacistas blancos, apoyo de los parlanchines que difunden teorías conspirativas— que iba a desconcertar al mundo, como algo pocas veces visto y oído, porque rompía con los límites?

El 12 de febrero, el presidente de EE. UU. anunció que durante hora y media mantuvo una conversación con Vladimir Putin, presidente de Rusia. Inimaginable. El hombre ruso al que el establishment europeo odia sin paliativos en los últimos 11 años. Proscrito de los encuentros internacionales de jefes de Estado. Su país sometido a las sanciones económicas más draconianas, como consecuencia de su actuación en Ucrania.

En todos los pasillos diplomáticos y del poder europeo la noticia causó estupefacción. En un abrir y cerrar de ojos, las aguas mansas se convirtieron en un cataclismo. Putin, por gracia de una llamada telefónica, de nuevo en su pedestal de líder mundial. Tuteándose con la mayor potencia del mundo. Los aliados europeos entraron en shock. El orden mundial se agrietaba en tan sólo una semana.

Amargas recriminaciones

Por si fuera poco, la voz imperial desde la Casa Blanca comunicó el inicio inmediato de conversaciones para poner fin a la guerra de Ucrania. Lo que más dolía era que la llamada no se hubiera coordinado con el otro lado del Atlántico. ¿Europa fuera de las conversaciones de paz? ¿Dónde está la seguridad del continente? Surgieron voces desgarradoras, amargamente dolidas, que sentían el desprecio en carne viva. “Si se llega a un acuerdo a nuestras espaldas, sencillamente no funcionará”, dijo Kaja Kallas, alta representante de la UE. “Rusia intentará dividirnos, no caigamos en sus trampas”, precisó Kallas que es partidaria de la guerra con Putin, la paz está fuera de su radar.

La Casa Blanca mostró sangre fría. ¿Hablaba Donald Trump en serio? El martes 18 febrero en Riad, Arabia Saudita, por primera vez en tres años de guerra, los ministros de Exteriores, Marco Rubio de Estados Unidos y Serguéy Lavrov de Rusia, hablaban cara a cara. Se rompía el hielo entre las dos potencias. Había mucha química entre ellos. No sólo Ucrania, hablaron de reanudar relaciones comerciales y de abrir las embajadas en Washington y Moscú. ¿Tierno idilio entre el capitalismo y el socialismo? Inimaginable en la Guerra Fría.

Traición vil y artera

Los dirigentes de la UE y de la OTAN hablan de una “traición a los intereses de Occidente”. Se sienten ninguneados por Trump. Ha hollado su orgullo. Chocan dos visiones diferentes. Trump es un hombre que resuelve problemas, no se queda encallado en los mismos. La UE es irresoluta, su accionar es paquidérmico. Y en este caso concreto, la mayoría de líderes es proclive a las acciones militares, sueñan con derrotar a Rusia. Este es el principal escollo.

Se nota que el Viejo Continente no aprende del pasado. Hace 80 años, 15 febrero 1945, Dresde quedó reducida a cenizas, por la tormenta de fuego que durante dos días los cazas británicos y americanos, arrojaron sobre la ciudad. Cayeron 1.800 toneladas de bombas explosivas y mataron a 25.000 alemanes. ¿Cómo es posible que para los políticos europeos su único interés sea enviar armas y armas a Kiev? ¿Keir Starmer, premier británico, un hombrecito de izquierda, de madre enfermera y padre empleado de fábrica, sólo sueñe con enviar misiles de largo alcance a Kiev; y está furioso con que Trump intente establecer la paz en aquel país eslavo, que siempre ha hecho parte del ‘mundo ruso’ desde el siglo IX?

La conmoción parisina

Emmanuel Macron, presidente de Francia, tuvo una breve crisis hipodérmica al enterarse de la llamada, sin avisarle a él, entre Trump y Putin. Con presteza convocó a 10 presidentes de la UE a una reunión de urgencia en el Palacio del Elíseo para tratar sobre la seguridad de Kiev. Ocurrió el lunes 17 de febrero. Fue un fracaso absoluto, más parecía un entierro que otra cosa, sólo Keir Starmer, de nuevo, ofreció enviar 30.000 soldados. Este encuentro se convirtió en un canto al ridículo. Europa es incapaz de generar una idea fecunda. ¿Piensa alguien, en serio, en el sufrimiento del pueblo ucraniano?

Tengo una espinita clavada en el corazón: Esta actitud irresponsable de la UE, incapaz de generar una fórmula que destrabe esta guerra y con la única obsesión de enviar armas, ¿cómo se gestó en todos estos países, Francia, Países Bajos, Alemania, España, Italia, Portugal, Bélgica, Suecia, esa dinámica guerrerista, de odio irreconciliable que solo provoca destrucción y llanto? ¿Fueron llevados a ese vórtice luciferino por alguien con mucho más poder que todos ellos y capaz de paralizar sus voluntades hasta convertirlos en peleles? Tengo un nombre en la lengua: Joe Biden y su política errática.

Donald Trump en su tuit de Truth Social del 19 febrero escribió: “¿Por qué el soñoliento Joe Biden no exigió la reconciliación, si esta guerra es mucho más importante para Europa que para nosotros?” ¿Qué ocurrirá si la reunión Trump-Putin llega a suceder? Kaja Kallas sentencia: “Cualquier solución rápida es un acuerdo sucio”.

También le puede interesar: ¿Se les acabó el negocio a los Influencers? Esta es la nueva apuesta de la IA

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Nota Ciudadana
¿Quién dirige la Selección? El empate con Paraguay revela la 'rosca' y la falta de rumbo

¿Quién dirige la Selección? El empate con Paraguay revela la 'rosca' y la falta de rumbo

Nota Ciudadana
El Mesías caído: Petro y la agonía de su revolución fallida

El Mesías caído: Petro y la agonía de su revolución fallida

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--