Recuerdo cuando estaba iniciando mis estudios universitarios hacia finales de los años 80 la polémica por la construcción del metro de Bogotá, el exagerado valor futuro del pasaje $350,oo y la decisión de no realizar el desarrollo del proyecto a través de un consorcio japonés.
Para nadie es un secreto la discusión que ha existido entre construir uno elevado o subterráneo, precisamente en estos días nuevamente sale a relucir el tema en los candidatos a la alcaldía de nuestra capital, ya que a pesar del avance del 15% y al 20% y el comentario de que sea subterráneo y no con japoneses sino con chinos.
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Precisamente en estos días leí un artículo de Carlos Mejía sobre la controversia generada por el ancho de la vía de nuestros desaparecidos ferrocarriles nacionales y otros aspectos (tipo de rieles, ingeniería, entre otras) que data del siglo XIX y que me lleva a pensar que “el que no ha leído la historia tiende a repetirla”.
En cuanto a la característica de la trocha la discusión surge entre el uso de la angosta de un metro, la ancha de 1,435 metros y otras intermedias que conllevo al país que en 1900 existieran cuatro medidas diferentes en los 800 kms de carrileras construidas. Hoy el tema sobre el transporte masivo propuesto es si debe ser subterráneo o elevado.
Frases como "dados el estado incipiente de nuestro comercio, y nuestra escasez de recursos, lo que conviene, no es construir ferrocarriles de mucha velocidad y gran fuera de tracción, sino ferrocarriles baratos que se adapten a la sinuosa configuración de nuestro suelo" y “no es materia de discusión, cual es la distancia precisa entre los rieles de lui ferrocarril, que haya dado origen a la designación de vía ancha o angosta”, me llevan a pensar que estamos viviendo una situación similar entre tanto “ingeniero” experto en el tema. Y más importante aún una expresión que parece que fuera de hoy “pues no existe en el país, ningún grupo social dedicado a la técnica, capaz de sostener opiniones autorizadas sobre un tema útil y novedoso, distinto de las perpetuas y perniciosas querellas políticas”.
El debate por el ancho de la trocha férrea, constituye la mayor polémica técnica de la segunda mitad del siglo XIX, al final nos quedamos con el grueso de vía inferior al considerado “normal” del transporte ferroviario. La decisión de si el metro elevado o subterráneo puede ser la polémica técnica más importante de los inicios del siglo XXI y quien sabe con qué nos quedemos.
Los ferrocarriles nacionales se liquidaron en el año 1990 y solo quedo un tren turístico en la sabana, esperemos que en el siglo XXIII la inversión haya sido a largo plazo y no estemos manifestando “el que no ha leído la historia tiende a repetirla”.
Tal vez deberíamos votar por el político que plantee ponerle techo a Bogotá o que pretenda pavimentar el rio Bogotá para mejorar el transporte masivo.