Mucha tela que cortar después de las copiosas votaciones por la Constituyente comunal bolivariana la cual queda integrada por 545 delegados escogidos territorial y sectorialmente, en un inédito proceso de recuperación de la soberanía popular desconocida por los sistemas electorales de las democracias neoliberales que todo lo mercantilizaron y corrompen.
Dice Boron que pocas veces se celebraron elecciones en un contexto tan afectado por la violencia como las de este domingo pasado en Venezuela. Hay pocas experiencias similares en el Líbano, Siria e Iraq. Tal vez en los Balcanes durante la desintegración de la ex Yugoslavia. Dudo, prosigue, que en algún país europeo o mismo en Estados Unidos se hubiera celebrado elección alguna en un contexto similar al venezolano. Por eso que algo más de ocho millones de personas hayan desafiado a la derecha terrorista con sus sicarios, pirómanos, saqueadores y francotiradores y concurrido a emitir su voto demuestra el arraigo del chavismo en las clases populares y, además, un valor a toda prueba para luchar por la paz y repudiar la violencia.
Y, afirma Boron, cuando el CNE dice que votaron 8.089.320 personas es así no más, doblemente certificado por la cédula electoral y el control de las huellas dactilares de cada uno de los votantes. Ese material está allí, sujeto a verificación por parte de la oposición o de observadores independientes, contrariamente a lo ocurrido con la pantomima electoral de la MUD el 16 de Julio que en una hilarante innovación en el arte y la ciencia de la política procedió a admitir votantes con o sin documentos, sufragar cuantas veces lo quisiera para luego quemar todos los registros una vez terminado el relampagueante recuento de los 7 millones y medio de votos que mienten haber recibido, concluye Boron (ver http://bit.ly/2vjwiNO).
Pese a estos antecedentes el resultado de la elección a la Asamblea Nacional Constituyente fue tildado como fraudulento tanto por la derecha internacional, gubernamental o no, como por algunas sectas delirantes de la izquierda eternamente funcionales al imperialismo (ver http://bit.ly/2vjwiNO).
Menospreciaron el chavismo, afirma Teruggi, y ahora éste ha resurgido con muchos bríos para profundizar los procesos de transformación socialista de Venezuela y del resto de América Latina, que seguirá su ejemplo en esta histórica batalla contra oligarquías criminales y descompuestas, como la colombiana, enfocada en destruir la patria de Bolívar y Chávez (ver http://bit.ly/2uguxNf).
Querían pelear y el chavismo peleó
El resultado fue inmenso a favor de la Asamblea Nacional Constituyente. No se lo esperaban los analistas de derecha que pensaban al movimiento de Hugo Chávez contra las cuerdas, casi rendido. Tampoco muchos dentro de las propias filas: años de resistencia, en particular económica, parecían haber desgastado con dureza la fuerza propia (ver http://bit.ly/2uguxNf).
El chavismo mostró el domingo que está de pie, y puesto a pelear contra el enemigo histórico lo hace de manera inmensa (ver http://bit.ly/2uguxNf).
Ante la avalancha de mentiras difundidas por las redes mediáticas dominantes, dispositivos de dominación y guerra de castas plutocráticas, utilizados para embellecer unas dictaduras disfrazadas, es perentorio adentrarse en un análisis objetivo y científico de los resultados de las votaciones del pasado domingo en Venezuela para entender porque triunfo el presidente Nicolás Maduro y la ANC.
La prensa canalla, cuya misión excluyente es mentir y manipular con absoluta inescrupulosidad la conciencia pública, nada dice de las condiciones bajo las cuales las venezolanas y los venezolanos salieron de sus casas a votar, afirma Boron (ver http://bit.ly/2vjwiNO).
Los más sesudos análisis sobre los 8 millones y largo de votos sacados por el chavismo en la jornada de ayer para la Constituyente se estrellan contra toda las lógicas de los que nunca "inteligentemente" entienden ni terminarán de comprender qué es el chavismo, según Borges (ver http://bit.ly/2w2Po8H).
La jornada electoral fue difícil en varios lugares. La derecha había anunciado que sabotearía los comicios y así intentó hacerlo. Los puntos de ataques se concentraron en algunas zonas en particular: Táchira, Mérida, Lara, Zulia, Caracas. En esos lugares desplegaron un abanico de acciones de violencia: ataque con granadas y armas de fuego a centros electorales, persecución a chavistas hasta en la casa, trancas con grupos armados, volantes intimidatorios, amenazas, barricadas, bombas sobre la policía, incendio de la vivienda de un prefecto, el asesinato de otro candidato. El saldo es grave: varios muertos que la derecha nunca reconocerá como resultado de su accionar (ver http://bit.ly/2vjwiNO).
