El viche, que en las lenguas Bantúes del Centro de África, en donde están las raíces de buena parte de los negros del Pacífico colombiano, significa verde o crudo, y ha sido consumida por siglos. Se produce en las áreas rurales entre territorios colectivos, ríos, montes y veredas y ha resistido a veces hasta clandestinamente porque como aguardiente natural lo persiguen los comercializadores de licores. Su elaboración es sofisticada y recoge sabiduría tradicional que ha pasado de generación en generación, como lo ha expresado decenas de veces Veneranda Ruiz, conocida como Doña Vene, quien lleva toda su vida defendiendo esta bebida.
Con la decisión del Consejo Nacional de patrimonio, que la incluyó en la lista para convertirse patrimonio y fue recibida como una reivindicación de los pueblos afros igual a la victoria que se tuvo cuando se aprobó la ley 70 de 1991 que reconoció los territorios colectivos, el viche entrará a formar parte de la lista de 9 bienes inmateriales como son Palenque de San Basilio, el Carnaval de Barranquilla, las Procesiones de Popayán, el Carnaval de negros y blancos de Pasto, los Palabreros Wayuu, los chamanes jaguares de Yuruparí, la Fiesta de San Pacho de Quibdó, la marimba del Pacífico y el vallenato.