El objetivo, afirma Boron, era sembrar un clima de terror, impedir que la gente votara. Las imágenes que llegaron fueron una respuesta contundente: la gente cruzó ríos, evitó trancas, amenazas, y fue a votar. Una de las imágenes más significativas, por su dimensión, tuvo lugar en Caracas, en el centro electoral del Poliedro, abierto para permitir que votarán quienes habían recibido amenazas en sus edificios y urbanizaciones. Fueron miles y miles que, durante el día, y hasta entrada la noche, votaron allí. Gente de zonas de clase media, alta —donde, en el caso de Caracas, se concentraron las intimidaciones— de extracción popular, acomodada, en una muestra de la amplitud social del chavismo (ver http://bit.ly/2vjwiNO).
Un aspecto central a considerar en esta reflexión sobre la Constituyente comunal, es el siguiente. Después de más de 100 días crímenes políticos contra chavistas, cerco económico y social contra la sociedad y anarquía planificada no pudieron frenar la elección de la ANC, como tampoco un amplio nivel de entusiasta participación.
Los monopolios mediáticos, como Caracol, Rcn, Blu radio, El Tiempo, El Espectador, Semana y otros de la misma calaña, aceleradamente pusieron en entredicho la alta participación en los comicios, la cual llegó en un primer momento al 41,53% del padrón electoral total.
Votación que es la segunda más grande de la historia de Venezuela y del chavismo, solo menor por 101 mil 812 votos a la lograda por el presidente Hugo Chávez en las presidenciales de 2012. Superó por 583 mil 982 votos la elección presidencial de 2013 donde obtuvo la victoria el presidente Nicolás Maduro y en 2 millones 466 mil 476 votos a las obtenidas por el Gran Polo Patriótico en las parlamentarias de 2015, en un contexto de sabotaje económico y financiero descomunal contra la población que dio la victoria a la oposición escuálida y guarimbera venezolana (ver http://bit.ly/2whRBfU).
La autoridad electoral (CNE) que dio los resultados es el mismo que en 2013 acepto las alcaldías y concejos municipales obtenidos por la oposición y en 2015 las 109 curules parlamentarias logradas, por esa razón la versión del "fraude" no es convincente ya que pondría en tela de juicio la legalidad de los cargos públicos que hoy ocupan (ver http://bit.ly/2whRBfU).
En cambio, la ruta de deslegitimación mediática a la elección constituyente se enfila a comparar el porcentaje de votantes con respecto al padrón electoral total. Sin embargo, en el referendo constituyente del año 1998, el 37,5% de los electores decidieron la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que creó una nueva Constitución. En ese momento esa respetable votación (así como la del domingo 30 de julio) no se tradujo en ausencia de legitimidad o legalidad a la hora de reformar el Estado venezolano (ver http://bit.ly/2whRBfU).
Desde la perspectiva política la votación se traduce en una recomposición política y electoral del chavismo, recuperando los apoyos de años anteriores, además de significar un aumento en la popularidad del presidente Nicolás Maduro de cara a nuevos desafíos en el corto y mediano plazo, nos dice Teruggi.
Desde el ángulo de la alta participación política registrada es importante señalar que la misma no se debe al voto duro chavista (que se movilizó en toda Venezuela), sino también a personas de clase media no partidistas que dieron voto castigo a la MUD, como a amplios sectores de la población articulados en torno al Carnet de la Patria y los CLAP. Sistemas no tradicionales de organización chavista que hoy toman protagonismo en contraposición a los métodos tradicionales de maquinaria electoral de la partidocracia oligárquica, nos aclara Teruggi.
La asistencia de poco más de 8 millones de electores (41% del padrón electoral) al proceso constituyente tiene un significado contundente, mucho más allá de la estadística. Es en esencia un resultado cualitativo, que visibiliza consigo un conjunto de variables (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Necesario es desglosar algunas primeras apreciaciones que podrían inferir en un conjunto de explicaciones a la masiva asistencia que tuvo este importante evento electoral, sui generis y signado además por circunstancias bastantes particulares. Entre focos violentos y la no participación de los principales partidos opositores. Todas estas variables (y otras) en sumatoria, podrían explicar la alta afluencia al sufragio (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Veamos:
- La campaña: la convocatoria a participar en la elección constituyente tenía todos los ingredientes de una campaña exitosa. Un tema musical pegajoso, una visual y símbolos amigables, una presentación de proceso electoral abierto mucho más allá de los partidos políticos tradicionales, pero sobre todo una consistencia en su alcance. La campaña estuvo cargada de un discurso subyacente poderoso, basado en el empoderamiento de la gente del hecho político. Fue una campaña amplificada, agresiva en términos estrictos de una campaña electoral, pese a su corto tiempo de duración. El efecto esperado era el de crear un entusiasmo que fue evidente antes y durante los comicios (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
- Las candidaturas: esta elección particular tuvo consigo la presentación de un inmenso número de candidaturas, caracterizadas además por su diversidad, representantes de territorios y sectores sociales. Algo inédito en la política venezolana reciente, signada por la polarización y los nombres bajo siglas de partidos políticos. El despliegue en el terreno de este importante número de candidaturas, de gran calidad la mayoría de ellas, movilizó el voto. La consigna "Vota por quien quieras, pero vota", fue efectiva. Candidaturas de gente real, sin aspiraciones a ganar, pero que llevaron propuestas a comunidades e hicieron sus propias campañas, fueron factor importante que de manera atomizada sirvió para el despliegue del entusiasmo (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
- Remoralización: el chavismo desde la convocatoria a Constituyente comenzó a dar señales claras de repolitización y remoralización. Abrió paso a un proceso de reorganización de sus filas, al unísono de la escalada violenta que desde hace más de tres meses ha emprendido el antichavismo. La convocatoria a la medición electoral revitalizó las filas del chavismo presentando la elección constituyente como una afrenta a las agendas de violencia y golpe de la contrarrevolución. Un factor clave.
El acecho del adversario repolitiza. Este proceso viene precedido de la importante derrota electoral que sufrió el chavismo a finales de 2015 y luego de un severo período de coyuntura económica que se supone había sedimentado totalmente el apoyo al chavismo. Paradójicamente la adversidad política, que ha puesto en riesgo al chavismo en el gobierno, ha sido detonante para una reagrupación en las filas en favor de la defensa del chavismo en el gobierno, más allá de las inconformidades hacia la gestión de la dirigencia, que siguen vigentes.
- La oportunidad política: el chavismo se entiende a sí mismo como una fuerza política y social. Es una fuerza identitaria. Luego de que la oposición declarara al chavismo una minoría de apenas 10% electoral del país y luego de que se le declarase una fuerza inhabilitada para regir, la base del chavismo se aprestó para demostrar lo contrario y entendió que la elección constituyente era una oportunidad política para demostrarlo. Es un componente de la psiquis política del venezolano. La provocación permanente de la derecha, los asedios desde el extranjero incluyendo la participación directa de Donald Trump en amenazas de sanciones económicas, dispararon emociones colectivas.
- La apuesta por la paz: la Constituyente fue presentada como una alternativa política para poner en discusión el modelo de país, reacomodar el entramado institucional y como una apuesta al diálogo y a la paz. La subjetividad venezolana es mayoritariamente pacífica pese a la proliferación de escaramuzas políticas (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Es una cuestión identitaria, inherente a la cultura nacional, el rechazo al ejercicio de la violencia política y es un componente transversal de nuestro imaginario político y social que, vale decir, no es exclusivo de chavistas, sino también de opositores y no afiliados a partidos. Los meses de violencia dura patrocinada y ejecutada por el antichavismo, aupada además desde instancias en el extranjero, crearon las condiciones para que sectores amplios de la vida nacional suscribieran la consigna "Votos sí, balas no".
- El voto pese a todo y la mentalidad venezolana: Otro elemento de la psiquis (a veces casi indescifrable) del venezolano es el de responder a las afrentas. Este es, como dicen muchos, "un pueblo atravesao" cuya interpretación tiene a muchos "sesudos" analistas dándose golpes contra la pared. La campaña de intimidación, terror, amenazas, violencia, cierre de vías y la proliferación de prácticas paramilitares por el control del territorio, suponían el éxito de la campaña antichavista de miedo para inhibir la asistencia a las urnas. Sucedió el efecto contrario.
Fue un hecho sabido que en puntos específicos del país, donde la violencia capturó territorios, se produjeron actos de terror y asedio contra cualquiera que tuviera la intención de votar. Eso detonó reacciones entre grupos de electores en zonas no controladas por los violentos. Pero más insólito fueron los casos, historias por doquier, de gente superando obstáculos y confrontando, para no dejarse bloquear o trancar su derecho al sufragio. La respuesta y la retaliación de la gente a las afrentas violentas del antichavismo es un factor clave, particular de la mentalidad venezolana de desconocer la imposición antidemocrática.
La agenda violenta de la oposición los días previos y durante el 30 de julio detonó la asistencia de chavistas y no chavistas a la elección. Recordemos que para las mayorías nacionales es sabido que el 16 de julio la oposición organizó un fraudulento y no vinculante plebiscito, que ejecutaron sin mayores impedimentos. Para el país entero era una paradoja que la oposición intentara bloquear con violencia la Constituyente, inhibiendo el derecho de la gente a votar. Esto disparó emociones y no hay que escatimar esto, la subjetividad política venezolana se rige de alguna manera, también, por el factor socioemocional (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Se ha votado en busca de soluciones y en contra de la confrontación, el voto de opositores
Hay que sopesar con mucho cuidado el resultado estadístico de más de 8 millones de participantes en esta elección. Es difícil asumir que hay de hecho 8 millones de chavistas en Venezuela cuando efectivamente se reportó, desde diversas fuentes, el fenómeno del voto de opositores, pese a que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) decidió no participar, privando a sus electores de sus derechos políticos. Los factores que podrían explicar ese fenómeno (inmedible estadísticamente) vienen desde diversas direcciones (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
- Rechazo a la MUD y posibilidad de voto castigo: es cierto que existe un gran lote electoral nacional descontento con el Gobierno. Son los integrantes y seguidores de la oposición. Pero también es cierto que dentro de ese gran grupo, es mayoritario el rechazo a la violencia de la MUD. Por otro lado, las señales de rechazo a la MUD también son evidentes por el manejo de sus adeptos con falsas expectativas triunfales, agendas improvisadas, fragmentación de sus liderazgos, ausencia de proyecto de país y la ausencia total de liderazgos constructivos (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Reaparece la cuestión de la mentalidad política venezolana. La posibilidad de voto castigo a la MUD es enorme. El chavismo sufrió una abstención castigo en diciembre de 2015 y es probable que la MUD haya sufrido una elección de muchos de sus seguidores el 30 de julio, consecuencia de su desgaste político. La MUD ha administrado con gran torpeza el saldo político de las elecciones parlamentarias, al punto de probablemente haber sedimentado parcialmente su capital en la vorágine de la confrontación, las promesas incumplidas y los rostros agotados.
- El Carnet de la Patria: el chavismo instrumentó el uso del carnet de la patria para medir la participación en la Constituyente. Se empleó el método de chequeo posterior al voto, del código del carnet, como fórmula para llevar un conteo de participación en boca de urna, en caliente, en tiempo real y por vías electrónicas confiables, sin tener que esperar por la transmisión de datos del CNE y sin lidiar con decepcionantes experiencias previas de malas mediciones en boca de urnas. Al hacerse el anuncio, entre opositores corrieron rumores de que el uso del carnet en la elección se traduciría en alguna prebenda o beneficio inmediato.
15 millones de venezolanos, incluyendo opositores, poseen el carnet de la patria. Como sabemos, los opositores suelen ser incluídos en la política social chavista y cuentan en ocasiones con prioridad y son los primeros en la adjudicación de beneficios de la política social. Hasta se regodean de eso en muchos casos. Movidos por esas expectativas, es cierto que muchos fueron a votar, no obstante y aunque nunca se haya anunciado por el oficialismo, algún tipo de recompensa o prebenda por eso (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
- La campaña del miedo: Así como rodaron muchos rumores entre opositores en torno al carnet de la patria, también hubo un elemento propagandístico propio de la dirigencia opositora y los portavoces anónimos de las redes sociales que afirmaban lo peor para la gente de a pie, como la eliminación de subsidios particulares para ciertas poblaciones si no llegaban a votar en las elecciones constituyentes. Paradójicamente, hubo mucha gente opositora que salió a votar este domingo 30 de julio producto de la campaña escuálida del miedo sobre sus propios votantes regulares y los desinteresados de la política venezolana (ver http://bit.ly/2tVQ6Dm).
Son varios los testimonios de miembros de mesa en todo el país que presenciaron las votaciones de múltiples opositores "porque me pueden quitar la pensión", "¿y si me quitan el apartamento de la GMVV?", y cosas por el estilo que, al parecer, convocan a la participación política debido a las falacias conocidas que la oposición regularmente argumenta, supuestamente a su favor. Pues sucedió lo contrario, en algunos casos. Un búmeran electoral y, por ende, político.
- La expectativa de soluciones: la base opositora venezolana está compuesta en muy gran medida por venezolanos preocupados por la situación-país. Son gente que desde su visión, en consecuencia, es manipulada en sus inquietudes para terminar como capital político de la oposición, pero en realidad hablamos de población venezolana inquieta, inconforme. Ante la debacle de insatisfacciones que la MUD constantemente propina a sus seguidores, es probable que existan grupos electorales que aunque sean habitualmente opositores, sean también ambivalentes y pragmáticos, gente desesperada que aspira soluciones a los grandes problemas nacionales y que esperan encontrarlas, sean esas alternativas generadas por la oposición o por el Gobierno.
La ausencia de soluciones luego del triunfo político de la MUD en 2015 ha descolocado a muchos de sus seguidores que tampoco suscriben las agendas de violencia y golpe de Estado. Son grupos oscilantes electorales, claramente inquietos y expectantes. Un grupo electoral difuso, pero al cual el chavismo debe mirar, pues han votado en busca de soluciones y en contra de la confrontación.
Los anteriores son elementos que deben permitir un análisis más objetivo sobre la Constituyente comunal bolivariana, mas allá de la retórica panfletaria de la ultraderecha fascista.